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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Manuel Araya: “Nueva Zelandia está basada en valores enfocados a la persona”

15 junio 2009

En Chile estudió ingeniería en industrias de la madera, pero emigró fuera de nuestras fronteras en busca de aprender inglés y nuevas oportunidades laborales. Así fue como el 2006 conoció Nueva Zelandia, ahí trabajó, se enamoró y hoy se siente parte de lo que considera una cultura en la que el respeto y la calidad de vida son parte directa de la idiosincrasia del país.

En Chile estudió ingeniería en industrias de la madera, pero emigró fuera de nuestras fronteras en busca de aprender inglés y nuevas oportunidades laborales. Así fue como el 2006 conoció Nueva Zelandia, ahí trabajó, se enamoró y hoy se siente parte de lo que considera una cultura en la que el respeto y la calidad de vida son parte directa de la idiosincrasia del país.

La llegada a Nueva Zelandia

Esta es mi segunda vez en Nueva Zelandia y ya llevo un año y medio en el país, sin embargo antes estuve aquí en el 2006 con la Visa Working Holiday por siete meses. Hoy trabajo aquí con la visa Work Permit.

Mi llegada al país fue pura casualidad. En un principio estaba postulando para un permiso de trabajo temporal en Australia -en una bodega de vino- cuando encontré información sobre la Working Holiday aquí en Nueva Zelandia. En ese momento me fijé que cumplía con los requisitos y postulé. Al final obtuve mi permiso de trabajo para Australia sólo unas semanas después de que ya lo había obtenido para llegar aquí.

Durante este tiempo he viajado tres veces a Chile, la última fue cuando fui a casarme con mi esposa neozelandesa.

Nueva Zelandia es para siempre

Espero quedarme en Nueva Zelandia para siempre. Mi nueva familia y hogar (los otros están en Chile) están aquí junto a mi esposa. La decisión de quedarme, sin embargo, fue tomada antes de conocerla, siempre quise vivir en un lugar en donde el sistema funcione bien, o al menos mejor.

Lo bueno y lo malo de vivir en el país de los kiwis

Estar en Nueva Zelandia es vivir en una sociedad donde la confianza, la transparencia, el cumplimiento, el respeto son valores son muy importantes y reconocidos por la población.

La calidad de vida aquí no pasa por el ingreso socioeconómico sino que por poder disfrutar de fines de semanas, de llegar a casa a las cinco de la tarde y de disfrutar de tu familia y amigos.

Si tuviera que detallar las cosas que más me han gustado, diría que la gente de aquí es lejos lo mejor. También están los paisajes maravillosos y las oportunidades laborales (aunque con la crisis los inmigrantes estamos sufriendo bastante).

En el lado de lo malo es difícil mencionar algo cuando uno se enamora de un lugar, sin embargo podría señalar que en un principio me chocó un poco la frialdad de la gente, pero luego me acostumbré a dar, por ejemplo, la mano a las mujeres en vez del beso en la mejilla (más de una vergüenza y mal rato pasé sin querer). Manejar por la izquierda con el volante a la derecha es sólo un detalle.

Otras cosa que me costó, fue entender que llamar por teléfono después de las ocho de la tarde es molestar, que a los asados se llega con algo que comer y beber, que las noticias son las seis pm y que la gente se acuesta temprano, que si te piden un favor esperan que lo cumplan, ese tipo de cosas son ahora parte de mi manera de ser.

Finalmente, está el tema del idioma y sentirse estúpido al no poder comunicarse, ni entender eso fue lejos lo más complicado para mi y creo que les pasa a la mayoría de quienes llegan con un inglés básico o nulo. Cuesta mucho romper la barrera de la vergüenza, el miedo al ridículo, a decir algo incorrecto. Muchos contestamos “yes” a todo sin siquiera saber que nos están preguntando. Diría que es lo que más malos ratos me ha dado, el problema idiomático.

Una cultura enfocada en el hombre

Hasta ahora puedo mencionar que aquí los Maoris (pueblo originario de Nueva Zelandia) son quienes más mantienen sus costumbres ancestrales, las que son compartidas por la sociedad en general, con fechas conmemorativas, algunas celebraciones y sobre todo un respeto por ellos y su historia.

Veo que la cultura de Nueva Zelandia está basada en valores principalmente enfocados al hombre y a todo lo que lo rodea: salud, familia, amigos, tiempo libre, vida, trabajo, futuro.

Su idiosincrasia está basada -según mi punto de vista- en que la gente trata de buscar su propia identidad en un lugar y en un momento donde podemos reconocer valores que pasan por la confianza, el compromiso, la lealtad, el respeto, la seguridad (social y económica), la vida en familia, proyecciones futuras entre otras cosas.

Los aspectos negativos que he visto son un resultado del cambio de la sociedad y que ha provocado que muchos valores positivos, sobre todo los jóvenes. Nueva Zelandia pasó de ser un lugar donde todos los vecinos se conocían, a donde sólo se conocen algunos dentro de la misma cuadra. La inseguridad se siente en algunas partes y sobre todo ahora con la llamada “crisis”. Diría que son los más jóvenes los que están marcando lo negativo de la sociedad, son ellos quienes “llevarán” este país al futuro, así que espero no lo lleven por el mal camino.

