La académica de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM) e investigadora en Cigiden (Centro de investigación para la gestión integrada del riesgo de desastres), además de doctora en meteorología por el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) de Brasil centra su investigación en la gestión de riesgos de desastres, el cambio climático y los impactos en la salud. En esta entrevista, destacó la importancia de implementar planes de adaptación eficientes que incluyan infraestructura verde y sistemas de alerta temprana.
RED ASIA PACIFICO OPINA, OLAS DE CALOR EXTREMO, CALOREXTREMOLa académica de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM) e investigadora en Cigiden (Centro de investigación para la gestión integrada del riesgo de desastres), además de doctora en meteorología por el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) de Brasil centra su investigación en la gestión de riesgos de desastres, el cambio climático y los impactos en la salud. En esta entrevista, destacó la importancia de implementar planes de adaptación eficientes que incluyan infraestructura verde y sistemas de alerta temprana.Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
La voz de Rayana Palharini es valiosa para la comprensión de las olas de calor extremo, debido a su experiencia en el uso de datos satelitales para gestionar riesgos climáticos. Desde esta perspectiva, la investigadora resaltó la necesidad de que los esfuerzos para mitigar los efectos del cambio climático sean integrales y colaborativos, involucrando tanto a las autoridades gubernamentales como a la población general. Más de sus reflexiones, a continuación.
Explicar las olas de calor extremo desde la meteorología
”El cambio climático está alterando los patrones atmosféricos y el ciclo hidrológico. Este fenómeno amplifica los eventos meteorológicos extremos, que han ocurrido en el pasado y seguirán sucediendo en el futuro, pero ahora se presentan con una intensidad y frecuencia creciente. Esta es una preocupación central para los científicos, incluyendo climatólogos y meteorólogos, ya que los eventos extremos impactan directamente en la vida de las personas y en la sociedad en general.
Un claro ejemplo de esto son las olas de calor, que se definen como períodos prolongados de temperaturas anormalmente altas. Cuando experimentamos valores de temperatura superiores a lo esperado durante varios días consecutivos, como más de tres días, clasificamos esto como un evento de ola de calor. El cambio climático está modificando estos patrones, haciendo que las olas de calor sean más intensas, frecuentes y duraderas.
En el pasado, por ejemplo, una ola de calor podía durar tres días, pero hoy pueden extenderse hasta una semana. Este fenómeno no se limita a Chile, sino que se observa a nivel global. Cada verano, países como Estados Unidos y Canadá enfrentan olas de calor extremas, al igual que naciones europeas como Francia, Italia y España. Australia también experimenta olas de calor intensas, especialmente durante la temporada de incendios.
El problema radica en que estos eventos meteorológicos están volviéndose cada vez más extremos. La causa principal del cambio climático son los gases de efecto invernadero, que retienen el calor en la superficie de la Tierra. Aunque los gases de efecto invernadero no son inherentemente dañinos desde un punto de vista físico, su concentración excesiva provoca un aumento significativo de la temperatura superficial. Este calentamiento intensifica fenómenos como las olas de calor al alterar los patrones atmosféricos”.
Acciones que debería tener un buen plan de adaptación en las ciudades
”Un plan de adaptación es fundamental para abordar el problema de las altas temperaturas. Partiendo de la premisa de que estamos enfrentando valores máximos de temperatura muy elevados, la pregunta es: ¿cómo podemos reducir esas temperaturas? Una de las soluciones es implementar infraestructuras verdes. La creación de más parques, plazas y áreas verdes puede ayudar a disminuir la temperatura y mejorar la sensación térmica en las ciudades.
Estudios han demostrado que, al medir la temperatura en un lado de una calle sin árboles y en el otro con árboles, se puede observar una reducción de hasta 5 grados en la temperatura superficial. Aunque la diferencia en la temperatura del aire a dos metros de altura puede no ser tan significativa, la variación a nivel de superficie es considerable y afecta nuestra percepción del calor. Por eso, cuando hace mucho calor, la gente prefiere estar bajo la sombra de un árbol o sentarse en un parque, ya que esa sombra brinda una sensación de frescura.
En primer lugar, es crucial construir estructuras verdes. Otra opción viable es mejorar las viviendas. Desde el punto de vista arquitectónico, existen diversas estrategias para promover la ventilación natural y crear corrientes de aire. Esta infraestructura no es difícil de implementar; solo requiere planificación y la colaboración de arquitectos especializados en el tema. Además, hay que considerar la eficiencia energética. Es importante diseñar construcciones que aprovechen al máximo la energía disponible, en lugar de desperdiciarla, como suele ocurrir.
