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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

India - Paquistán y el problema del terrorismo

16 diciembre 2008

El terrorismo que sufre India se relaciona con dos problemas antiguos, aunque no tanto como la India misma. Uno es el separatismo latente en algunos Estados que alguna vez fueron reinos autónomos e independientes. El otro lo causa la eterna fricción entre facciones musulmanas e hindúes.

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El terrorismo que sufre India se relaciona con dos problemas antiguos, aunque no tanto como la India misma. Uno es el separatismo latente en algunos Estados que alguna vez fueron reinos autónomos e independientes. El otro lo causa la eterna fricción entre facciones musulmanas e hindúes.
 
La unidad india, un sueño pesado
 
Durante el período imperial británico, India gozó de integridad territorial y cierta estabilidad política, no obstante los desarrollos del movimiento independista general que agitó al país, y que lideraron los freedom fighters. Por entonces, nunca tantos territorios tan disímiles habían estado bajo una sola soberanía y jurisdicción, como sucedió bajo the British Raj (“el Gobierno británico”). Antes, sólo durante tiempos breves India gozó de momentos de gran unificación, y tampoco lo fue el territorio completo, como sí lo estuvo durante el siglo XIX-XX. Bajo el reinado de la dinastía Maurya (321-185 a.C.), en especial bajo el emperador Ashoka (271-231 a.C.) se extendieron los dominios bajo una sola égida desde el borde de Irán hasta Bangladesh; aunque hacia el sur, nunca alcanzó a comprender el Tamil Nadú ni tampoco Shri Lanka. El imperio de Ashoka basó su poderío unificador en las conquistas militares y en la universalización del budismo, que permitió asociar administración política y la doctrina moral propuesta por el budismo. Hubo otros intentos de construcción de una sola entidad política para toda India bajo otros reinados, como el de la dinastía Gupta, y otras que lograron acrecentar su poderío y sumar más dominios usando el prestigio religioso además de la fuerza militar. Pero, ninguno logró unificar la totalidad del subcontinente indio. Desfilan nombres de dinastías como los Chalukyas, Hoysalas, Cholas, Pandyas, Kalachuris; más tarde el sultanato de Delhi (1030-1500) que se extendió por todo el norte, pero que nunca pudo doblegar a los reinos hindúes del Sur. Justamente es en esa época que empieza la visceral distancia entre musulmanes e hindúes, creándose una especie de frontera religiosa que se extendió por siglos a lo largo del río Narmada y que dividió a una India musulmana al Norte, y otra hindú, al Sur. El Islam, por principio, tendía a ser un solo bloque no así el frente hindú, que por su propia naturaleza multi-doctrinal, se le hacía difícil mantener un espíritu corporativo. Con todo, hubo una primera unificación que levantó el reino Vijayanagara, que se opuso tenazmente al Sultanato de Delhi; lo mismo hizo después el reino Maratha (actual Maharashtra, el Estado cuya capital hoy es Mumbai) que logró crear una coalición hindú contra el poder Mongol. Pero, ninguno de los nombrados unió a toda la India, como sí lo hizo el imperio británico. Por lo mismo, siempre resulta tentador quedarse con la opinión oficial de la autoridad británica, que entonces presagiaba que “el país volaría por los aires” apenas caducara el mando y la administración unificados impuestos por el Raj. Mas, lo que no decían, es que esas disensiones las habían en mucho causado ellos mismos.
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Como se aprecia en el mapa de la página anterior, el tamaño de la India Británica era colosal. Incluía los actuales países de Paquistán, Nepal, India por cierto, Bangladesh, y Birmania, todo bajo un solo gobierno. Por eso, la pregunta que surgía entre los británicos, los líderes, y los grupos involucrados era: ¿A quién y cómo se debiera transferir el poder imperial? No sólo eso; sino además, en qué proporción. Cómo cautelar el que quedasen proporcionalmente representados los infinitos segmentos y secciones de una sociedad tan compleja, atravesada horizontalmente por religiones antagónicas, y verticalmente por jerarquías, castas y órdenes, tan arcaicos y arraigados que lo mejor que se podía hacer era no alterarlos. Tamaño problema se estudió y trató de resolver durante el proceso llamado The Transfer of Power. Pero, lo que no se solucionó sino que desgarró y desangró el corazón de India, fue la “partición”, es decir el nacimiento de dos países, artificialmente creados, y que eclosionaron de manera tan traumática; además dejando temas pendientes y tan delicados, como el problema de Cachemira.
 
El imperio británico y su unidad artificiosa
 
La primera organización británica sobre India fue la Compañía de las Indias Orientales, un progresivo sistema de concesiones y gozos que fue gradualmente involucrando el manejo territorial, el dominio y hasta la participación en guerras y conflictos. Hacia 1774, el Parlamento inglés creyó necesario regular mejor las relaciones británicas con India, y se instituyó el cargo de Gobernador General, cosa que permitió a la Compañía gozar del dominio comercial, mientras que la Corona se reservó el control civil y militar. Este doble gobierno duró hasta el Motín de los Cipayos -o de las tropas coloniales (1857) que obligó a la Corona al control absoluto y a adquirir la soberanía completa sobre la Unión de Territorios, fusionando al cargo de Gobernador General, el título soberano de Virrey.
 
