Un fuerte respaldo bilateral enmarcado en los hechos más que en las palabras, independiente del color político de la administración de turno, fue uno de los principales hallazgos que el Doctor en Relaciones Internacionales, Cesar Ross develó con su último libro, Chile y Japón 1973 – 1989, luego de siete años de investigación bibliográfica.
CESAR ROSS EXPERTO EN JAPON, CESAR ROSS UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE CHILE, CESAR ROSS RELACIONES CHILE JAPON, CESAR ROSSUn fuerte respaldo bilateral enmarcado en los hechos más que en las palabras, independiente del color político de la administración de turno, fue uno de los principales hallazgos que el Doctor en Relaciones Internacionales, Cesar Ross develó con su último libro, Chile y Japón 1973 – 1989, luego de siete años de investigación bibliográfica.Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
Por David Azócar
Un fuerte respaldo bilateral enmarcado en los hechos más que en las palabras, independiente del color político de la administración de turno, fue uno de los principales hallazgos que el Doctor en Relaciones Internacionales, Cesar Ross develó con su último libro, Chile y Japón 1973 – 1989, luego de siete años de investigación bibliográfica.
Los años del gobierno militar (1973 -1989) estuvieron marcados por la apertura comercial del nuestra nación, sin embargo el aislamiento político del país acompañó en reiterados momentos a aquel período. Cesar Ross, describe en detalle como dicha tesis se desmorona al constatar que la segunda potencia económica del mundo, nunca le dio la espalda a Chile, y que por el contrarió no sólo se consolidó su relación económica, sino que apoyaron decisivamente en la elección de un gran número de personeros nacionales en organismos multilaterales, siendo además clave en situaciones diplomáticas complejas, como el facilitar la reunión entre los otrora Presidentes Augusto Pinochet y Hugo Banzer (Bolivia) en Charaña en 1975.
¿Cuál es la proximidad que usted tiene con Japón previo al libro?
Es casi todo. El primer artículo que publiqué sobre la relación entre Chile y Japón fue en el año 89’, antes de titularme de pregrado. Posteriormente, mientras hacía clases en Estados Unidos, me percaté que al mundo académico le interesaba mucho la relación de nuestra región con el resto del mundo, de esa manera me puse investigar la relación entre Chile y Japón.
Así, a mediados de los 90’ comencé un estudio sistemático sobre el tema: por un lado estudié el “Milagro de la Economía Japonesa” y por otro, el impacto del mismo en las relaciones internacionales con América Latina. Comencé a dar conferencias, a hacer clases y a escribir artículos, etc.
En la misma década, Eduardo Ortiz, ex embajador de Chile en la India y director de la Academia Diplomática, me permitió acceder al archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores para ver la información reservada. Me di cuenta entonces que podía revisar hasta el 89’ y que podía realizar el análisis de un periodo “redondo” en la política internacional chilena.
¿Cómo surge el libro “Chile Y Japón 1973 – 1989”?
Tal como te mencionaba mi investigación previa me sirvió para documentar el texto. Durante el proceso recibí el apoyo de empresarios como Roberto Andraca, Jorge Ortúzar y Pedro Reus, proveniente del Comité Empresarial Chile Japón. Usé mucho material de escritura, paradójicamente nunca estuve en dicho país, pero eso no fue un problema ya que mi búsqueda no era hacerlo desde allá.
Para hacer corta la historia, hacia el año 2000 elaboré un proyecto más desarrollado, lo presenté y gané un concurso Fondecyt, finalmente hice un libro, que era el resultado de lo que había estado haciendo los siete años anteriores (tema de tesis doctorado).
¿Cuál es la tesis del libro?
En resumen, debemos entender que había una hipótesis que imperaba en ese tiempo, esta decía que Chile vivía un aislamiento político a pesar de los esfuerzos del gobierno por tener una economía abierta, pero no esto se condecía con la política internacional. Una cosa importante es que para ese entonces una gran parte de lo que ocurría con las relaciones económicas de Chile tenía que ver con el Estado y sus empresas, porque el sector privado no era un actor relevante
¿Por qué cree que este libro será recordado?
Este libro es una pieza de un rompecabezas mucho mayor que tiene a América Latina por una parte y a Asia Pacífico por otra. Me concentré en Chile y Japón, porque existe una interesante posibilidad que nuestro país se convierta en un puente entre América Latina y el Asia Pacífico. El nexo más fuerte entre nuestro país y Asia Pacífico es Japón. Es cierto que China ha crecido y que tenemos relaciones comerciales con otros países, pero la relación de más calidad que tenemos es con los nipones, ahí están los lazos más sólidos de relaciones bilaterales.
En el libro podrán ver que el período va desde una fase de incertidumbre a una etapa de alianza estratégica económica y política. La novedad del texto es mostrar la alianza política y que Japón trabajó internacionalmente para el éxito del gobierno militar. Pero ese trabajo no se explica por un compromiso ideológico de Japón, sino que es el compromiso político por el aseguramiento de los recursos económicos que ese país necesitaba. Ellos estaban perforando la hegemonía económica de Estados Unidos (años 80’) y estuvieron muy cerca de lograrlo.
¿Cuáles son los indicadores de la “sólida” relación con Japón?
Primero, la antigüedad de la relación. Para ellos que sea histórica es de gran importancia (vamos para los 111 años). Lo segundo, es que a lo largo de nuestra historia hemos tenido la oportunidad de vivir coyunturas que han permitido que ambas partes se demuestren cuan profundo y recíproco ha sido este apoyo.
Tenemos el ejemplo que vivió la colonia japonesa residente en Chile durante la Segunda Guerra Mundial, nuestro país fue muy cuidadoso con ellos y no se les discriminó a pesar que Chile le llegó a declarar la guerra a su país, aunque por presiones de Estados Unidos como lo mencionó el otrora presidente Juan Antonio Ríos.
Otros momentos notables fueron sino el decisivo apoyo japonés a personeros del gobierno militar a cargos de organismos multilaterales siendo además clave en situaciones diplomáticas complejas, como el facilitar la reunión entre los ex Presidentes Augusto Pinochet (Chile) y Hugo Banzer (Bolivia) en Charaña en 1975.
Finalmente, esta buena relación se demuestra en la constante cooperación de Japón hacia Chile. Entonces, esos casos de lealtad van demostrando cómo dos países tienen niveles de compromiso, más allá de lo estrictamente comercial.
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