Reporte mensual India: Un difícil comienzo de año

Los atentados de Mumbai aún siguen siendo un tema central en la India, sobre todo por las tensas relaciones existentes con Pakistán, a quien acusan de haber colaborado con las facciones terroristas que perpetraron los ataques.

Junto a esto se encuentran la crisis económica que esta incidiendo en sus índices de crecimiento y que ya esta provocando un fuerte descontento en su población.

Los atentados ocurridos en Mumbai en noviembre del 2008 siguen generando tensión con Pakistán. El Ministro de Relaciones Exteriores indio, Pranab Mukherjee, ya había entregado al gobierno de Islamabad, la capital pakistaní, evidencia de que relaciona los atentados con “elementos” de su vecino país, por lo que los llamaba a actuar de acuerdo a los datos entregados y llevar a los sospechosos ante la justicia.

Por otra parte, el Primer Ministro Manmohan Singh dijo que los ataques debieron haber tenido apoyo de alguna agencia oficial en Pakistán, acusando directamente a Islamabad. Esto debido a la sofisticación y precisión militar del ataque, señaló el mandatario. El Premier también acusó a Pakistán de “fomentar la histeria de guerra”, en lo que algunos catalogaron como los comentarios más duros hecho por una autoridad india.

Por su parte, Pakistán, tras semana de negarse a confirmar las acusaciones, reconoció que el único terrorista sobreviviente en el ataque a Mumbai era un ciudadano de su país. Por lo que días después las autoridades de Islamabad informaron que tenían 71 personas arrestadas como resultado de sus investigaciones contra los presuntos grupos relacionados con los ataques en Mumbai.

Además, en un esfuerzo por aliviar las tensiones, una delegación de paz pakistaní viajó a India, en la que se incluyeron políticos, activistas y periodistas, quienes llegaron a Delhi para reunirse con sus pares indios.

Relacionado con este tema también estuvo la visita del Presidente afgano Hamid Karzai, destinado a la discusión de asuntos de seguridad regional. El mandatario afgano manifestó su solidaridad con el pueblo indio ante los hechos de Mumbai, y en conjunto con el premier indio, hizo un llamado a todos los países a combatir el terrorismo. Afganistán también tiene una dificultosa relación con Pakistán, y ha criticado a Islamabad por no hacer lo suficiente para detener a los terroristas que cruzan sus fronteras para lanzar ataques.

Durante enero, India debió reaccionar ante la crisis económica. Las autoridades dieron a conocer medidas como reducción de la principal tasa de interés del país. Así el Banco de Reserva de India, redujo su tasa de préstamo en un punto porcentual, quedando éste en 5,5%, su punto más bajo en ocho años.

Otra medida adoptada es la reducción de los fondos que los prestamistas comerciales deben mantener como reserva, de un 5,5% a un 5%, y les da la posibilidad a los Gobiernos estatales de pedir prestado de un fondo de US$ 6 mil millones para proyectos de infraestructura.

Aunque la peor noticia vino desde el Banco Central de India, que hizo un recorte en su pronóstico de crecimiento para este año, de un estimado entre un 7,5% a un 8%, ahora la cifra entregada por los economistas es de un 7%. A pesar de lo anterior, el Banco de Reserva no cambió las tasas de interés.

Pero la crisis se siente de otras formas, y quizás de la manera más incomoda para las autoridades, como es el descontento social. El paro general del sector transportista, surgido a principios de mes, significó la retirada de millones de camiones fuera de los caminos, en demanda por los menores precios de petróleo. Además se protestó en contra de un impuesto a rutas peligrosas impuesto por el Gobierno. Un día después los trabajadores de las petroleras estatales también se votaron a huelga, debido a los bajos sueldos.

Esto tuvo como consecuencia que las estaciones de bencina quedaran sin petróleo, y se atestaran de personas en busca de combustible, aunque poco después los trabajadores terminaron las movilizaciones, no sin antes dejar sin combustibles al 80% de las estaciones de servicios, es más, el caos que causó en todo el país la falta de combustible, fue la razón por la cual los trabajadores desistir del paro y continuar con las conversaciones con el Gobierno.

Los problemas del choque entre la tradición India y la modernidad volvieron a surgir este mes, cuando el Jefe de Gobierno del estado de Rajastan (uno de las regiones más pobladas del país) anunció una nueva política en su estado, para desincentivar el consumo de alcohol en los jóvenes, señalando que el gobierno estatal anterior promovía una “cultura del licor”.

La propuesta del Gobierno de Shri Ashok Gehlot, ya aprobada por el Congreso federal, significa el cierre de casi 800 puntos de venta de alcohol, puesto que según Gehlot, el anterior Gobierno permitió la apertura de demasiadas distribuidoras de alcohol (conocidas como Indian Made Foreign Liquor). Además, cerca de 150 botillerías cercanas a lugares religiosos, e instituciones educacionales serán clausuradas.