El carácter comercial de la Compañía de las Indias, la hizo mantener una actitud de neutralidad religiosa. En 1858 el Virreynato en cierta manera mantuvo la misma línea; pero, la adquisición de territorios que aún no estaban bajo jurisdicción británica (el 40%) obligó a negociar con príncipes hindúes que cedieron su soberanía a cambio de garantías económicas, culturales y religiosas. De ese modo se crearon porcentajes, zonas y diferencias, que favorecieron más a hindúes que a otras minorías. Las autoridades británicas decían usar criterios técnicos basados en los censos y registros de población, que arrojaban datos fidedignos de filiación religiosa, diferencias que a su juicio no debían ser intervenidas sino dejadas a su natural desarrollo .
 
Hay que aclarar también, que desde los comienzos, la relación de los británicos fue mejor, más fluida y de cooperación con las comunidades hindúes. Cuando la Compañía empezó a reclutar personal, por lo general contrató a súbditos de reinos hindúes. Y cuando el desarrollo de los negocios hizo necesaria la creación de una máquina educacional que preparara cuadros de empleados angloparlantes, factibles de ser entrenados en técnicas modernas de contabilidad y otros oficios, los favorecidos con tales desarrollos fueron de nuevo las comunidades de hindúes. Hacia 1860, trabajaban con los ingleses por lo menos dos millones de súbditos indios. El 95% de ellos eran hindúes. Los hijos de esos funcionarios se siguieron perfeccionando en la educación tipo británica y se fueron constituyendo en la clase media. Sector social educado, moderno, orientado hacia las instituciones tipo europeas, con la sola salvedad que mantenían sus tradiciones religiosas intactas. En toda esa compleja transformación, la población musulmana quedó muy rezagada. Sólo al comenzar el siglo XX, los pocos musulmanes que habían participado en el proceso de cambio en curso, lograron crear algunas escuelas y la Academia de Aligarth, que con los años llegó a ser la Universidad de Aligarth. Pero, la distancia ya era enorme. La sociedad de la India en un sólo siglo había cambiado de manera notable. En la alta cúpula estaba la nobleza, que en lo político no contaba y sólo vivía para sus celebraciones y para jugar polo. Luego venía la nueva clase media urbana, si bien era aún pequeña considerando que más abajo estaba el 80% de la población del país, hay que aquilatar su gravitación, pues esa clase media era la que estaba protagonizando todos los cambios. De ella salían los ideólogos y todos los que estaban llevando adelante la gestación de la que sería la moderna República, que continuaría transformaciones empezadas por los ingleses.
 
No obstante el problema es más complicado; porque el dominio británico había trastornado los modos de producción, las relaciones económicas y en especial había afectado la ancha vida aldeana tradicional. Los agricultores más poderosos se desplazaron hacia las actividades comerciales y prosperaron notablemente; mientras la gran mayoría que se quedó en el campo, entró en un deterioro económico sin precedentes. De todas las comunidades rurales, los que retrocedieron más fueron los musulmanes de la región de Bengala y del Punjab, exactamente las zonas que alimentarían los grupos más radicales. El mismo Pandit Nehru, lo explicaba así en una de sus cartas: “La alteración del antiguo sistema rural creó tal nivel de problemas, que es una de las causas principales del distanciamiento y el odio irreconciliable entre hindúes y musulmanes” . 
 
Dividir para reinar
 
Nutrida por la educación y el comercio creció la clase media, principalmente constituida por hindúes y que sería la matriz de la que saldrían los fundadores del movimiento independista. Las autoridades británicas permitieron el desarrollo de estas válvulas de relajo, que aliviaban la presión social. Pero, igual aplicaron medidas de control, como la decisión de Lord Curzon (1908) de dividir administrativamente Bengala según lengua: urdu ó hindi (equivalente a decir musulmanes e hindúes) y que fue el antecedente de Bangladesh. Dividir, era evitar la concentración del poder; esencia del pensamiento político y mercantil británico. Los musulmanes se dieron pronto cuenta de esa debilidad que, pensaron, podía ser su fortaleza y comenzaron a avanzar en sus peticiones. Un círculo intelectual de la Academia de Aligarth solicitó reformas que los protegieran. Resultado fue la Reforma Morley-Minto (1909) que reservó cuotas en todas las instituciones para los musulmanes. Bajo el alero de esas reformas, nació la Liga Musulmana; a la vez el estilo “dividir y reinar” hizo su trabajo, y comenzaba a crecer la desconfianza entre hindúes y musulmanes.
Las acusaciones y recriminaciones entre facciones eran el pan de cada día; desavenencias y denuncias que eran capitalizadas por la administración británica que justificaba así el férreo control, soltando un poco por aquí, apretando otro poco allá. Aunque el efecto final era un indetenible sentimiento nacionalista, pero que también abrigaba las pesadillas separatistas. Los mismos ingleses habían sembrado esa semilla, que llevó a los que luchaban por la libertad, a mirarse con desconfianzas y temores. Por toda la década antes de 1946, la Liga Musulmana, fue las más aplicada en calcular los costos y los beneficios de lograr una país aparte donde no sufriesen discriminaciones; de otro modo –así pensaban con injustificada alarma, serían una minoría en una India con predominio hindú. Esas ideas culminaron en el activismo más decidido que dio al fin origen a la proclamación de la República Islámica de Paquistán, en Agosto de 1947.
 