Un aspecto crucial que han implementado muchos países en Europa y Estados Unidos son los sistemas de alerta temprana. Estos no solo son aplicables a olas de calor, sino también a todos los desastres naturales. La creación de estos sistemas permite a la población y a las instituciones estar preparadas ante los riesgos que enfrentarán.
Por ejemplo, al hablar de olas de calor, es necesario considerar su impacto en el sistema de salud. Estas olas pueden provocar alteraciones en las personas, generando problemas respiratorios y cardiovasculares. Sin embargo, el sistema de salud actual no está completamente preparado para identificar esta relación. Muchas veces, un paciente llega a atención médica con síntomas cardiovasculares o respiratorios sin que el médico reconozca que estos pueden ser consecuencia de un evento extremo como una ola de calor.
Esto es algo que estamos tratando de abordar a través de investigaciones y colaboraciones internacionales, buscando integrar a los profesionales de la salud para que comprendan los fenómenos meteorológicos extremos y su impacto en los pacientes.
Es esencial establecer sistemas de alerta que no solo consideren a la población como receptora final, sino también a otros sistemas, como el transporte y la salud. Desde el punto de vista gubernamental, esto debería ser parte del control por parte de los ministerios y parlamentarios, quienes deciden dónde invertir los recursos y cómo construir políticas públicas efectivas. Así, los sistemas de alerta temprana se convierten en herramientas esenciales para enfrentar eventos extremos como olas de calor de manera más eficiente”.
Australia y España sensibilizan al personal de la salud
”Los sistemas de alerta son relativamente nuevos y han comenzado a implementarse en varios países. Australia es un ejemplo con su personal de la salud, pero otro ejemplo interesante es España, que el año pasado creó un sistema de alerta muy interesante para las olas de calor, similar a la manera en que se nombran los huracanes.
Recientemente, España tuvo el huracán Miriam y también ha empezado a nombrar las olas de calor, lo que resulta fascinante. Este enfoque tiene un impacto positivo en la participación de la población, ya que al nombrar las olas de calor, las personas se sienten más involucradas. Por ejemplo, en los medios de comunicación se hace referencia a la ola de calor "María", lo que lleva a la gente a informarse y tomar acciones, como asegurarse de beber suficientes líquidos durante esos días calurosos.
Este enfoque en España es un ejemplo destacado de un sistema de alerta temprana eficiente. A diferencia de muchos sistemas que dependen únicamente del gobierno para emitir alertas, en España se ha incorporado un componente educativo. Esto permite que la información llegue a las personas que realmente enfrentarán las consecuencias de las olas de calor. Gracias a esta educación, la población comprende que no es recomendable salir a caminar durante las horas más calurosas del día y que deben protegerse adecuadamente del sol.
Además, dado que España tiene una población considerablemente envejecida, es crucial que las personas mayores eviten la exposición prolongada al calor. Por lo tanto, se les aconseja usar bloqueador solar y mantenerse hidratados, bebiendo al menos cuatro litros de agua al día. Este enfoque educativo es fundamental, ya que ayuda a prevenir el agotamiento de los sistemas de salud.
Pensar en los sistemas de alerta temprana no solo como una creación científica o tecnológica, sino como un proceso integral que involucra a todos los actores relevantes. Los científicos analizan datos meteorológicos y revisan la literatura para generar información útil; luego, equipos de desarrollo tecnológico crean plataformas para comunicar estas alertas. Finalmente, los funcionarios gubernamentales toman decisiones basadas en estas alertas. Para que este ciclo funcione correctamente, es esencial que la información llegue a la población.
Con el cambio climático, estos eventos extremos serán cada vez más frecuentes. Por lo tanto, es vital que los sistemas de alerta temprana estén bien articulados y funcionen como un ciclo efectivo. El ejemplo de España en el manejo de las olas de calor es relevante y ofrece lecciones valiosas para otros lugares que buscan implementar sistemas similares”.
