Cargando...
  • Alto contraste

Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Proteger vidas y educar en la gestión de riesgos es prioridad en las escuelas de Japón

25 octubre 2023

El país nipón tiene un enfoque claro en la protección de niñas, niños y adolescentes frente a los desastres naturales a través de diversos programas educativos, en los que no solo busca salvaguardar vidas, sino también formar a las nuevas generaciones sobre la importancia de estar preparados y responder adecuadamente a las catástrofes.

Imagen de la nota

Desde libros de cuentos hasta juegos en línea, Japón utiliza una variedad de herramientas pedagógicas para desarrollar habilidades de gestión de riesgos en los estudiantes. Aunque existen directrices generales del Ministerio de Educación, cada territorio adapta los contenidos para abordar los riesgos locales. Desde 1958 cuentan con la Ley de Seguridad y Salud Escolar de 1958 cuyo objetivo es asegurar que ciertas prácticas preventivas se conviertan en obligatorias en las escuelas. Más detalles de esta experiencia, en la siguiente nota.

Experiencia destacada en educación de gestión de desastres

Entre muchas buenas prácticas para la gobernanza del riesgo, la OCDE destaca a Japón como uno de los modelos más destacados. El Compromiso Nacional con la Reducción de Riesgo de Desastres (RRD por sus siglas en inglés) es una política fundamentada en el Marco de Sendai que tiene, entre otros objetivos, mejorar de las capacidades de estudiantes de todas las edades para que contribuyan activamente con este conocimiento adquirido en sus comunidades locales.

La fundamentación de esta iniciativa se sustenta en lograr la sistematización de una mayor experiencia acumulada en desastres, pero también en la toma de conciencia sobre los riesgos existentes. De tal manera, con el desarrollo de habilidades prácticas como rutinas basadas en la eventual ocurrencia de eventos, las escuelas mejoran su capacidad para responder y tomar decisiones inmediatas. ¿Pero cuáles son los recursos que utiliza el Ministerio de Educación japonés para apoyar esta política?.

Debido a que en Japón no existe un sólo programa sino muchos, en distintos niveles y enfoques, el desarrollo de habilidades se consigue a través de varias herramientas pedagógicas, como libros de cuentos, dibujos animados, juegos y trivias en Internet. El papel del Ministerio consiste en entregar directrices específicas, ya que a pesar de que se pueden integrar en varias asignaturas, los cursos sobre el manejo de riesgo de desastres son obligatorios, pero también porque cada territorio modifica los contenidos con base en los eventos locales.

Ahora bien, además de este compromiso ¿Qué base legal existe para sostener la cultura y la educación en la gestión de riesgo de desastres?.

Desarrollo de capacidades frente a desastres desde 1958

El país nipón ha desarrollado un enfoque integral para la seguridad en las escuelas. Todo comenzó en 1958 con la Ley de Seguridad y Salud Escolar -reformada en 2008- cuyo fin es la protección de los niños y asegurar que ciertas prácticas preventivas se conviertan en obligatorias en las escuelas. Estas prácticas incluyen la planificación de respuesta ante las emergencias, inspecciones de seguridad y simulacros de evacuación.

Ahora bien, frente a este cuerpo legal cabe otra interrogante: ¿Cuál es el sentido de esta ley?. En primer lugar, garantizar que las nuevas generaciones estén preparadas para responder adecuadamente en casos de desastres. Esto no solo les permitirá salvar sus propias vidas, sino también contribuir a salvar las vidas de otros miembros de su comunidad.

Además, deja en claro la necesidad de desarrollar conocimientos personalizados y específicos de cada región o territorio, con el propósito de que sean incorporados en los planes de estudio de todas las escuelas del país. De esta manera, los y las estudiantes aprenderán sobre la gestión del riesgo de desastres desde los primeros años de escolaridad.

Asimismo, la ley busca asegurar que todas las escuelas en Japón cumplan con los más altos estándares de seguridad. Esto se logra, por ejemplo, a través del diseño adecuado de infraestructura segura en los edificios escolares y la implementación de planes de emergencia que se actualizan y prueban regularmente mediante simulacros. Gracias a estos resguardos, se garantiza que niñas, niños, adolescentes y el personal escolar estén preparados para responder ante cualquier eventualidad mediante una acción segura y eficiente en caso de una situación de emergencia.

Esto es lo que hace del sistema japonés de gestión de riesgos en sus escuela y su modelo de educación integral en todas las etapas educativas -desde el jardín de infantes hasta la escuela secundaria- una experiencia destacada para la OCDE, por cuanto las comunidades escolares reciben capacitación y cursos periódicos como parte de su plan de estudios para aprender a enfrentar los desafíos que imponen permanentemente los desastres.

Un ejemplo inspirador sobre la efectividad de la educación japonesa se encuentra en las escuelas de Kamaishi durante el devastador tsunami de 2011. A pesar del gran impacto destructivo y las numerosas víctimas, la gran mayoría de los niños y niñas fueron evacuados a terrenos más altos, tomando acciones rápidas y mostrando una admirable adaptabilidad. Todo ello gracias a su preparación y conocimientos adquiridos. Según destaca la fuente, ninguno de ellos perdió la vida.

Esta experiencia nos enseña una lección valiosa sobre el poder transformador de la educación en la gestión del riesgo de desastres. Gracias a la capacitación permanente los niños y niñas se convierten en agentes de cambio, llevando consigo conocimientos y habilidades que pueden compartir con sus familias y comunidades. Además, la gestión del riesgo de desastres se presenta como un tema multidisciplinario, brindando una oportunidad única para involucrar a los docentes en proyectos educativos innovadores.

