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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Rodrigo Salinas: El chileno que apostó a ojos cerrados por China

03 abril 2013

Tras ser becado por el Instituto Confucio para estudiar chino mandarín durante seis meses en el gigante asiático, Rodrigo Salinas planificó un viaje que se limitaba a cumplir con el semestre de estudios y volver a Chile. Sin embargo, los encantos de China modificaron drásticamente su idea inicial y hoy se encuentra radicado en Beijing con un trabajo estable como profesor de inglés en un jardín infantil. Conozca más de su increíble experiencia en la siguiente nota.

Tras ser becado por el Instituto Confucio para estudiar chino mandarín durante seis meses en el gigante asiático, Rodrigo Salinas planificó un viaje que se limitaba a cumplir con el semestre de estudios y volver a Chile. Sin embargo, los encantos de China modificaron drásticamente su idea inicial y hoy se encuentra radicado en Beijing con un trabajo estable como profesor de inglés en un jardín infantil. Conozca más de su increíble experiencia en la siguiente nota.

Apostando por China

"Estudié ingeniería comercial en la Universidad de Valparaíso, donde siempre hablaban de los países BRIC. Esto fue lo que me llevó a poner mis ojos en China en el año 2006. Pero no fue hasta el 2011, en el segundo semestre, que comencé a estudiar el mandarín con un curso que daba la municipalidad de Viña del Mar y el Instituto Confucio. Para ese entonces no sabía ni decir “hola” en chino y en el verano realicé el intensivo –también en el Instituto Confucio- mientras trabajaba de salvavidas.

En marzo postulé a las becas que entrega la Embajada de China para estudios, pero no fui seleccionado. Hasta que un día me llaman del Confucio y me dicen que se abrieron más becas para estudiar, y me aconsejaron postular para estudiar un semestre. Fue así como quedé en la Universidad de Ningbo. Tuve que comenzar a trabajar para pagar el pasaje y en septiembre viajé. ¿Por qué China? creo que China me eligió a mí".

Primeras impresiones al llegar

"Antes de viajar a China leí bastante y vi muchos documentales. Si bien me ayudó mucho haber estudiado el mandarín e interiorizarme en su cultura, hábitos e historia, al llegar todo fue diferente a lo que esperaba. Lo primero que me cautivó fue que todo era muy moderno, grande, la estación de trenes, el aeropuerto, todo gigante. Me impresionó también lo económico que es China y la costumbre de regatear precios. Acá no se da boleta y todo es negociable.

Sin embargo, no todo fue buena impresión. Las ciudades son muy limpias, pero la gente tiene hábitos diferentes, lo que puede ser asqueroso, pero es parte de su cultura, como el escupir a destajo y no taparse la boca al toser o estornudar, sin contar que la mayoría no se lava los dientes. Pero son cosas que uno se va acostumbrando y pasan a ser del día a día.

Lo otro que me llamo la atención es como todo funciona en perfecto desorden; las calles, las motos, la gente. Para mí China es un país pintoresco, y me encanta. Es increíble también ver como los chinos tienen tanto dinero: uno puede ver autos cero kilometro en cada esquina, no hay autos antiguos y abundan los modelos del año; incluso acá en Beijing es muy común ver modelos Ferrari, BMW, Audi, etc".

Costumbres que describen al gigante asiático

"La comida, sin duda, es uno de los puntos que más marca a los chinos, aunque debo decir que es diferente en Ningbo que acá en Beijing. Pero en general comen al desayuno bastante, es cosa de ver lo que se vende en la calle, almuerzan alrededor de las 11 am y toman té todo el día. Además les gustan mucho las semillas de maravilla y se acuestan muy temprano. En Ningbo las mujeres comen mucho, es cosa de ir a un restaurant y ver las mesas. Son todas muy flacas, aunque toman bastante cerveza.

Por otra parte, los chinos en Beijing son serios. No se ríen mucho, pero en la intimidad son muy alegres; solo es cosa de conocerlos -en especial a las mujeres y los hombres jóvenes- ya que los más adultos son bastante serios y rígidos.

Acá la vida es muy sana, es común ver a los abuelos criando a sus nietos, ya que los padres trabajan, y no se ve mucho lo del hijo único. En el jardín infantil que trabajo la mayoría de los niños tiene hermanos, lo que habla de lo bien que esta el país económicamente".

El desafío de trabajar en China

"Trabajar en China ha sido una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida. Soy profesor en un jardín infantil, y así uno puede conocer mucho más de cómo viven los chinos, qué les gusta, qué es lo que hacen. En la inocencia de los niños uno se da cuenta que no somos tan diferentes.

Trabajar acá para los extranjeros no es muy difícil, solo hay que darse el tiempo para buscar y saber dónde. También se debe tener mucho cuidado al momento de elegir o firmar un contrato, ya que los chinos siempre tratan de sacar el mayor provecho económico. Por ejemplo, para reclutar gente se utilizan agentes, los que tratan de ofrecer los sueldos más bajos para quedarse con la diferencia de lo que realmente se paga, pero cuando uno conoce el mercado y los sueldos, solo hay que levantar la voz y te vas haciendo un espacio.