Refugios para capear el calor
”Es fundamental considerar la creación de refugios frescos, que serían espacios donde las personas puedan resguardarse durante periodos de altas temperaturas. Por ejemplo, muchas veces, cuando enfrentamos olas de calor, nos encontramos en casa sin aire acondicionado y buscamos alternativas para refrescarnos. Un comportamiento común es ir al mall, donde podemos disfrutar de un helado y permanecer en un ambiente climatizado. Esta búsqueda de refugio en lugares frescos es una respuesta natural ante el calor extremo.
Sin embargo, ¿qué pasaría si este enfoque se implementara de manera intencionada? Si los legisladores adoptaran esta idea como parte de una política pública y crearan espacios diseñados específicamente para proporcionar alivio del calor, podría marcar una gran diferencia. Sabemos que el próximo verano es probable que enfrentemos temperaturas extremadamente altas, por lo que es esencial prepararnos para estas condiciones.
Si se construyeran intencionadamente espacios climatizados y se implementaran campañas de información sobre ellos, podríamos mejorar significativamente la situación. Por ejemplo, se podría establecer un sistema de alerta temprana que informe a la comunidad sobre las olas de calor pronosticadas. Cuando se anticipen temperaturas de 35 grados, se podrían identificar puntos de refugio en diversas localidades, donde las personas pudieran encontrar alivio y acceso a servicios como venta de comida y helados.
Imaginemos el éxito que podría tener una iniciativa así, si estuviera incluida en un plan de adaptación y mitigación del cambio climático. Esto no solo ofrecería un alivio inmediato a las personas durante las olas de calor, sino que también contribuiría a la salud y el bienestar de la comunidad en general”.
Olas de calor extremo en los próximos veranos
”Considerando los escenarios de cambio climático, las proyecciones indican un aumento de temperatura global de entre 1,5 y 4 grados a lo largo de este siglo, hasta el año 2100. Es importante aclarar que este rango se refiere al promedio global y no significa que en lugares específicos, como Santiago o Providencia, la temperatura aumentará exactamente en esa misma medida. En realidad, algunas regiones pueden experimentar un incremento mayor o menor.
Imaginemos el planeta como una máquina térmica altamente eficiente, donde la energía no se pierde y siempre está funcionando. En ciertas áreas, como durante un incendio —por ejemplo, los recientes incendios en Valparaíso—, las temperaturas pueden alcanzar niveles extremadamente altos, tanto en la superficie como en la atmósfera.
Este calor extremo necesita disiparse y se redistribuye a través de las corrientes atmosféricas. Mientras tanto, en otras regiones, como Alaska en invierno, las temperaturas pueden ser muy bajas. Por lo tanto, cuando hablamos de un aumento de 4 grados, es fundamental entender que este es un promedio y no se aplica de manera uniforme a todas las localidades.
El planeta busca constantemente un equilibrio. A veces, este equilibrio se manifiesta a través de fenómenos meteorológicos intensos, como lluvias torrenciales o sistemas de presión atmosférica que pueden dar lugar a tormentas y huracanes.
Cuando observamos eventos climáticos extremos, estamos viendo cómo el planeta responde al desequilibrio causado por la acumulación de gases de efecto invernadero. A medida que continuamos emitiendo más gases de los que la Tierra puede manejar, las respuestas del sistema climático se vuelven más drásticas y frecuentes”.
Chile, al igual que cualquier otra parte del mundo, enfrentará eventos meteorológicos más intensos, incluyendo olas de calor. La geografía de Chile es única, ya que abarca diversas latitudes y presenta características distintas. En el centro-norte del país, donde el clima es más seco, es más probable que ocurran sequías y olas de calor. En contraste, el centro-sur tiende a experimentar más tormentas. Sin embargo, esto no significa que el sur esté completamente exento de olas de calor; también pueden ocurrir.
La diferencia radica en la adaptación y resistencia de las personas a las temperaturas. Por ejemplo, si en el sur la temperatura promedio en verano es de 20 grados y sube a 30 grados, esto representa un calor significativo para quienes viven allí. El impacto de esa temperatura en una persona del sur será diferente al de alguien que ha crecido en el norte, donde temperaturas similares son comunes. La experiencia y la adaptación al calor varían según la región, lo que significa que incluso si una ola de calor tiene una temperatura más baja en comparación con el norte, sigue siendo una ola de calor y su impacto puede ser severo.
Entender estas dinámicas es crucial para abordar los desafíos del cambio climático y prepararnos adecuadamente para los eventos extremos que se avecinan”.
Por equipo Asia Pacífico: asiapacifico@bcn.cl
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