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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Pablo Cabrera, director de la Academia Diplomática: “Los funcionarios están bien preparados para ir al Asia y responder a sus desafíos”

23 enero 2014

El director de la Academia Diplomática Andrés Bello, Pablo Cabrera, realizó un análisis sobre la formación de funcionarios, específicamente para ejercer su labor de acuerdo a los desafíos que implica la relación bilateral y multilateral con los países del Asia Pacífico, además de las proyecciones de la diplomacia chilena en un contexto internacional de mayor acceso a la información.

El director de la Academia Diplomática Andrés Bello, Pablo Cabrera, realizó un análisis sobre la formación de funcionarios, específicamente para ejercer su labor de acuerdo a los desafíos que implica la relación bilateral y multilateral con los países del Asia Pacífico, además de las proyecciones de la diplomacia chilena en un contexto internacional de mayor acceso a la información.

 

¿Existe algún tipo de formación diplomática especializada en el Asia Pacífico?

 

“Siempre ha habido, la Academia Diplomática es el centro docente de la Cancillería, su tarea de formación también incluye perfeccionamiento en esa área. Nosotros estamos adecuando la malla de formación leyendo el signo de los tiempos y el rumbo de las relaciones internacionales. De un tiempo a esta parte hemos comenzado una etapa de modernización que incluye una preparación acorde a los funcionarios para enfrentarse a estos nuevos desafíos de la tercera revolución industrial de las comunicaciones y la tecnología, donde los paradigmas de la diplomacia han cambiado, particularmente en lo que se refiere al uso, valor y acceso a la información. Entonces, dentro de este contexto hay una cantidad de materias que hay que abordar, ya sea a través de las cátedras, talleres, tesinas e investigaciones. Una de las áreas naturales de la acción de la Política Exterior chilena es el Asia Pacífico, donde no solo hemos hecho charlas, sino también lanzado libros y actividades en relación con China, el Apec, la Alianza del Pacífico y a los contactos bilaterales de nuestro país con economías específicas del área, porque Chile es un país del Pacífico y su identidad la da su condición tridimensional. Además, somos un país de mar abierto, eso implica que los desafíos son mayores porque su involucramiento es mayor en lo que se refiere a sus zonas jurisdiccionales, a sus productos, subsuelo, recursos minerales y pesqueros”.

 

Si se observan las embajadas de Chile en los países del Asia, particularmente en el Sudeste Asiático, podemos constatar que hay una baja cantidad de funcionarios diplomáticos. ¿Hay en su institución algún tipo de motivación para promover la presencia de personal en las oficinas del Asia?

 

“No comulgo con esas apreciaciones, en el sentido de que haya gente que no quiera irse. Obviamente que el tema de los recursos es un tema central, junto al capital humano y la infraestructura son tres elementos fundamentales de la política exterior de un país en globalización. En cuanto al capital humano, obviamente que la Academia Diplomática tiene una preparación de capital humano y lo que se traspasa es el concepto de que la única característica que puede singularizar a un diplomático es que es un servidor público, por lo que tiene que estar preparado para estar en cualquier lugar que se le requiera. Otra cosa es el concepto de embajada y de presencia chilena en las distintas áreas, en este caso en particular en el Asia Pacífico, nosotros estamos trabajando en la implementación de la diplomacia digital, pues la diplomacia no es solo presencia, hay una serie de recursos en los cuales se puede estar presente, lo que pasa es que el Ministerio como tal y sus funcionarios no han asumido la diplomacia digital como lo ha hecho la Academia Diplomática.

No estoy haciendo una crítica, sino que estoy poniendo a la Academia como un referente y precursor en lo que es la diplomacia digital, ejemplo de eso es Apuntes Internacionales y las cátedras que impartimos. En lo que se refiere a la preparación de capital humano, nosotros creemos y tenemos la posición de que las embajadas deberían ser un cluster, no solo la Cancillería, aquí la política exterior es un árbol viejo, estructural, de un gran tronco frondoso donde el tronco principal de tradición es la Cancillería y las ramas son todas las áreas, el Parlamento, los militares, la cultura, la ciencia y tecnología. Todos estos son elementos que concurren hoy a la diplomacia y a la configuración del interés nacional. Ese árbol debe ser regado por todos para que las ramas florezcan. Entonces, tengo una posición como director, que en el mundo de hoy desde el punto de vista de la infraestructura las embajadas tienen que ser un cluster, deben funcionar de acuerdo a los recursos y capacidades del país, pero deben concurrir todos los sectores a la conformación de la embajada. No todas las partes son iguales, pero si se requiere al Banco Central, representantes del Ministerio de Desarrollo Social, de las ONG’s, empresarios, etc. Aquí hay que sumar recursos y ProChile junto a la Direcon invierten bastante en esta área, entonces no estoy de acuerdo con esto de hacer diferencias entre el sector diplomático del comercial, o del militar, todos somos un cluster.