Paquistán estaba pensado de antemano.
 
Muhammad Iqbal (1875-1938) fue el gran ideólogo. Nacido en el seno de la nueva aristocracia intelectual; educado con esmero, admiró las evoluciones políticas que sucedían en Turquía. Mas, a diferencia de lo propuesto por Kemal Ataturk -que deseaba abolir el Califato y crear una república secular, Iqbal soñaba con una república islámica comprometida con cierto pan-islamismo universalista que asomó en discursos de ideólogos musulmanes de los años posteriores a 1930. El papel de Iqbal en la acción política misma fue menor; pero, su doctrina cautivó a varios. En especial a su amigo de toda la vida, Ali Jinnah, el que en sí llevaría a su consecución el nacimiento de Paquistán. Al otro lado del camino estaba Maulana Abul Kalam Azad (1888-1958), cercano a Nehru. Azad, sensato y moderado, predicaba “la unidad en la diversidad” que, decía fue siempre el gran tema de India. Azad explicaba como la grandeza había estado siempre cerca de los que cultivaron y promovieron la tolerancia “El genio indio a lo largo de los siglos ha consistido en mostrar las mil facetas y modos de aproximación a la Verdad. Pero, tan pronto alguien cree que su senda es la única y anula las otras, la creatividad y la luz se transforman en dolor y oscuridad”
 
 
Pero, tendió a predominar la opción de la división del país según raza, lengua y religión.   Pero, cómo trazar los nuevos mapas; cómo reasignar a las personas. Quién y cómo se compensaría a quienes deberían mudarse de zona; eran preguntas que quienes estaban en febril entusiasmo revolucionario no atinaban aún a formular. Esa postergación de tan delicados temas futuros dejaba la puerta abierta a los movimientos fundamentalistas, y alejaba del centro a los mejores musulmanes.
 
Los hechos que se precipitan hacia el irreconciliable divorcio entre Paquistán e India, se entremezclan con las acciones y la personalidad de varios líderes. Dos de ellos son decisivos: Jawaharlal Nehru y Alí Jinnah. Ambos condujeron sus fuerzas, negociaron con los ingleses, pero fueron intransigentes entre ellos. En especial, Jinnah. Jinnah se descorazonó del Congreso cuando sólo vio obsesiones independistas sin ningún sustento ideológico trascendente. Le preocupaba el laicismo del Congreso, que él creía sólo servía para disfrazar mil variantes del hinduismo, desde los más ortodoxos hasta a los más peligrosos y militantes. Más sus propios problemas personales, sus lecturas, sus contactos con intelectuales, y la influencia de Iqbal lo llevaron a sostener, sin retorno, la “Teoría de las dos naciones”: India y Paquistán, separadas, cada una con su propio camino. Jinnah creía que el Islam desaparecería sino se aislaba y creaba su propio reducto. Nehru en cambio, trataba de mantener a flote la barca más grande a donde trataba de subir a todos. Nehru tenía a su lado hindúes tan radicales como Tilak, que predicaba acerca de la oportunidad histórica de recomponer un gran país hindú unificado. El mismo Mahatama Gandhi, muchas veces era un contrapeso complicado e inmanejable. Si bien, era un pro-India unitarista con ideas bastante parecidas a las de Maulana Azad, por lo mismo era señalado por más de un fanático de tener “favoritismos musulmanes”.
 
Así, el largo proceso que desembocó en el nacimiento de ambos países, dejó un reguero no sólo de muertos que ya es un costo inaceptable, sino además una gran cantidad de temas no resueltos. Algunos de ésos, son las causas del terrorismo actual. Y, cuando tal cosa terrible sucede, más que apuntar con dedo acusador, conviene recordar las causas y los errores cometidos.
Los caminos de India y Paquistán
 
India nace con el propósito de dar mejor vida a su enorme población; hay una convicción básica y un motivación social transversal que se pone por debajo y sostiene las diferencias; las calma, les da consuelo sin por ello inundar el tema religioso. Paquistán nace y asume una posición de defensa inmediata; nace en tensión con una predisposición agresiva. Eso mismo le dificulta los primeros pasos y hace postergar temas decisivos como el interés y enfoque en el desarrollo económico. En eso, India tomará una enorme ventaja que en poco tiempo ya sería una distancia insalvable.
 
