Conozca la experiencia australiana en iniciativas ciudadanas para la formación de ley

La legislación australiana sobre iniciativas ciudadanas para la formación de leyes, establecida en la Comisión Electoral Australiana, es una de las más antiguas en el mundo. Si bien forma parte de una herencia anglosajona de participación política, su forma ha sido perfeccionada según los estándares democráticos internacionales, además de su condición federal. Más detalles sobre esta iniciativa, sus procedimientos y su posible aplicación en la realidad política chilena, en la siguiente nota.

Involucramiento de los ciudadanos en la toma de decisiones

La iniciativa ciudadana es el acto de tomar parte o compartir una acción participativa que interactúa directamente con las autoridades, es decir, una acción directa entre gobernantes y gobernados con el fin de legislar o reformar leyes, además de tomar decisiones sobre temas que los afecten. Esta participación, comprendida como un mecanismo directo de la democracia, cuando es ampliada y reconocida legalmente, tiene un significado de igualdad política, altamente valorado por la Constitución australiana.

“El ciudadano que toma iniciativas de participación democrática debe ser alguien que tiene una expectativa razonable sobre su influencia en las decisiones políticas, o al menos, tener el liderazgo para que su voz pueda ser oída en las deliberaciones donde participe”, sostiene la sección 128 de la Carta Magna de Australia.

De esta manera, los ciudadanos cuentan con un principio constitucional claro que guía en el ejercicio de las iniciativas ciudadanas, delimitando sus deberes como actores activos y sus derechos como sujetos de ley. Según Miguel Angel López, cientista político y director del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, la iniciativa ciudadana para la creación de leyes en Australia es una alternativa de legislación viable que es difundida entre los ciudadanos cuando se requiere dirimir asuntos específicos. Sin embargo no es un reemplazo del trabajo que realizan los legisladores.

“La iniciativa ciudadana es un buen mecanismo para ampliar la democracia porque contribuye al fortalecimiento de las mayorías, ya sea través del electorado, que es el que vota en los referendos, como en el propio Parlamento. Pero también una de las particularidades de este sistema es que el Parlamento puede tener iniciativas que luego son votadas por los ciudadanos”, sostuvo el cientista político.

El carácter territorial del referéndum en Australia

Más que pensar en un reemplazo de los legisladores por parte de los ciudadanos, un referéndum es una aprobación o rechazo de proyectos de ley determinados por el Parlamento, sobre asuntos que afectan directamente a un grupo de personas. Un caso que ejemplifica lo anterior es el referéndum realizado entre los habitantes de Queensland el año 1988 sobre el rol de los gobiernos locales. Esta consulta ciudadana tuvo como resultado que un 61% votó en contra de reconocer a los gobiernos locales como parte de un gobierno federal, manteniendo así su autonomía.

Esta situación ha llevado a que las iniciativas ciudadanas no solo provengan del Parlamento, sino también de las instancias federales, de tal forma que la gran mayoría de las jurisdicciones australianas cuentan con el respaldo constitucional para llamar a referéndum en sus respectivas jurisdicciones. Ahora bien, no obstante esta acción, las decisiones tomadas en estas instancias solo tienen validez dentro de sus territorios y poseen carácter de recomendación en las instancias federales y parlamentarias.

Para López es importante que todas las instancias de gobierno puedan participar, pues ese es el sentido de ampliar las bases políticas de la democracia. “La particularidad de los referéndum no solo se da en cuanto que se aprueban leyes que no existen, sino también para rechazar propuestas que no son consideradas adecuadas por la ciudadanía. Esta característica mejora las condiciones de accountability de la democracia y le da a la ciudadanía poder de control”, señaló.

Tipos de referéndum iniciados por la ciudadanía

Tal como afirma el cientista político, las iniciativas ciudadanas para la realización de referendos no se limitan solo a la creación de leyes, sino también a una serie de otras propuestas políticas, destinadas a la perfección de los mecanismos democráticos y la relación directa entre representantes y representados. A continuación se describen los cuatro tipos reconocidos por la Constitución australiana que pueden ser iniciados por los ciudadanos:

• Legislativo o de veto popular: permitido cuando al menos un 10% de los electores de una circunscripción determinada introducen en el Parlamento una propuesta, o un proyecto determinado. Esta iniciativa es procesada en el Congreso para luego ser devuelta en votación a la ciudadanía, quien es la que aprueba o no.
• Referéndums consultivos: este proceso –también puede ser realizado por petición de la ciudadanía- sirve como una herramienta consultiva donde se recoge la opinión del electorado sobre ciertas materias que puedan tener dificultad en la toma de decisiones en el Parlamento.
• Iniciativa legislativa: este tipo de referéndum se da cuando al menos un 20% de los electores elevan una petición a que el Parlamento acoja un proyecto de ley o una necesidad determinada.

 

Posibilidad de introducir referendos en la democracia chilena

Si bien en nuestro país existe la experiencia de los plebiscitos como instancias de participación en donde los ciudadanos expresan su opinión sobre decisiones determinadas, no existe una ley como en Australia que determine un principio constitucional para la participación y un conjunto de derechos y deberes para los ciudadanos en esta materia.

No obstante esta realidad, existe una moción parlamentaria que busca una reforma constitucional para las iniciativas ciudadanas en la formación de leyes, la que fue valorada por Miguel Ángel López, ya que "contribuiría a fortalecer la democracia en nuestro país".

“Este tipo de mecanismos de ampliación democrática permite acercar a los ciudadanos -que están desencantados con la política- con la democracia, ya que los involucra en la creación de sus leyes y en la resolución de sus propios problemas. La democracia necesita de ciudadanos activamente comprometidos y esta es una buena oportunidad porque los hace partícipes y responsables”, concluyó el experto.