El mensaje tiene que ser una suerte de planificación. No puede ser el mismo que entregamos en Europa que en Asia Pacífico, tiene que ser un tema de interés nacional y ahí como Academia Diplomática también estamos postulando a algunas ideas y propuestas. El mundo de hoy ha cambiado, nuestra cultura latinoamericana tiene mucho de relato, mientras que el mundo sajón es de propuestas. Creo que nosotros tenemos que hacer este tránsito cultural de pasar del relato a la propuesta, vea usted al cine chileno y otras artes, donde se hace una reflexión en mucho relato, pero no crean ni hacen un desarrollo del personaje como tal. Aquí lo que nos hace falta hacer un desarrollo de qué es lo que es el diplomático del siglo XXI, no sobre una etiqueta o un "hashtag #diplomático", más allá de un relato tiene que haber una propuesta a enfrentar el cambio, usar la tradición para el cambio e innovar, mover el status quo”.

 

Una vez que está formado el diplomático ¿de qué manera se estructuran, ordenan y potencian las líneas de especialización en Asia Pacífico y los conocimientos logrados en las misiones?

 

“No voy a hacer un juicio de si se aprovechan o no, quién soy yo, quiero hablar desde una perspectiva de propuesta y análisis. El ADN del innovador tiene cinco puntos centrales que son iguales para los empresarios, diplomáticos, pintores y todas las actividades. Uno de ellos es poner la experiencia al servicio de la comunidad, al igual que las redes de contacto, ojalá aumentarlas. Quien tiene redes importantes y experiencia acumulada tiene que traspasarlas, eso se llama capacitación y para eso no solo tiene que participar la universidad, o el experto, el diplomático tiene que ser un gran generalista que vea el mundo redondo y que vea también sus oscuridades, no solo la perspectiva de cada sector que ve el mundo plano, es decir desde su sector. Eso significa que debe traspasar esa experiencia, ya que si se le va cargando la mochila con una cantidad de expertise va a ser un mal experto y un mal generalista, es decir, un mal diplomático.

En este aspecto es importante la cooperación, los llaneros solitarios no existen, desde la perspectiva de la Academia Diplomática estamos trabajando con academias de todo el mundo, porque el segmento cultural es el que motiva al cambio, la historia también lo determina, por eso estamos trabajando en esa perspectiva. Yo diría que en cuanto al tema de la expertise, no hay que ser diplomático para tenerla en el Asia Pacífico, también un empresario la puede tener, por eso es que existen talleres donde pueden leer y mirarlos. El diplomático es miembro del Ministerio de Relaciones Exteriores, si un diplomático viene de otra área tiene que tomar esa conciencia de ministerio y la comunidad nacional tiene que entender que Cancillería en su gran dimensión, su labor se hace fuera de las fronteras nacionales y eso tiene una apreciación distinta, entonces lo que hacemos en la Academia es una pedagogía interna nacional de qué es lo que es la diplomacia y hoy todo puede serlo, pero no todo es Política Exterior”.

 

Se dice que este es el siglo de Asia ¿Cómo se están formando los diplomáticos en ese escenario?

 

“Lo eslogans o convicciones de si es el siglo del Asia, el Pacífico o Europa es una cosa recurrente. Sin embargo este si es el siglo de la innovación, que no es solo juventud, sino algo más complejo. Si la innovación está en Asia, bienvenida sea, pero nosotros formamos a los diplomáticos no solamente para el Asia, el mundo es muy evolutivo, cambiante, además de redondo, y la rueda de la fortuna no la clava ninguna persona sector o país. Es cierto que hay persistencia en quienes se destacan, pero si hay que poner el acento en el Asia, desde la perspectiva de Director de la Academia Diplomática, desde que comenzamos en este proceso de modernización, los funcionarios están bien preparados para ir al Asia y responder a sus desafíos”.


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