India es el resultado de la gestión potente y dedicada de dos hombres: Jawaharlal Nehru y Sardar Patel. El primero, el gran formulador de las grandes políticas; quien supo ubicar pronto al país en el contexto de las naciones, asegurándole al orbe que India, repleta con un quinto de la población mundial, se hacía cargo responsablemente de su vida en paz y búsqueda de la prosperidad. Patel, fue el autor de urdir internamente las bases para esa paz; fue quien transformó los más de 500 principados en los 28 Estados que constituyen la Unión. Equilibró los grupos internos, logró el apoyo del tumulto esperanzado e inquieto, porque siempre los pobres han esperado demasiado tiempo. Consiguió la cooperación de esa masa para lanzar los primeros Planes; así ambos, Patel y Nehru crearon la confianza en un futuro que tardaría, pero que con esfuerzo llegaría. Y fue cierto. Juntos definieron a India como una nación que en su laicismo y búsqueda del saber científico y la eficacia técnica, aseguraban el respeto hacia creencias y tradiciones individuales.
 
Paquistán tuvo problemas de liderazgo y conducción. La Liga Musulmana, agotada en su esfuerzo teórico por justificar en sí al país, fue incapaz de darle el primer impulso. Alí Jinnah, aclamado como  Quaid-i-Azam (gran líder), murió al año después de nacida la patria por la que había trabajado tanto. Apenas nacido Paquistán, no tenía un cuadro directivo preparado, al extremo que tuvieron que participar en la organización del país varios oficiales británicos. El Paquistán nació marcado por el estilo que sería su destino de medio siglo: caos y desorden; oscilando de la inestabilidad a la autarquía. Hacia 1954, la Liga era un cadáver político; todo lo contrario a lo que representaba el Congress en India. Al fin un líder se irguió y granjeó respetos y aprecios. Ayub Khan, que llena la década de los sesenta. La lista de trabajos, de logros, aciertos es enorme. Ayub Khan reimpulsó Paquistán, pero también sacó roncha. Su estilo duro y autoritario, se combinó con una muy criticada laicización; además, su manejo económico sólo favoreció a pocos. La presión social se manifestó fuerte y debió dimitir en 1969, entregando el mando al jefe de las FF.AA. Era el comienzo del intervencionismo y del militarismo; sombra que siempre ha estado sobre Paquistán. Al fin tras tres años de preparativos, hubo elecciones. Asumió el carismático Zulfiqal Ali Bhutto, que logró poner las cosas en su lugar; pero, quien con la mejor intención, y tratando de evitar conspiraciones, ordenó organizar un servicio de inteligencia, que a la larga lograría una siniestra independencia y capacidad de infiltrarlo todo, un verdadero Estado dentro del Estado: el Inter-Services Intelligence, ISI . Aquí es donde apenas comienza la larga hebra que nos lleva a los atentados de Mumbai. 
 
Bhutto no pudo hacer gran cosa, teniendo en contra los varios poderes que se reparten Paquistán. Tuvo una tensa relación con los militares, a la vez que llevó al país a la incertidumbre económica. Pero, nuestro tema de análisis es otro que un breve paseo por los hecho políticos y el tránsito del poder en Islamabad. Es, la difícil relación vecinal y el efecto que eso tiene en permitir la existencia de grupos terroristas que operando desde Paquistán, cada cierto tiempo atacan blancos escogidos en India. Y queriendo penetrar en tan peliagudo problema, es preciso hacer una pasada por la secuencia en la política exterior de Paquistán, que atraviesa por tres fases claras: La primera fue la búsqueda de aceptación en el mundo musulmán, en lo que le fue mal. Los roces con India hicieron optar a la comunidad árabe por la más cordial neutralidad, incluso mostrando abiertamente mayor simpatía por India, considerando el alto número de musulmanes que hay en este país y el claro liderazgo que India empezó a tener dentro del Tercer Mundismo. Luego vino el acercamiento de Islamabad hacia Washington, cosa necesaria considerando la graciosa amistad entre India y la URSS. Estados Unidos vio con el mayor placer la oferta de profundizar lazos con Islamabad en el contexto de sus intereses globales; relación que se intensificó en la medida que pasaba el tiempo y la relación Norteamericana con Irán se agriaba, y que Moscú se involucraba cada vez más en el vecindario. El tercer momento se relaciona a la situación que existe desde que Afganistán ha sido un escenario de hechos internacionales, que tiene en el reparto de los protagonistas a grupos de combatientes entrenados y armados en Paquistán, en una combinación del ISI y, en el horizonte de los ’80, con ayuda norteamericana.
 
Cabe advertir que Afganistán es para Paquistán un vecino espinoso -como India, pero de menor monta. Ha habido roces y guerras con Afganistán; también algunos momentos amistosos. La más delicada etapa se vivió en los ‘80, cuando Kabul arde envuelto en una guerra civil y se crea desde Paquistán una fuerza decidida a rescatar a Afganistán desde las garras soviéticas. Esos patriotas musulmanes eran los mudjahidín, la resistencia islámica, alimentada por la CIA, el ISI, y hasta con respaldo monetario de Arabia Saudita. A los cuarteles mudjahidines en Paquistán llegaron jóvenes llenos del ardor y fe que venían desde muchos países islámicos, India incluida. Uno de ésos que llegó hasta Lahore fue Bin Laden, que se unió a las fuerzas de resistencia, desde las que nacería a la larga El Talibán. Pero, también llegaron grupos desde Cachemira, que vieron en este río revuelto la oportunidad de lograr entrenamiento y equipo, para la insurrección armada en su zona de origen.
 
