Las nuevas relaciones entre China y Taiwán

Tan sólo un par de semanas después, se llevaron a cabo conversaciones en Beijing, entre el taiwanés Chiang Pin-kun, presidente de la Fundación para los Intercambios del Estrecho (FIE), y su interlocutor chino, Chen Yunlin, presidente de la Asociación para las Relaciones en el Estrecho de Taiwán (ARATS, por sus siglas en inglés).

En aquella instancia se acordó abrir oficinas de representación en los territorios recíprocos, por primera vez en casi 60 años, con el objetivo de facilitar los intercambios y las negociaciones entre las partes.

El siguiente paso fue la inauguración de los vuelos directos entre China y Taiwán, que significó un gran cambio puesto que antes los pasajeros chinos y taiwaneses, para cruzar el estrecho, debían hacer trasbordo en un tercer país. Así, se establecieron 36 vuelos directos, que cada fin de semana conectarán ocho aeropuertos taiwaneses, con cinco de las ciudades más importantes de China.

Esta apertura aérea vino acompañada de una apertura financiera, que incluyó el permiso de conversión de la moneda China (yuan), a la moneda taiwanesa (dólar taiwanés). También se permitirá la inversión en la bolsa de fondos mutuos chinos, y los corredores taiwaneses podrán duplicar sus inversiones en la contraparte continental. Además, se le permitirá a fondos taiwaneses invertir en algunas acciones relacionadas con China.

Proyecciones de esta nueva amistad

Estos nuevos vínculos entre China y Taiwán han suscitado muchas esperanzas de paz, luego de casi 60 años de discordia. Sin embargo, los analistas opinan que este es sólo un comienzo.

Richard Bush, director del Centre for Northeast Asia Policy Studies, de Brookings Institution, comentó al respecto, que por su naturaleza el proceso de rencuentro va a ser gradual e interactivo. Esto se debe a que son muchas las políticas que durante todos estos años ambas partes han adoptado en base a la mutua amenaza.

Por un lado China ha construido su milicia para disuadir los esquemas separatistas de Taiwán, y por otro, los líderes taiwaneses han intensificado sus reclamos de soberanía, como una defensa contra la dominación de Beijing. Por lo tanto, cada movimiento de una parte, ha intensificado los movimientos de la otra.

No obstante, Bush explica, que la reanudación del diálogo ha tenido buenos resultados iniciales, pero esto no significa que la desconfianza haya desaparecido. Este proceso será exitoso sólo si Beijing y Taipei acuerdan una meta común que, según el analista, no es la unificación, pero sí puede ser la estabilización, la creación de un ambiente que permita a las dos partes coexistir sin miedo mutuo. Este objetivo sólo es posible si ambos lados aseguran que no intentarán desafiar los intereses fundamentales del otro.

Otro punto que rescata Bush es que el Presidente Ma Ying-jeou depende de esta relación positiva con Beijing, para mantener su apoyo político y llevar a cabo su agenda pública.

El comercio es el que manda

Gran parte de las fuerzas promotoras de la reconciliación emergen del sector económico taiwanés. De hecho, las presiones para la instauración de los vuelos directos provinieron de su sector empresarial, quienes se quejan constantemente de los costos y la inconveniencia de tener que viajar a China vía Hong Kong u otras terceras localidades.