Cuando se acaban de cumplir 30 años desde la puesta en marcha de la política del hijo único en China, el gobierno niega una flexibilización de la ley, que se estima, ha limitado cerca de 400 millones de nacimientos y hoy enfrenta una serie de problemas, entre los que destacan, el creciente aumento de la longevidad y el desequilibrio entre sexos.
SOCIEDAD CHINA, POBLACION CHINA, POLITICA DEL HIJO UNICO CHINA, ONE CHILD POLICY, DEMOGRAFIA CHINA, CHINA, XULIO RIOS, OBSERVATORIO DE LA POLITICA CHINA, POLITICAS PUBLICAS ASIA PACIFICOCuando se acaban de cumplir 30 años desde la puesta en marcha de la política del hijo único en China, el gobierno niega una flexibilización de la ley, que se estima, ha limitado cerca de 400 millones de nacimientos y hoy enfrenta una serie de problemas, entre los que destacan, el creciente aumento de la longevidad y el desequilibrio entre sexos.Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
Cuando se acaban de cumplir 30 años desde la puesta en marcha de la política del hijo único en China, el gobierno niega una flexibilización de la ley, que se estima, ha limitado cerca de 400 millones de nacimientos y hoy enfrenta una serie de problemas, entre los que destacan el creciente aumento de la longevidad y el desequilibrio entre sexos.
Desde 1980 que las familias de las principales ciudades del país asiático han vivido bajo una ley que no les permite traer al mundo a más de un hijo, o de lo contrario, deben enfrentarse a multas que pueden llegar hasta los diez salarios locales.
“En general, esta ley ha sido buena y necesaria para China y para toda la humanidad, aunque discrepe de algunas de las fórmulas aplicadas por ser demasiado agresivas. Pero cierto control de la natalidad lo considero totalmente indispensable”, explica Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China de Casa Asia.
Respecto a los impactos que ha producido esta legislación, Ríos comenta que si bien, el primero y más obvio es la reducción de nacimientos, “los mayores impactos son negativos: envejecimiento de la población, actitudes egoístas y corrupción”.
Esta ley, también ha generado un problema psico-social, pues la competitividad aumentó considerablemente entre los hijos únicos, lo que ha derivado en niños estresados por causa de las altas exigencias en sus escuelas. Y quizás uno de los más importantes, es el cambio demográfico, que se ve reflejado en una sociedad longeva -en Shanghai el 20% de la población es mayor de 60 años-, y en un aumento considerable en el número de hombres –para el año 2020, se estima que hayan 40 millones más que mujeres-.
“Son muchos los especialistas chinos que reclaman un cambio, argumentando no solamente los efectos sicológicos de la actual política en los individuos, sino la necesidad de poner fin a fenómenos como el desequilibrio entre sexos que se inició a finales de los años 80 cuando los ultrasonidos permitieron la selección y muchas mujeres preferían abortar al enterarse de que su embarazo era de una niña”, comenta Ríos.
“En la preferencia de los varones influye la creencia de que sólo los hombres pueden transmitir la línea sanguínea, pero también el hecho de que la mujer, una vez casada, cuida de sus suegros y no a sus padres, siendo también menos valorada como fuerza de trabajo, especialmente en el campo”, agrega.
A pesar de todas las consecuencias negativas que afectan la calidad de vida de toda la sociedad –niños, hombres, mujeres y ancianos- un estudio realizado en el 2008 arrojó que el 76% de los chinos aprueba la política del hijo único. A fines de septiembre de este año, se presumió que habría una flexibilización del programa de planificación familiar, no obstante, el gobierno negó cualquier posibilidad y afirmó la mantención de la política durante las próximas décadas.
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