Corea del Sur ha vivido un histórico fin de semana que comenzó el viernes 22 de mayo. Por desgracia, lo memorable no se trató de un acontecimiento feliz. Por primera vez en la historia moderna de Corea un ex presidente se quitó la vida. La muerte de Roh Moo-hyun (62) trajo pesar, desconcierto y preocupación. No obstante haber terminado su gobierno con bajos niveles de aceptación y que varios de sus aliados políticos le habían abandonado en la recta final de su mandato, un sector importante de la población todavía se identificaba con sus ideales y su persona.
SUNSHINE POLICY, MUERTE ROH MOON-HYN, POLITICA EXTERIOR COREA, COREA DEL NORTECorea del Sur ha vivido un histórico fin de semana que comenzó el viernes 22 de mayo. Por desgracia, lo memorable no se trató de un acontecimiento feliz. Por primera vez en la historia moderna de Corea un ex presidente se quitó la vida. La muerte de Roh Moo-hyun (62) trajo pesar, desconcierto y preocupación. No obstante haber terminado su gobierno con bajos niveles de aceptación y que varios de sus aliados políticos le habían abandonado en la recta final de su mandato, un sector importante de la población todavía se identificaba con sus ideales y su persona.Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
Corea del Sur ha vivido un histórico fin de semana que comenzó el viernes 22 de mayo. Por desgracia, lo memorable no se trató de un acontecimiento feliz. Por primera vez en la historia moderna de Corea un ex presidente se quitó la vida. La muerte de Roh Moo-hyun (62) trajo pesar, desconcierto y preocupación. No obstante haber terminado su gobierno con bajos niveles de aceptación y que varios de sus aliados políticos le habían abandonado en la recta final de su mandato, un sector importante de la población todavía se identificaba con sus ideales y su persona. Aunque posiblemente sus seguidores hayan quedado un tanto decepcionados después de no ver cumplidas sus expectativas y observar a Roh ser cuestionado por corrupción, su muerte ha inflingido una herida dolorosa.
El desconcierto del fin de semana no sólo afectó a sus simpatizantes y seguidores, sino también a sus contrincantes ¿Quién podría haber anticipado semejante decisión? En el pasado hemos observado cómo altos funcionarios coreanos, tanto públicos como privados, incluso ex presidentes lloran y piden disculpas públicamente por sus actos o los de su familia. Para nuestros ojos, que figuras públicas reconozcan sus errores y pillerías y acepten las consecuencias es ciertamente un acto notable que difícilmente se testifica en América Latina. El día que Roh Moo-hyun salió del interrogatorio se disculpó y lloró. Sin embargo, al parecer la mayoría de aquellos funcionarios coreanos supuestamente arrepentidos logran sobrevivir a la vergüenza. Por eso nadie sospechaba que Roh optara por esa forma de terminar su agonía personal. Es plausible entonces que Roh se haya visto acorralado y no hubiera logrado ver una salida a su situación, de la que posiblemente no tuvo control. Sumemos vergüenza y desesperanza a un personaje que vivió congruentemente sus ideales y su moral.
Otro punto que podría añadirse al estado de ánimo de Roh Moo-hyun en el último año y medio ha sido el retroceso en ciertos aspectos que habrían sido parte de su legado más reconocido en cuestión de política exterior. Uno de los más destacados es sin duda el acercamiento con Corea del Norte. Si bien su propósito de dar continuidad a la sunshine policy iniciada por Kim Dae-jung, su predecesor y principal aliado, fue minada durante todo su gobierno por la política opuesta de George W. Bush, Roh perseveró en su intento por acercar las relaciones intercoreanas. El actual presidente Lee, Myung-bak dio marcha atrás y ahora la relación es nuevamente tensa e inflexible. Me pregunto ¿Qué podría sentir un líder que observa su obra desmoronarse irremediablemente, incapaz de evitarlo? Aún así, aunque para muchos no sean razones suficientes para el suicidio ¿No es acaso una consecuencia de la democracia? Pero, ¿acaso la conciencia de ello suprime la posibilidad de sufrir una depresión pos-poder? Consiguientemente, si bien el acto fue sorpresivo, ahora puede ser un poco más comprensible.
Y mientras los seguidores de Roh Moo-hyun digieren su ausencia y sus corazones buscan consuelo en el recuerdo de sus legados positivos, para otros es motivo de preocupación. Corea del Sur, a pesar de su imagen unitaria, es un país dividido y con un sistema democrático joven. Todavía falta superar que las diferencias radicalicen y paralicen la política. Se teme que la muerte de Roh provoque una nueva tensión al interior de la clase política debido al supuesto malintencionado exceso en el caso de corrupción del ex presidente y su familia. Queda a nivel especulativo si lo aparatoso de la investigación se trató de un ajuste de cuentas por parte del grupo conservador más afectado por la política progresista y de anticorrupción o simplemente fue producto del oportunismo de los medios de comunicación. De cualquier forma, sus seguidores y los opositores al gobierno actual harán caso omiso a su petición póstuma de “no buscar culpables”. Y para cerrar ese complicado fin de semana, Corea del Norte llevó a cabo una segunda prueba nuclear y lanzó varios misiles de corto alcance ¿Qué puede seguir?
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