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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

India y la crisis del petróleo de algo tendrá que servir el haber inventado el yoga

14 julio 2008

La región Asiática del Pacífico es la zona de mayor demanda energética del mundo. El año 2015 estará requiriendo 150 cuadrillones de BTUs. Es decir, un tercio de la energía producida por el planeta será consumida por diez países de Asia. La lista de estos voraces devoradores de energía la encabezan China, India y Japón. Apetito energético necesario para nutrir la empinada curva de su crecimiento. Un viejo dicho inglés dice “No money, no music”. En este caso, los países asiáticos sí tienen dinero, y mucho.

La región Asiática del Pacífico es la zona de mayor demanda energética del mundo. El año 2015 estará requiriendo 150 cuadrillones de BTUs. Es decir, un tercio de la energía producida por el planeta será consumida por diez países de Asia. La lista de estos voraces devoradores de energía la encabezan China, India y Japón. Apetito energético necesario para nutrir la empinada curva de su crecimiento. Un viejo dicho inglés dice “No money, no music” En este caso, los países asiáticos sí tienen dinero, y mucho. Pero, la música de la actividad económica la pone el petróleo. Y el problema para el mundo, es que muchos asiáticos pueden y están dispuestos a pagar los precios; y eso lo saben los especuladores.  Aunque todo tiene su límite, y en el Asia el punto de tolerancia máximo es cuando desde el vértigo que causan las alturas de los precios del petróleo, se vislumbran las suaves planicies del carbón. Carbón, solución cercana, barata y sencilla para producir energía eléctrica.  Y es que las poderosas economías asiáticas disponen de poco petróleo. Sólo el 4% del petróleo disponible está en la Región; en cambio el 40% del carbón está aquí, en la gran Cuenca del Pacífico o en alguna cercana vecindad.

 

El futuro con carbón no es oscuro. Mientras hay quienes ganaron con los locos precios del petróleo y gastaron sin medir consecuencias, otros capitalizaron responsablemente. La mayoría de las grandes empresas petroleras asiáticas sabían que se jugaban el futuro. Entonces, invirtieron en expandir las exploraciones y perforaciones offshore, y a la vez realizaron alianzas con compañías carboníferas.  El resultado es que está cada vez más cercana una segunda era del carbón. Es el caso de India, donde importantes porciones de los tributos generados por las ganancias del petróleo se han encauzado a desarrollar centrales termoeléctricas con mínimas emisiones de CO2.

 

India –al igual que China-, ha sido señalada como desmesurada consumidora de petróleo. Y claro que lo debe ser, para mantener su acelerado crecimiento. Hace dos años, ocupaba la posición número siete a nivel mundial, en el ranking de los mayores consumidores de petróleo. Hoy está en la posición quinta; siendo el orden: Estados Unidos, China, Japón, Corea, y luego India. Pero, en dos años más el orden será, primero EE.UU; segundo, China, tercero, India. Es que el crecimiento requiere energía; la sociedad civil aspira a mejores niveles de vida, y todo eso se traduce en demanda de petróleo. En los últimos diez años, India ha crecido a tal ritmo, que entre otras cosas el Estado engordó gracias a impuestos tales como los odiados tributos a los combustibles. Pero, en India no es una adiposidad vergonzante sino por el contrario, una positiva fuerza para mejorar el mañana. A manera de tránsito hacia otros tiempos, se instauró un subsidio para evitar impactos sorpresivos de los precios de los combustibles. Pero a la vez se ha favorecido a través de varios mecanismos la investigación y el desarrollo de tecnologías de reemplazo del petróleo. Si se trata de la producción masiva de energía, la solución en India es el carbón. La investigación al respecto está orientada hacia sistemas de calderas de ciclos múltiples que se supone, llegarán a emitir contaminación cero. En lo concerniente a la energía para los vehículos livianos, se trabaja en la búsqueda del biocombustible ideal que no altere el otro delicado problema, que son los precios de los alimentos. Y para el transporte público, la solución son los trenes eléctricos y los buses a gas.

 

El esfuerzo y las aptitudes de India no han pasado desapercibidas. James Connaughton, jefe del Consejo para la Calidad Ambiental del Gobierno de Estados Unidos, anunció un plan billonario para desarrollar centrales eléctricas a carbón no contaminantes. Y, toda esa investigación y desarrollo tecnológico se hará en estrecha cooperación con India. La razón es la habilidad científica e ingenieril india, además de su urgencia energética, la gran disponibilidad de carbón que tiene el país y finalmente la motivación por ganar respeto y posición a nivel mundial. Hoy, no basta con ser rico y poderoso; además se debe ser consecuente y demostrar la cultura no alterando la vida de los demás. Y considerando que el tema ambiental es asunto crucial cuando se trata de establecer lazos, cerrar tratos o buscar alianzas, India quiere mostrar como país su capacidad de protección del ambiente. No sólo el reconocimiento viene desde Norteamérica. Alemania, Japón, Canadá, buscan asociarse con agrupaciones científicas y tecnológicas de India. Países con karma petrolero como Omán; y grandes empresas de tecnología avanzada buscan alianzas con India, entre otras cosas porque se conjugan en esa nación varias condiciones claves; una de esas es su apego al logro máximo, con el uso mínimo de energía. Una de las leyes del Yoga.

 

Mientras más sube el precio del petróleo, más se acorta su gozoso reinado. El carbón asoma en el futuro como gran reemplazo; y no falta mucho. Hay poco petróleo, y se quema rápido. Hoy, la humanidad consume el oro negro a una velocidad de 85 millones de barriles diarios. De continuar tal glotonería energética, en diez años más se estarán quemando 120 millones de barriles cada día. Pero, según muchos geólogos, cualquier cifra sobre cien millones de barriles, es imposible. No hay suficientes reservas para abrir las válvulas y permitir que escurra ese volumen de petróleo. En cambio, sí hay carbón y muchísimo. Hay reservas para doscientos años; aún reemplazando totalmente al petróleo en sus usos industriales y de generación eléctrica.

 

Un yogi, sentado quieto, su mente serena aunque poderosamente alerta, es la alegoría de lo que podría ser el futuro.  Uso apropiado de la energía, con máxima eficiencia, con mínimo efecto contaminante. India, abuela de las naciones, creadora de la filosofía del máximo logro con el mínimo esfuerzo sabrá hacer yoga con el carbón. Usted, esté listo con su pala, para cargar esos conocimientos.


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