Los años 90 trasladan el interés internacional a la región del Golfo Pérsico. Mientras, la disolución de la URSS y el fin de la polaridad hizo olvidar esa zona caliente. Sólo fue interesante para los protagonistas, que se quedaron sin objetivo único, pero con muchas ganas de involucrarse en yihads específicas. Una de esas guerras acotadas es la que desarrolla la facción que lideró Bin-Laden contra Estados Unidos. Otra, la que se reinsertar en la zona de roce indo-paquistaní, en la región de Cachemira.
Del conflicto de Cachemira a Mumbai
 
Cachemira es el lugar donde se precipita y concentra una tensión de siglos. Con una población de unos catorce millones de personas, la gran mayoría si bien son musulmanes, lo único que quieren es vivir en paz y hoy aceptan sin reparos la soberanía India. La historia del dominio comienza en los años revueltos post-independencia, cuando Cachemira ardía por los cuatro costados, agitada por los enfrentamientos entre hindúes y musulmanes. Entonces el maharaja de Cachemira, que aún poseía la soberanía territorial, pidió la intervención de Nueva Delhi, que accedió a cambio de recibir la jurisdicción plena. Nueva Delhi desde entonces ha argumentado que la minoría hindú (35%) cachimiri necesita protección y salvaguarda; de otra forma, sería perseguida y barrida de la región. Paquistán controla la región noroccidental, que India la llama "Cachemira ocupada por Paquistán". Y, en esa situación complicada, China intervino y ocupó la zona nororiental (Aksai Chin).
 
Beijing siempre ha negado su participación en estos hechos y ha tratado de no verse envuelto en la más mínima situación. Pero, Islamabad ha buscado su apoyo; en especial como solidaridad al tema atómico, que dejaremos para otra ocasión. Pero, considérese que en la zona operan varios grupos separatistas, ninguno de ellos con filiación a partido político, ni con relación oficial con autoridad o estructura alguna, pero hay vínculos entre ellos; y hace de jugo neuronal el aún más terrorífico ISI.
 
Con todo, culpar a la nación paquistaní como un todo por su condescendencia o tal falta de energía en reprimir a los grupos extremistas y terroristas que hallan fácil refugio en su territorio, es excesivo, El país ha sufrido de un largo proceso de oscurantismo político, como momentos de triunfo de la transparencia institucional y de la democracia, pero que muy pronto vuelve a ser empañada por los manejos intervencionismos desde sectores duros del militarismo, o de facciones religiosas con mucha influencia sobre sectores políticos y económicos.
 
Por eso, el control de los grupos terroristas que se mueven impunes por Paquistán es una tarea muy complicada. No se trata de exculpar al Gobierno de Paquistán, sino de explicar sus dificultades. En la página siguiente, una lista de los principales grupos terroristas que han elegido a Paquistán como lugar ideal para planear, preparar, sus operaciones; o para entrenar a sus cuadros militares. Se sabe que once grupos distintos de ese tipo, sólo se interesan en desarrollar acciones violentas en Paquistán, pues sus fines y objetivos son netamente nacionales. Hay treinta y dos grupos que usan a Paquistán como plataforma de lanzamiento de operaciones internacionales, que tiene como objetivos blancos en India, en el Medio Oriente o en Occidente. Más, cuatro grupos extremistas difíciles de clasificar, con acciones desordenadas y sin ninguna ideología clara.  Todos son musulmanes, todos se confunden con facilidad entre la enorme población de Paquistán (bordeará los 170 millones de habitantes al comenzar 2009). Todos, hallan algún eco solidario entre la inmensa masa islámica, sin educación formal sino alguna escasa instrucción muy dogmática, ni tampoco alguna elemental capacidad crítica que no sea su total obediencia al Islam. Los grupos extremistas de una u otra manera play the game of Robin Hood y alguna simpatía despiertan entre la población, no obstante las matanzas que realizan entre la misma población paquistaní. Los cuarenta y siete grupos que se mencionan a continuación están perfectamente identificados, fichados, y hasta con información sobre sus miembros y dirigentes no obstante no es factible de perseguirlos hasta su eliminación. Algunos tienen vínculos políticos con sectores oficiales del país, o bien algunos lazos con diferentes esferas de la sociedad. La mayoría hasta tienen organizaciones que les sirven de pantalla y hasta podrían ser ubicables en cualquier ciudad de Paquistán.
 
Sigue a la lista, una descripción sumaria de tres grupos de muy alta peligrosidad. En un siguiente artículo, se procederá al análisis de los demás.
 
