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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Educación Superior en China: promoción para el desarrollo

25 marzo 2014

Desde 1999 el Gobierno chino impulsa una serie de políticas para fortalecer y ampliar la educación superior, logrando cuadruplicar el número de graduados durante la última década. Esto, le ha permitido levantar una generación de profesionales de primera línea que se expande por todo el mundo. A continuación, presentamos la importancia de este sector para el desarrollo y la economía del país, así como los detalles de su sistema.

Desde 1999 el Gobierno chino impulsa una serie de políticas para fortalecer y ampliar la educación superior, logrando cuadruplicar el número de graduados durante la última década. Esto, le ha permitido levantar una generación de profesionales de primera línea que se expande por todo el mundo. A continuación, presentamos la importancia de este sector para el desarrollo y la economía del país, así como los detalles de su sistema.

Políticas de promoción

El Gobierno de China era la principal fuente de financiamiento para las instituciones educativas hasta que comenzó la transformación de la educación superior en 1999. Con la nueva legislación, hoy es el aporte privado –es decir, el costo de la matrícula y el pago libre- el que cubre más del 50% del gasto total. Este sistema de coste compartido hace que los estudiantes aporten un porcentaje variable según su nivel de renta.

A raíz de lo anterior, y para ampliar la oportunidad de acceso, el Gobierno entrega subsidios a la educación superior que permiten que millones de jóvenes abandonen el campo para estudiar en las ciudades. En concreto, el país está invirtiendo $250.000 millones al año en capital humano.

Otra de las medidas gubernamentales fue abrir el área a las inversiones privadas en el sector. Este hecho, originó la fundación de más de mil entidades privadas, las que se suman a las universidades e institutos públicos, para fundar un total de 2409 centros de estudio hasta la fecha.

Además, este “boom” trajo un masivo aumento de las matrículas, llegando a cuadruplicar la cantidad de graduados en la última década. Ahora, China genera ocho millones de profesionales al año, gracias a sus múltiples universidades y centros técnicos. Por ello, y en vista de sus grandes inversiones, el país espera tener 195 millones de egresados de la educación superior en 2020.

Desarrollo sostenible

El país ha desplegado un plan integral en este sentido. Así, el XI Plan Quinquenal, estableció las bases al enfatizar el desarrollo sostenible y equilibrado de la educación superior durante los años 2006 – 2010, convirtiendo a las universidades más importantes del país en una pieza clave para el sello innovador de toda una nación.

El Gobierno asumió la transformación educativa como parte de una estrategia de desarrollo más amplia, diseñada para mantener el crecimiento de la economía nacional mediante el mejoramiento de la calidad. Esto incluyó la instauración, en 2010, del Plan Nacional para la Reforma y Desarrollo de la Educación cuya finalidad era construir un país más rico en recursos humanos para el 2020.

De igual forma, el XII Plan Quinquenal 2011 – 2015 determinó siete prioridades de desarrollo en materia energética, medio ambiente y tecnología. Por ello, el gobierno entrega una serie de becas para estudiar en el extranjero, especialmente en las áreas de ingeniería -la especialidad más popular en China- y ciencia, como una forma de reconocer la importancia de la formación universitaria en estos y otros campos.

China pretende invertir más de $1,6 billones de dólares para expandir las industrias que representarán el 8% de la producción económica en 2015. Esto ha motivado a muchas grandes universidades a especializarse en las actuales tecnologías de las industrias que China planea impulsar hacia Occidente.

Principales desafíos

Con la estrategia de desarrollo de la institución a través de los recursos humanos, China prioriza los docentes universitarios con excelencia internacional. Sin embargo, la cantidad de profesores altamente calificados no es suficiente para la enorme demanda de estudiantes en este sector, pues por cada persona que recibió un doctorado en la década de 1990, hay 3.000 estudiantes de pregrado hoy, lo que evidencia las nuevas necesidades de esta generación.

Otro problema es la baja remuneración de los profesores. El sueldo promedio de un académico (menos de $300 dólares) se puede mejorar si logra ser promovido a puestos administrativos en la universidad, pero estos cargos suelen derivar del activismo dentro del Partido Comunista, y no de la excelencia en investigación que cada profesional ostente.

Por otra parte, el método de enseñanza está determinado por la tradición jerárquica que lo caracteriza. El modelo se rige por un esquema vertical, que le otorga el total protagonismo al profesor y restringe la intervención de los estudiantes. Son muy pocas las universidades que han empezado a experimentar con nuevas modalidades de seminarios y talleres.

En cuanto a la economía, ésta también plantea un desafío para las autoridades, ya que su variación a la baja en el último año -por una tasa de crecimiento más lento-, se contradice con el exceso de oferta de titulados universitarios que genera este sistema. Por ello, sus líderes deberán velar por una mayor empleabilidad, junto a la creación de un sistema educativo orientado a la formación de profesionales competitivos a escala mundial.

Descripción del sistema

La educación superior china tiene cuatro niveles: diplomado, licenciatura, maestría y doctorado. Antes de matricularse, los estudiantes deben rendir un examen de selección obligatorio organizado por el Ministerio de Educación y el ingreso en una u otra universidad se define a partir de las notas que obtengan en él. Este examen es reprobado por el 40% de los aspirantes.

Por otro lado, las llamadas “universidades de elite” son cerca de 20 casas de estudio catalogadas como las mejores del país, que reciben los mayores fondos del Gobierno central y local. Ingresar a ellas es mucho más difícil y sólo un 10 a un 20% de los postulantes lo logra. La importancia de la excelencia académica en los estudiantes se relaciona con la obtención de mejores profesores y capitales para la investigación, garantizando así más capital para la institución.

Al respecto, el director del Centro de Estudios Latinoamericanos sobre China de la Universidad Andrés Bello, Fernando Reyes Matta, declaró que “el desafío que viene para la educación superior en China es cómo avanzar hacia métodos más participativos por parte de los estudiantes, de forma que –a través del debate y el cuestionamiento- el modelo educativo vaya avanzando en la capacidad de innovación y creatividad”, puntualizó.

Reyes Matta, también ex embajador de Chile en China, planteó que “la educación superior en China está vinculada con las demandas concretas de su realidad como la expansión también muy importante de las clases medias. Es más, hoy se estima que los sectores medios conforman una población de unas 350 millones de personas”, explicó.

Según el ex diplomático, este escenario de desarrollo de educación superior está muy ligado a las demandas para avanzar en la formación de los cuadros que requiere la expansión de los sectores nuevos en el país.

En efecto, y a raíz de esta planificación integral a mediano y largo plazo, se espera que las universidades adquieran un rol más activo en la creación de una educación superior asentada en el desarrollo sostenible de la sociedad china. El Gobierno invierte para iniciar su expansión económica más allá de la industria manufacturera.

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