Las relaciones económicas entre Chile y Japón viven su mejor momento, luego de casi siete años de constante crecimiento y pueden incrementarse aún más gracias al Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado por ambos países.
NoneLas relaciones económicas entre Chile y Japón viven su mejor momento, luego de casi siete años de constante crecimiento y pueden incrementarse aún más gracias al Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado por ambos países.Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
Por Enrique Ahumada Benítez
Las relaciones económicas entre Chile y Japón viven su mejor momento, luego de casi siete años de constante crecimiento y pueden incrementarse aún más gracias al Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado por ambos países.
Actualmente Japón es la segunda economía del mundo, con un Producto Interno Bruto (PIB) de US$4,46 billones, por debajo de Estados Unidos, pero por sobre Alemania y China.
Este es el resultado de las políticas aplicadas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando se concentró en industrializarse y modernizarse para competir con las grandes potencias, lo que dio sus frutos en la década de los 80, cuando su crecimiento sobrepasó todo análisis.
Pese a ello, la década de los 90 significó estancamiento, pues sus índices se acercaban más al 1% del PIB, sumado a eso debió sufrir, como muchos otros, los efectos de la crisis asiática. Ahora, durante los primeros años de este siglo XXI pareciera que recupera el camino del crecimiento, con tasas más cercanas a las de Estados Unidos.
Una relación fructífera
Sin embargo, sus relaciones con Chile se mantienen estables. Japón es actualmente nuestro tercer socio comercial, al exportarle un total de US$7.184 millones, a la vez que importan al país US$1.147 millones.
El año 2006 fue el primer destino de las exportaciones nacionales a Asia, con el 32% del total, aunque actualmente ese puesto lo está disputando China. Como contraste, Chile representa el 0,88% de las importaciones japonesas, pero es su principal socio en Sudamérica.
El comercio Chile-Japón ha mostrado un crecimiento sostenido durante los últimos años, dejándonos una balanza comercial favorable. El año 2000 fue de US$1.826 millones, mientras que el 2006 prácticamente se duplicó, al alcanzar los US$4.892 millones.
La explicación de este fenómeno es simple para el profesor de economía Fanor Larrain de la universidad Católica de Valparaíso: el 95% de ese crecimiento es consecuencia del cobre. Es por ello que la minería, especialmente el cobre, representa el 74,34% de sus envíos.
Oportunidades con el TLC
Las inversiones japonesas en Chile tienen un amplio espacio para crecer. Entre 1975-2004 llegaron a US$1.787 millones, correspondiente al 3% de las inversiones extranjeras totales efectuadas en el período.
Las inversiones directas de Japón en Chile son en el área de la pesca, minería y chips madera para la fabricación de papel. Sin embargo, hoy tienen un papel protagónico en las inversiones que desarrollan la gran minería del cobre en el norte de Chile, lo que ha contribuido al suministro estable del metal a Japón.
Este importante nivel de inversión, ha servido para lanzar la posibilidad de una mayor relación en los servicios financieros, poro también lanzar una pregunta; ¿Puede ser Chile una plataforma de inversiones para la nación nipona en Sudamérica? La respuesta de Fanor Larrain es categórica: “No. Los japoneses son los líderes en finanzas y negocios”, no hay nada que podamos ofrecerles al respecto.
Pero con el TLC ya firmado, las oportunidades son mayores, pero sólo para el intercambio de bienes. Cuando se complete la vigencia de todos los beneficios del acuerdo, dentro de cinco años, las exportaciones a Japón se incrementaran en US$388 millones al año.
En lo inmediato, el 70% de nuestras exportaciones tendrán beneficios aduaneros con la firma del acuerdo, el resto irá plegándose de manera paulatina hasta completar el 95% de los productos nacionales enviados, el restante 5% quedará fuera.
El 53% de los envíos del sector agrícola quedará desgravado de inmediato, mientras que otro 35%, con distintas cuotas, tendrá acceso preferencial desde el primer día de vigencia del acuerdo. Con ello, casi el 90% de las exportaciones agropecuarias tendrán desde el inicio, cero o una preferencia arancelaria importante.
El 99% de las frutas están incluidas en la negociación y algo menos del 1% no están excluidas, sino que serán negociadas en cinco años más.
Si bien existen críticas, como las de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), que considera insuficiente el tratado en algunos aspectos de materia agrícola, al ser Japón altamente proteccionista y dejar fuera a la industria de la leche.
Para sacar provecho de este tratado es indispensable diversificar los envíos, más allá del cobre, proceso, que para Larrain significa mejorar calidad. "Los productos enviados deben ser "perfectos" incluyendo los envases y presentación. Se debe monitorear permanente el mercado japonés. Eso significa "entender" qué es lo que ellos quieren”, concluye.
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