 Organizaciones de despliegue y acción nacional

1.- Lashkar-e-Omar
2.- Sipahe-Sahaba Pakistan
3.- Tehreek-Jaferia Pakistan
4.- Tehreek-e-Nafaz-e-Shariat-e-Mohammadi
5.- Lashkar-e-Jhangvi
6.- Sipah-e-Muhammad Pakistan
7.- Jamaat-ul-Fuqra
8.- Nadeem Commando
9.- Popular Front for Armed Resistance
10.- Muslim United Army
11.- Harkat-ul-Mujahideen Al-alami

Organizaciones de acción internacional

1.- Hizb-ul-Mujahideen
2.- Harkat-ul-Ansar  (también conocido como Harkat-ul Mujahideen)
3.- Lashkar-e-Toiba
4.-Jaish-e-Mohammad Mujahideen E-Tanzeem
5.-Harkat-ul Mujahideen (antes conocido como Harkat-ul-Ansar)
6.- Al Badr
7.-Jamait-ul-Mujahideen
8- Lashkar-e-Jabbar
9.- Harkat-ul-Jehad-al-Islami
10.- Muttahida Jehad Council
11.- Al Barq
12.-Tehrik-ul-Mujahideen
13.-Al Jehad
14.-Jammu & Kashir National Liberation Army
15.- People’s League
16.- Muslim Janbaz Force
17.-Kashmir Jehad Force
18.-Al Jehad Force (combina Muslim Janbaz Force & Kashmir Jehad Force)
19.- Al Umar Mujahideen
20.- Mahaz-e-Azadi
21- Islami Jamaat-e-Tulba
22.- Jammu & Kashmir Students Liberation Front
23.- Ikhwan-ul-Mujahideen
24.- Islamic Students League
25.-Tehrik-e-Hurriat-e-Kashmir
26.-Tehrik-e-Nifaz-e-Fiqar Jafaria
27.- Al Mustafa Liberation Fighters
28.- Tehrik-e-Jehad-e-Islamin
29.- Muslim Mujahideen
30.- Al Mujahid Force
31.- Tehrik-e-Jehad
32.-Islami Inquilabi Mahaz

Grupos Extremistas

1.- Al-Rashid Trust
2.- Al-Akhtar Trust
3.- Rabita Trust
4.-Ummah Tamir-e-Nau

Lashkar-e-Toiba
 
Entre los grupos más activos y peligroso está el Lashkar-e-Toiba, o Jama’at-ud-Da’awa; probablemente el autor de los ataques a los hoteles de Mumbai de fines de Noviembre de este año. Este grupo Lashkar-e-Toiba tiene una cierta conexión doctrinal con la escuela Wahabi del Islam. Formado en los ‘90 en Afganistán, sus cuarteles están en Muridke, pueblo cerca de Lahore, Paquistán. Su líder se llama Hafiz Muhammad Saeed. El grupo ha realizado operaciones en Jammu y Cachemira desde 1993, y desde entonces India lo ha incluido en su Terrorist Exclusion List. También está declarado grupo terrorista peligroso (FTO-Foreign Terrorist Organization) por Estados Unidos y la Gran Bretaña. El grupo está condenado por las Naciones Unidas desde 2005.
 
El Presidente Pervez Musharraf declaró al Lashkar-e-Toiba fuera de la ley, el 2002; pero, sus miembros se pasean sin grandes contratiempos por los pueblos de Paquistán. Su objetivo es desmoronar la potestad de India sobre Cachemira, y su agenda, está dicha en una proclama en que anuncia que su lucha es restaurar el Gobierno islámico en toda India; comenzando por los Estados donde hay mayoría musulmana. Obviamente Cachemira es su primer objetivo. Pero, en esa misma dirección Mumbai es otro, porque es una ciudad con alto número de musulmanes, muchos de ellos muy pobres y desplazados. Evidentemente esa es pésima justificación, pero explica en parte las cosas. Para el Lashkar-e-Toiba, la democracia es una forma más de la maligna producción e influencia del pensamiento occidental. Objetivo básico de la yihad islámica, es borrar de Asia ésa y toda otra influencia occidental. 
 
El líder máximo, Hafiz Saeed, participó públicamente en la Convención de Ulemas de Paquistán, Lahore, 2003, y sostuvo ahí que Paquistán debería asumir su rol de devolver la dignidad al Islam para toda Asia. Y aseguró que no descansará hasta plantar la bandera del Islam en Washington, Tel Aviv y Nueva Delhi.
Liderazgo y estructura
 
El cuartel general del Lashkar-e-Toiba tiene 80 hectáreas y está en Muridke, a 30 Kms de Lahore. Adquirido con donaciones hechas por benefactores de Arabia Saudita, el cuartel tiene la apariencia de un lugar de estudios coránicos; así mismo, extiende sus vínculos sobre otras doscientas instituciones: educacionales, clínicas, hospicios en todo Paquistán. Tiene publicaciones en la web: (http://www.jamatuddawa.org/), y varios journals: Al-Dawa (en urdu) Gazwa, The Voice of Islam, Al-Rabat (en árabe), Mujala-e-Tulba (en urdu). Hafiz Muhammad Saeed, es el Amir (jefe supremo) seguido por los sheiks (comandantes): Yahiya Mujahid, Maulana Abdul Wahid, Abdullah Muntazer. El eje de operaciones en terreno lo tienen en Muzaffarabad, zona Paquistaní de Cachemira. La estructura militar consiste en jefaturas que funcionan de manera completamente autónoma para evitar las filtraciones. La operación en Mumbai fue la acción de uno de esos comandos.
 
