La subversión de miles de monjes contra el gobierno actual ha esparcido el caos en las calles de Myanmar (ex Birmania). Y lo que empezó como un simple reclamo contra una medida del gobierno, tras un mes de mutismo por parte de las autoridades, tiene ahora más tinte de revolución.
NoneLa subversión de miles de monjes contra el gobierno actual ha esparcido el caos en las calles de Myanmar (ex Birmania). Y lo que empezó como un simple reclamo contra una medida del gobierno, tras un mes de mutismo por parte de las autoridades, tiene ahora más tinte de revolución.Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
La subversión de miles de monjes contra el gobierno actual ha esparcido el caos en las calles de Myanmar (ex Birmania). Y lo que empezó como un simple reclamo contra una medida del gobierno, tras un mes de mutismo por parte de las autoridades, tiene ahora más tinte de revolución.
Todo comenzó cuando el 19 de agosto, en una tímida manifestación, ciudadanos birmanos expresaron su descontento con respecto a la medida gubernamental que incrementó el precio del combustible hasta en un 500%.
Desde entonces que, al no encontrar una respuesta oficial, el enojo de los birmanos ha ido aumentando. Por esta razón y debido a la fuerte represión que el gobierno autoritario de Myanmar tiende a ejercer sobre sus ciudadanos, los monjes budistas se pusieron en acción desatando lo que ahora se conoce como Revolución Azafrán.
La avalancha política, que ya domina las principales ciudades del país, podría terminar con el actual régimen, una Junta Militar que gobierna desde 1988, que ejerce un régimen autoritario acostumbrado a reprimir duramente las manifestaciones de la disidencia.
A la protesta de los monjes cada día se unen más civiles y la petición se convirtió en rebelión: no habrá paz hasta que el régimen caiga. A lo que la Junta respondió con un severo toque de queda.
En este país los monjes budistas cumplen un rol esencial en la búsqueda alcanzar la salvación espiritual, así la medida que niega los servicios religiosos a los militares y a sus familiares actúa como una fuerte arma de presión.
Además los monjes birmanos tienen una larga historia de activismo político, en la época de la monarquía birmana, vigente hasta el siglo 19, eran los encargados de mediar entre la monarquía y la gente, incluso hacían lobby cuando las medidas del rey eran impopulares. Y posteriormente, durante la época colonial, mantuvieron una actitud confrontacional.
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