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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Obesidad infantil: Un mal que quita el sueño

16 febrero 2008

Pocas horas de sueño y muchos episodios de descanso de corta duración, serían dos de las causas más frecuentes por las que niños que, al llegar a la enseñanza básica y media, se convierten en obesos. Así lo reveló una investigación realizada por la Universidad de Toyama en Japón, luego de tres años de estudio concluidos el 2007.

Pocas horas de sueño y muchos episodios de descanso de corta duración, serían dos de las causas más frecuentes por las que niños que, al llegar a la enseñanza básica y media, se convierten en obesos. Así lo reveló una investigación realizada por la Universidad de Toyama luego de tres años de estudio concluidos el 2007.

Las cifras son claras, los chilenos se están poniendo obesos y lo que es peor, la transformación viene desde la cuna. Según cifras de la Junta de Auxilio Escolar y Becas, Junaeb, el 18% de los escolares chilenos son obesos, lo que deja a este país entre las naciones con más niños con esa condición. Las razones no son sólo la mala calidad de la alimentación, sino también, las pocas horas de descanso.


La investigación bautizada como “El estudio Toyama”, indica que la falta de sueño en los niños de hasta tres años, puede provocar obesidad cuando crecen. El proceso demostró que los pequeños/as que dormían entre 9, 10 y más horas al día, versus aquellos que lo hacían menos, tenían más probabilidades de aumentar de peso al llegar al colegio.



El médico Patricio Peirano, especialista en trastornos del Sueño del Instituto de Nutrición y Tecnología de los alimentos (INTA), explica que mucho de estos conocimientos se ha comprobado en Chile. “Hay bastante evidencia que muestra que la duración y calidad del sueño son factores de riesgo independiente para unas serie de enfermedades crónicas, como son la obesidad y la diabetes.”, explica.

Las causas del trastorno

La evidencia científica indican que la falta de sueño alteraría las maneras en que el cuerpo procesa el azúcar que corre por el torrente sanguíneo, llevando a que niños bajo esas condiciones, puedan llegar a tener hasta tres veces más probabilidades de ser obesos que los que no. El Dr. Peirano, profundiza en el tema. “Si bien, no hay claridad absoluta podemos postular que durante el sueño se generan condiciones más propicias para usar las grasas como sustrato energético”, concluye.

 


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