La recluta se hace principalmente entre jóvenes de Paquistán, de Afganistán, India, algunos vienen de Sudan, Bahréin, Libia, Asia Central y de Turquía. El entrenamiento lo pone el Inter-Services Intelligence, ISI. Cabe advertir que hay una conspiración mucho más monstruosa en todo esto, ya que el ISI está relacionado con la más tenebrosa red de tráfico de heroína, con volúmenes de billones de dólares. Por lo mismo, y combinando intereses, el Lashkar-e-Toiba opera en todas ciudad grande de India, pues muchas de ésas son sus puertos de embarque: Nueva Delhi, Mumbai, Bangalore, Hyderabad, Varanasi, Kolkata, Gujarat, etc. Siendo por otro lado, el área de interés simbólico Jammu y Cachemira.
 
El Lashkar-e-Toiba, ha sido además uno de los más activos grupos en levantar una red estratégica entre movimientos subversivos y separatistas diversos de toda India, aparte de los que ya operan en Jammu y Cachemira. Así apoyan y animan a los de Andhra Pradesh, Tamil Nadu, Karnataka, Maharashtra y Gujarat. No hay antecedentes de contacto entre el Lashkar-e-Toiba y los grupos Naga y de la zona montañosas del Nordeste.
 
El Servicio de Inteligencia de India cree que el Lashkar-e-Toiba posee unas doscientas oficinas en Paquistán, además de otras en Bagdad y en varios países islámicos. Y lo que puede ser más grave, ha desatado la fase llamada Fidayeen (ataques suicidas y sin retorno) para lo que formó comandos especiales llamados Jaan-e-Fidai y Ibn-e-Tayamiah (los que se entregan por la gran causa).
 
Red del terror
 
Lashkar-e-Toiba, está fraternalmente vinculado al Talibán y a al-Qaeda, creando una international terror network. Pero, con toda esa información, y consciente del peligro, India sigue animada por la apertura, la tolerancia y la libertad. Lo dijo nada menos que el ex-Presidente: "The Lashkar-e-Toiba has emerged as a very major and most dangerous force. It has connectivity with west Asia and Europe. Actually there was an L-e-T module broken in Virginia and some people were picked up. It’s as big as and omnipotent as al-Qaeda in every sense of the term. The worst thing is the L-e-T is the evident manifestation of power and presence of the al-Qaeda type of terrorist network. L-e-T has an extensive network that run across Pakistan and India, with branches in Saudi Arabia, United Kingdom and all Europe, Bangladesh and South East Asia. And let me tell you something: It is not the fault of Pakistan but of some sectors, some groups there. Finally, is our own fault because we have been far each other. This is a long history of mutual non cooperation” .
 
Es muy posible que en este momento haya decenas de células durmientes en U.S.A, Europa y Australia. Permanecerán así por cierto tiempo, hasta que el sistema general se relaje un poco y volverán a atacar. La yihad, según lo ven con mente fanática, no tiene apuro. “El crepúsculo del Mal causado por Occidente, llegará igual”. Palabras de Saeed en los periódicos de la red.
 
Tehreek-e-Jaferia o TJP
 
El Tehreek-e-Jaferia del Paquistán (TJP) es el Movimiento de los Seguidores del Fiqah-e-Jaferia, o Fieles de la Ley de Alá. Nace en 1992 desde el Movimiento Tehreek Nifaz Fiqah-e-Jafria (TNFJ), una Escuela Islámica de Jurisprudencia o Fiqah-e-Jafreia que sigue las enseñanzas del Imam Jafar Sadiq. Nace para custodiar el pensamiento  Shiita y para continuar en Paquistán las ideas del Ayatollah Khomeini de Irán. El movimiento ciertamente tiene mala reputación pues usa la violencia contra la mayoría Sunnita del Paquistán. Para pasar más desapercibido, cambió el nombre en 1994 a Tehreek-e-Jaferia. Un divorcio ideológico quebró el movimiento en dos grupos: el que es encabezado por Hamid Musawi, seguidor del Ayatollah Sheriate-Madari; el otro es liderado por Arif Husseini. Este TJP bajo Allama Arif Husseini tuvo un cambio estructural, desde una orientación religiosa a una más política. La evolución fue interrumpida por el asesinato de Allama Husseini  en 1988 en Peshawar, y el movimiento culpó al Presidente Zia-ul-Haq, lanzó vigorosas protestas y empezó a desarrollar un ángulo militar.
 
