José Luis León-Manríquez: “Latinoamérica no es una pieza central en la nueva ruta de la seda”

José Luis León-Manríquez es internacionalista de la UNAM y doctor en Ciencia Política de la Universidad de Columbia. Su visión de China -construida luego de una larga trayectoria diplomática y hoy desde la academia - es crítica pero a la vez constructiva sobre lo que está realizando México y, por extensión la región latinoamericana. Más detalles de esta perspectiva, en la siguiente entrevista.

Estado de la relación México- China

”La relación entre México y China es una de las más problemáticas que tiene China en la región de América Latina y el Caribe. Creo que hay otras con conflictos más o menos larvados, como por ejemplo en el caso de Brasil, en donde hay cierta resistencia a las importaciones chinas por parte de los grupos empresariales. También en el caso de Argentina la Unión Industrial Argentina, que presiona al Gobierno para imponer aranceles a China.

Pero creo que el caso de México es el más paradigmático de una relación divergente. A pesar de que la relación en términos diplomáticos está marcada por lo que se llama una Asociación Estratégica Integral, hay una gran discrepancia por dos razones. La primera es el déficit comercial de México con China, que es impresionante. China es el segundo socio comercial después de los Estados Unidos y el segundo socio comercial de México. Sin embargo, en los últimos años, solo por mencionar algunas cifras, México exportó 6 mil millones de dólares a China e importó más de 70 mil millones de dólares.

Entonces hay un déficit muy considerable, que es y ha sido la fuente de las desavenencias. En esta época del auge chino, no se ha podido resolver en parte por los exportadores mexicanos y la alta concentración de los envíos a Estados Unidos, pero también porque las exportaciones de México y China compiten.

La relación bilateral durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, entre 2012 y 2018 se anunció una intención explícita y clara de relanzar la relación con China sobre bases diferentes, es decir, que a pesar del déficit comercial, se planteó que habría otras áreas económicas en donde en donde se podía compensar. Una de ellas era la inversión. Entonces, un proyecto muy importante fue la construcción de obras de infraestructura. Muchas terminaron frustradas como el aeropuerto internacional o el tren México-Toluca, o como el tren que iba a transitar de la Ciudad de México a la ciudad de Querétaro.

Pero en septiembre de 2014 estallaron varios escándalos de corrupción que involucraron a al gobierno. Uno de ellos fue la adquisición de una casa valuada en alrededor de 10 millones de dólares por parte de la esposa del presidente. Días después la prensa publicó que en la licitación del tren México-Querétaro, los grupos mexicanos vinculados al consorcio internacional encabezado por la corporación china, estaban conformados por algunos de los amigos y aliados políticos del presidente Peña Nieto. A partir de entonces la popularidad del presidente comenzó a venirse abajo y prácticamente ahí terminó su mandato”.

Posición de la presidencia de AMLO respecto de China

El presidente actual es más bien aislacionista. Desde la campaña decía que la mejor política exterior era una buena política interior. Y entonces ha sido muy consecuente con eso. No ha salido hasta ahora. Ya lleva más de un año como presidente y no ha salido del país. No ha asistido a la Asamblea Nacional de Naciones Unidas, no ha asistido a las reuniones de APEC, no ha ido a ningún foro político importante. Entonces, no ha salido para entrevistarse con ningún presidente. Ha recibido algunos. De hecho, se anuncia que próximamente el presidente electo de Argentina visitará México, pero él no ha hecho viajes.

Entonces, frente a un gobierno de este tipo que se podría denominar de izquierda, quizá podría esperarse una apuesta más fuerte por la diversificación y por la relación con China, pero en realidad lo que ha hecho el gobierno de López Obrador es precisamente tratar de renegociar el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos dado que México envía el 80 por ciento de sus exportaciones a ese país. De tal modo, no hay ningún tipo de vinculación novedosa con China, o para el caso con ningún país asiático”.

Posición frente a la Alianza del Pacífico

”La Alianza del Pacífico fue una una propuesta que empujó mucho el presidente Calderón primero, y luego el presidente Peña Nieto. Desde la izquierda en México, la Alianza del Pacífico ha sido vista, no sin cierta justificación, como una especie de agrupamiento de los países neoliberales de América Latina o de los países que tenían políticas de comercio exterior más abierto, en contraposición a los BRICS y al Mercosur durante la época de Lula.

Entonces si se veía como un intento de hacer contrapeso a estos bloques, la Alianza nunca fue bien recibida por la izquierda. Entonces, efectivamente este desdén por la Alianza del Pacífico por parte de la actual administración se fundamenta mucho en la percepción original, como una alianza neoliberal y una alianza pro estadounidense. Definitivamente creo que si la relación de México con la Alianza no se está rompiendo formalmente, la observo con una gran lejanía, saliéndose del contexto mexicano propiamente tal.

Valor de negociar con China a través de un solo bloque latinoamericano

”Algo que he argumentado en muchos foros es que China sí tiene una postura para América Latina. Sabe lo que quiere de América Latina y lo está consiguiendo. La relación china- América Latina está donde quiere que esté China, justo en el lugar. Del lado de América Latina y el Caribe tenemos el problema de la acción colectiva, pues somos más de 30 países, todos con intereses diversos y con gobiernos diferentes.

El foro que se intentó construir para gestionar regionalmente la relación con China ha sido un foro bastante ineficiente, me refiero al foro CELAC China. No se ha logrado construir, desde mi punto de vista, una acción colectiva latinoamericana, ni siquiera una postura frente a China. Hasta la fecha, China ha publicado dos whitepapers sobre la relación con América Latina y ningún país de la región latinoamericana ha reaccionado siquiera discursivamente frente a ellos.

Entonces creo que no tenemos en América Latina la capacidad de reacción como países individuales, una reacción que vaya más allá de las relaciones de mercado, que son muy vigorosas porque China es el primer o segundo socio comercial de todos y cada uno de los países de América Latina.

El país que tuvo en algún momento más relevancia y una visión más clara sobre China fue el Brasil de Lula. Pero ahora con estos cambios, también creo que se ha desdibujado, más aún con la administración Bolsonaro. Veo que América Latina no tiene una postura, no existen las condiciones y veo que no es fácil construirla.

América Latina y la Nueva Ruta de la Seda

”Pienso que este proyecto de la Nueva Ruta de la Seda depende de una gradiente geográfica, es decir, afecta o beneficia más a países que están cerca de China, que a América Latina que queda muy lejos. Los chinos han tratado de incluirla en el discurso, pero creo que la realidad es que no es tal, Latinoamérica no es tan central . Este proyecto va más encaminado a desarrollar una posición estratégica y económica.

Tiene que ver con la infraestructura y con los corredores bioceánicos para facilitar el comercio. Durante un tiempo de esta década, se comenzó a manejar la posibilidad, quizás como algo inminente de que China construyera a través de capitales de Hong Kong, un canal en Nicaragua que no se materializó. Lo que sí se concretó fue la ampliación del Canal de Panamá para los llamados barcos post Panamax, que tienen una capacidad muy superior a aquellos con los cuales circulaban originalmente por el canal. Esto es algo que tiene muy claro a los chinos.

Entonces, creo que la conexión de América Latina con la Ruta de la Seda pasa necesariamente por Panamá. ¿Habrá más discursos? por supuesto, habrá más retórica de ambas partes, sobre todo en la parte china. Pero yo diría que América Latina no es, por su ubicación geográfica, una pieza central en ese proyecto”.