Qué dice la literatura sobre la educación en desastres

A pesar de que existen distintos enfoques para orientar y explicar este tipo de educación, hay un consenso en que se trata de un conjunto de conocimientos teóricos y prácticos de vital importancia para todas las comunidades, independiente de su emplazamiento geográfico. El factor que la hace imprescindible es el cambio climático, ya que sus efectos se han manifestado en diversos tipos de eventos, como inundaciones, incendios forestales o largos ciclos de calor extremo.

En relación a la educación en emergencias, Fumiyo Kagawa del Centro de Futuros Sostenibles de la Universidad de Plymouth en un artículo publicado en 2005 define los desastres naturales como parte de eventos que se producen con fuerza estructural, que han sido agravados por los efectos de las actividades económicas orientadas al “desarrollo desenfrenado”, por lo cual los seres humanos se han hecho más vulnerables a las tragedias.

En consecuencia, debido a que los desastres no son completamente naturales sino provocados por los humanos, Fumiyo Kagawa plantea que los programas educativos no sólo requieren promover contenidos en medioambiente, sino también en derechos humanos, paz, y democracia. Sin embargo, las temáticas abordadas dependen de las necesidades específicas de los territorios, pero también de los grupos objetivo que pueden incluir refugiados, poblaciones desplazadas, grupos con necesidades especiales y minorías, entre otros.

Desde la realidad chilena, un artículo de Abarca y Lizama publicado en 2019 alude a la relevancia de la educación geográfica, pero ligada a los riesgos de desastres naturales. En esta publicación plantean en sintonía con Kagawa y la ley en Japón que es necesario que los contenidos tomen en consideración las vulnerabilidades de cada territorio, por lo que el papel que cumplen las escuelas locales es fundamental, sobre todo en el proceso de mitigación cuando los territorios son vulnerables.

De tal manera, una educación geográfica preventiva frente a las amenazas es esencial, más aún cuando se producen contextos en que las medidas de mitigación y la planificación territorial son inexistentes.

Reducción del riesgo de desastres en la realidad chilena

El Ministerio de Educación de nuestro país cuenta con una Unidad de Reducción de Riesgos de Desastres (URRD). La jefa de esta unidad, Macarena Jiménez Munilla comentó que este programa nació por la necesidad de institucionalizar acciones vinculadas a la atención de desastres que afectan a las comunidades educativas y las infraestructuras educacionales. “La recurrencia cada vez más periódica de situaciones de emergencias y su afectación e impacto en el aprendizaje de los estudiantes, exige a nivel ministerial gestionar el riesgo, es decir actuar en las fases de mitigación, preparación, respuesta y recuperación de manera organizada y estructurada”, señaló.

En consecuencia de aquello, comentó algunas de las acciones que se están llevando adelante. “Estamos desarrollando campañas de prevención contra incendios forestales y la forma como afectan en el ámbito rural, pero también la difusión de materiales educativos de apoyo a la comprensión del riesgo por actores educativos en nuestra página. Por otra parte, un trabajo intersectorial para el ejercicio preventivo de las comunidades educativas frente a amenazas, ya sea volcánicas, tsunamis, sismos, aluviones, etc”, agregó.

En relación a la educación en emergencias, añadió que están elaborando una propuesta de adaptación curricular, especialmente para situaciones de riesgo. “En este contexto la Educación sobre la Reducción de Riesgo de Desastres (ERRD) cobra cada vez más importancia, ya que en la actualidad se han ido masificando y diversificando las amenazas naturales en todo el mundo producto, entre otras causas, de la devastadora explotación de los recursos naturales durante las últimas décadas y el cambio climático”, destacó.

Por lo mismo, recalcó que la relevancia del sector educativo en la gestión del riesgo recae en la formación de personas que conozcan y sean conscientes de los riesgos a los que están expuestos. “Hay que tomar conciencia de la capacidad de la educación para reducirlos o eliminarlos en el mejor de los casos. En este sentido, la educación y el desarrollo de conocimientos sobre la gestión del riesgo se convierte en una de las actividades elementales, siendo los niños, niñas y jóvenes los verdaderos actores sobre la gestión prospectiva del riesgo y sus docentes los medios más efectivos para hacer realidad esta intencionalidad”, explicó.

Por último, afirmó que la atención a las emergencias y desastres no es tarea exclusiva de los equipos de primera respuesta, sino una responsabilidad que le compete a todas las personas e instituciones de la sociedad. “El Ministerio de Educación reconoce que es a través de la organización y especialmente, a través de la educación, el camino para lograr un cambio de actitud integral en la población chilena, que permite seguir avanzando y estableciendo de manera sostenible las nuevas estrategias y políticas de acción social tendiente al desarrollo sostenible de nuestro país. Por eso, este cambio de actitud debe concretarse por medio de la acción educativa en el fortalecimiento de una cultura de solidaridad, prevención, reducción del riesgo de desastres y de resiliencia, mediante la construcción de conocimientos y procedimientos que otorguen la protección de la vida, el patrimonio y el ambiente”, sentenció.

Por equipo Asia Pacífico: asiapacifico@bcn.cl


Comentarios

NOTA: como parte de su misión de promover el debate informado, respetuoso, tolerante e inclusivo, que permita vincular la labor de nuestro Congreso Nacional con la ciudadanía, la BCN se reserva el derecho de omitir comentarios y opiniones que pudieren afectar el respeto a la dignidad de las personas o instituciones, en pos de una sana convivencia democrática.

Videos AP

Selección de videos sobre Asia Pacífico