El TJP, busca la creación de una sociedad basada en el Islam prístino, a la manera que lo propone el Shiísmo. A la vez, se ha propuesto como su razón de ser, la Yihad contra el imperialismo Occidental.   El TJP tiene dos miembros en el Parlamento, por lo que hay una rama política institucional, pero hay sectores exaltados que tienen profundas relaciones con clérigos iranios.
 
El Tehreek-e-Jaferia de Paquistán, liderado por Allama Syed Sajid Ali Naqvi, está extraordinariamente bien organizado, y en general es causa de terror para el grueso de la población sunnita de Paquistán. La violencia Chiita-sunnita comienza en 1980. Se recrudece con el retorno de miles de mudjahedínes que vuelven desde Afganistán cubiertos de honor y gloria, que los hace ser muy reconocidos inicialmente entre la población. Pero, empezaron a realizar progresivamente actos de extrema violencia, asesinatos (incluidos diplomáticos de Irán) más las consiguientes revanchas y luego las contra-revanchas. Se hizo así común el ataque entre facciones y asesinatos de líderes. Se opone a la TJP desde 1990 la milicia sunnita Sipah-e-Muhammad que habría creado el Maulana Mureed Abbas Yazdani.   Hoy, entre ambos, tienen desencadenada una cuasi-guerra civil, que tiene como escenario cualquier lugar religioso o plaza muy concurrida de Paquistán.
 
Lashkar-e-Jhangvi
 
Lashkar-e-Jhangvi (LeJ), es un grupo terrorista sunnita Deobandi que nació en 1996 como rama radical separada del Sipah-e-Sahaba Paquistán (SSP), que se inspiraron en el ideólogo Maulana Jhangvi. Lideró el grupo en sus orígenes  Akram Lahori y  Riaz Basra.   Este grupo fue proscrito por el Presidente Pervez Musharraf, en 2001.   El objetivo del LeJ es transformar a Paquistán en un Estado Musulmán sunnita.
 
Saalar-i-Aala (comandante en jefe) es Muhammad Ajmal alias Akram Lahori. Antes fue el jefe del  Sipah-e-Sahaba de Paquistán (SSP), pero en 1996, junto a Malik Ishaque  y Riaz Basra  fundaron el LeJ comenzando de inmediato actividades terroristas en el Punjab, matanzas en el Sindh y otras partes de Paquistán. Están en estrecha relación con el grupo Talibán y con los más siniestros grupos de Afganistán. Controlan el tráfico de heroína y manejan negocios de montos colosales. 
 
El Lej, choca con el TJP. Por eso mismo, es el autor del ataque a la Embajada de Irán y del asesinato de diplomáticos iraníes. Las muertes en manos del Lej, sobrepasan las trescientas al año.
 
Los enfrentamientos del LeJ con la policía suceden con el desparpajo de quien ya está acostumbrado.   Y si bien la policía ha logrado capturar a muchos líderes, igual que la Hidra a la que le crecían diez cabezas de cada una que se le cortaba el LeJ parece multiplicarse y crecer de manera imparable. 
 
Lo increíble, es que el grupo Lashkar-e-Jhangvi a pesar de todas sus atropellos y crímenes goza de aprecio popular y del respeto de muchos ideólogos pues está formado por héroes de la resistencia que expulsó a la URSS de Afganistán. Por lo mismo, su nivel militar y capacidad táctica es tremendo. El LeJ está organizado en células de ataque de cinco a ocho terroristas que sólo se conocen entre ellos, pero no tienen ningún contacto con la cúpula.
 
Se piensa que la fuerza militar del LeJ es de unos tres mil guerrilleros musulmanes de alto nivel de entrenamiento y total capacidad suicida.
 
El centro de operaciones del LeJ está en Muridke (Sheikhupura) y en Kabirwal. También tienen campos de entrenamiento en Sarobi Dam, Kabul, Afganistán. Esa facción se especializa en la Guerra contra Estados Unidos. Los tiempos de entrenamientos van de 4 a 8 semanas en que se les enseña a usar explosivos, armas automáticas, y todo tipo de técnicas de infiltración y activismo terrorista.   El LeJ está relacionado con todos los grupos terroristas que buscan la liberación de Jammu y Cachemira, como el Harkat-ul-Mujahideen (HuM).
 
El LeJ es el responsable de numerosos ataques y masacres a Shiitas; además ha asesinado a 70 doctores and 34 jueces, varios Ulema, a decenas de profesores y a estudiantes. El LeJ es el peor enemigo de todo lo que suene a Shiismo y a Irán. E·l Lashkar-e-Jhangvi es considerado el peor cáncer que afecta a la sociedad paquistaní.   En el año 1999, el LeJ hizo circular ampliamente su oferta de pagar 135 millones de rupias a quien acabara con Nawaz Sharief, el primer ministro.
 
El LeJ se ha adjudicado una lista tan larga de muertes, que definitivamente es el grupo que ha causado más muertes en toda la región del Sur de Asia. La cifra de crímenes sobrepasa los cien mil.


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