De Talca a Australia y luego Nueva Zelandia

En Chile, estudié ingeniería en Industrias de la Madera, pero antes de salir del país me desempeñaba en el departamentos de soporte informático como encargada de sala de computadores para los alumnos de la Universidad de Talca y ganaba 115 mil pesos al mes con boleta. Ante ese panorama, junto a mi ex pareja (con la que llevaba para ese entonces nueve años de relación) partimos rumbo a Australia.

Los motivos de ambos era aprender inglés, pero ella estaba más enfocada en tener experiencia en el proceso de la vendimia (ella era ingeniero agrónomo), nos instalamos en una bodega de vinos a las cercanías de Adelaida, en South Australia, a través del programa Bibber.

Para ambos fue muy complicado, por temas idiomáticos. Trabajábamos juntos todo el tiempo, por lo tanto hablamos español todo el día, y cuando intervenía alguien más, yo era "el traductor", provocándome grandes dolores de cabeza todo el tiempo. Fue muy poco inglés el que aprendí, casi sólo palabras sobre vino y el proceso.

A los casi tres meses de haber llegado se terminaba el trabajo, habíamos ahorrado algo de dinero. Nunca me tincó quedarme en Australia así que me vine a Nueva Zelandia, mi (ex) pareja se quedó estudiando inglés en Australia por tres meses. Para hacer el cuento corto ella nunca llegó.

Una experiencia laboral diversa

Lo mío con mi ex quedó en el pasado y por tres meses viví con una familia kiwi en Tauranga, Isla Norte, y donde trabajaba en un packing de kiwis (la fruta), ganando NZ$12.5 como operario y NZ $13.5 al convertirme en supervisor. Ahí el tema del inglés era las 24 horas y los siete días a la semana, por lo que mi nivel tuvo un gran avance, al menos para mi fue grande.

Luego me fui a zona llamada a Rotorua donde trabajé en un aserradero (NZ $17.5 la hora), un trabajo francamente matador. Por lo mismo decidí bajar el ritmo y sólo trabajar tres días ahí y tres como housekeeping y botones en un hotel (NZ$10.25 la hora, y trabajando de cinco a ocho horas al día). En resumen, cero vida social, nada de inglés, nada de salidas, nada de lujos, nada de vida.

Después de un ir venir entre Nueva Zelandia, Australia y Chile regresé finalmente al primer lugar, donde conseguí un trabajo en una bodega de vino donde me pagan NZ $15.5 la hora. Ahora mi inglés ya está un poco mejor.

Mi nueva pareja neozelandesa (hoy mi esposa), trabaja en la misma bodega que yo (ella en la parte administrativa). Con ella mi inglés ha mejorado mucho. Aquí sigo haciendo "mi pega" lo mejor posible y me ofrecieron una posición permanente en la bodega (trabajo en la cuarta viña más grande del país)

En Australia ganaba lejos mucho más dinero que aquí, pero hay cosas que el dinero no compra, por eso estoy en Nueva Zelandia. Un día me prometí a mi mismo que mientras tuviera el dinero viajaría cada año a Chile a ver a mi familia (sabiendo que los pasajes son carísimos), pero hasta ahora he trabajado duro y lo he logrado, sin embargo ya pienso en otras cosas, por tanto no sé si pueda mantener mi promesa por mucho tiempo, luego de mi matrimonio las cosas son distintas, hijos, casa y otras cosas hacen cambiar las prioridades.

Nueva Zelandia es mi nueva familia

Mi estadía aquí me ha servido mucho para valorar cosas que a veces uno no piensa y que son importantes como: el tiempo libre, salir a caminar, saludar a la gente, sonreír a pesar de los malos momentos, ser más sociable. Creo que estar aquí me ha hecho ser una mejor persona, más solidario, extrovertido, más trabajador, en general me ha dado una mejor manera de enfrentar la vida que tengo, una vida con defectos, virtudes, sueños, y caídas, alegrías, pero sobre todo una vida llena de amor hacia mi familia, mi esposa, mis amigos y mis dos países.

Recomendación para los que miran hacia Nueva Zelandia

La mejor recomendación que puedo darles es que no viajen demasiado ilusionados. Los que vengan, háganlo con ganas y con buena actitud, pero no pensando en que se harán millonarios.

Sean realistas a la hora de tomar decisiones, no dejen un buen trabajo en Chile pensando que aquí les irá mejor, no siempre será así. Escucho muchos mitos de chilenos quienes vuelven luego de un tiempo diciendo que se gana mucho dinero, que sin inglés se hace cualquier trabajo, que todo es perfecto, pero créanme porque, no lo es.

Como inmigrantes se enfrentaran a muchos cambios, ya sea en cosas como la costumbre, el idioma, el sistema, el estilo de vida, la gente y los lugares. Le recomiendo a los chilenos que a la hora de decidir viajar tengan clara la opción de volver sin nada en las maletas, y con nada más que una amarga experiencia.

Si vienen por estar con problemas en Chile, deben estar preparados para pasar por más problemas acá. Inglés, experiencia, actitud, dinero y algo de suerte hacen la mezcla perfecta a la hora de querer venir a Nueva Zelandia

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