Los horarios son muy relajados. Solo trabajo cinco horas diarias, de 8 a 11 y luego de 14 a 16, es decir tengo 3 horas de colación, las que generalmente utilizo para dormir o repasar el estudio del idioma. Además los sueldos son altos y este es uno de los países más económicos del mundo, por lo que China se ha convertido, al menos para mí, en un paraíso.

Eso sí, es fundamental el inglés, es la base de todo para poder abrirse paso en busca de oportunidades, al igual que, como es obvio, el chino mandarín. En mi caso no puedo decir que en un comienzo fue fácil, estuve a días de desistir, pero en la vida nunca hay que rendirse, siempre en un comienzo todo cuesta, pero son solo medicinas para poder ser más fuertes a futuro. Ahora estoy bien con mi propio departamento, trabajo estable; finalmente todo resultó excelente".

¿Qué hay que considerar antes partir?

"Sería genial que alguien explicara un poco antes de venir como es todo. Yo al menos tuve la ayuda de otros becados que ya habían vivido en China y de las profesoras del Confucio. Cuando llegué, al ser todo tan nuevo y diferente, incluso el horario, uno queda impactado y es difícil acostumbrarse. Lo más importante es tener claro a qué se viene. Conozco mucha gente que tiene el respaldo de sus familias y todo se hace mucho más fácil. En mi caso, vengo de una familia en la que jamás habríamos podido costear algo así, y solo puedo decir que si tienes una idea en la vida tienes que seguirla y nunca ceder, aunque te caigas, no rendirte. Tratar de no escuchar la voz de otros sino la de uno mismo, ya que una vez que encuentras tu rumbo, el resto de las cosas pasan a segundo plano.

Como consejo, si quieren estudiar o trabajar acá no lo piensen dos veces. China es el país del futuro, si alguna vez fue América la tierra de las oportunidades hoy es China. Acá hay como orientarse, ayuda mucho Internet, las redes sociales y los amigos, que acá son tu familia. Recuerden eso sí, antes de venir, estudiar mandarín, para que al llegar puedan tomar un bus o el metro y preguntar a los chinos con facilidad".

Lo que valora de esta experiencia

"El intercambio cultural es una de ellas. Chile es un país al fin del mundo, donde uno no ve muchos extranjeros. Acá en la universidad, en mi curso habíamos alumnos de 17 países, tengo amigos de Colombia, Brasil, Bélgica, Grecia, Kazajistán, Rusia, Guinea Ecuatorial, Camerún, Kenia, Turquía, México, Bolivia, Ecuador, Sudán, Tailandia, etcétera, sin contar a mis amigos chinos. Abres mucho más la mente, vives otras realidades, te das cuenta como es todo diferente, en un país que también es tan diferente, en todo aspecto. Y de trabajar, lo que más valoro es que aún siendo el español mi lengua madre, puedo enseñar inglés a niños, y que ellos sin darse cuenta me enseñan a mí muchas cosas de su cultura, su idioma, su vida y que cada día es mejor que el anterior".

Lo que más le ha costado de su paso por China

"Lo primero que me costó fue adaptarme al horario. Me despertaba todos los días a las 4 am y me daba sueño a las 17, pero luego de un par de semanas uno se acostumbra. En general ha sido buena mi adaptabilidad a China, ando en moto, en bicicleta, en metro, en bus, etc. Y como les contaba me ayudó mucho el aprender el idioma antes de venir.

Ahora, lo que más me cuesta entender es que los chinos, cuando notan que eres extranjero te cobran más caro, y prefieren que no les compres a que les pagues lo que un chino paga. Sigo sin entender esto, en especial acá en Beijing donde todo se negocia. Por ejemplo, vas a buscar arriendo y tienen las fotos con los precios, te sientas y les dices que quieres arrendar, te preguntan cuánto estás dispuesto a pagar, le dices el precio de un cuarto económico que sale en las fotos y te dicen que no tienen. -¿Y el departamento de las fotos? -¡No, esas no! En fin, así es la cultura, en especial en Beijing, por eso es bueno manejar el idioma para pelear los precios".

¿Un futuro ligado a China?

"Claro que me imagino un futuro con China, porque el futuro es ahora; o te subes al tren o te quedas afuera. Acá están las oportunidades, un creciente desarrollo, una economía real que superará al PIB de cualquier nación del mundo y es un país comunista donde realmente existe el libre mercado, no como en los países capitalistas que están llenos de monopolios. Si quieres surgir, acá es donde hay que venir. La micro cuesta el equivalente a 75 pesos chilenos, el metro 150 pesos, una Coca-Cola de medio litro sale 200 pesos, todo es muy económico, la vida tranquila, es un país seguro donde nadie roba y puedes andar tranquilo las 24 horas.

Recomiendo China totalmente, pero creo que uno tiene que hacerse su propia perspectiva de cómo es el país. Sin duda, si no hubiera encontrado trabajo habría tenido que volver y ustedes no estarían leyendo esto, así que les aconsejo que no pierdan más el tiempo y vivan su propia historia con este país".

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