Sebastián Campos: “China es una experiencia que da muchas fortalezas para la vida”

Sebastián Campos tiene 23 años, trabaja en la ciudad de Ningbo en una empresa que se dedica a la investigación de mercado y servicio de logística. Estará en China por seis meses y desde ese país nos cuenta la experiencia de este verdadero “choque de civilizaciones”..

La idea de ir a China y su vida laboral

Soy Ingeniero Comercial de la Universidad de Santiago de Chile y actualmente estoy realizando unos cursos de negocios internacionales en Ningbo Daxue (Universidad de Ningbo).

Tomé la decisión de irme a China porque tengo a mi hermana viviendo acá hace 3 años y quería tener la oportunidad de trabajar en este país. En la actualidad me desempeño en la empresa de origen chileno EFFESA, compañía que realiza funciones de investigación de mercado, negociación con proveedores y servicios de control de la logística, para lograr el más alto beneficio para nuestros clientes.

Aquí trabajo como Product Manager de EFFESA, teniendo como principal objetivo realizar investigaciones de mercado, confirmando el numero de proveedores para los distintos productos requerido por nuestros clientes, además de negociar con proveedores en términos de precio.
Volviendo al tema de por qué me vine a China es que es el mayor socio comercial de Chile, lo que vi como una tremenda oportunidad para conocer esta cultura más de cerca.

Lo que más me llama la atención de la cultura china es la gran cantidad de gente en bicicletas, son casi avenidas repletas de personas en un sistema de transporte no contaminante.

Al llegar, una de las cosas a las que cuesta adaptarse es que no es nada fácil comunicarse con las personas, pero a medida que pasa el tiempo uno se va dando cuenta que eso es sólo un paradigma y quienes comprendemos esa falencia comenzamos a desarrollar aun más la comunicación no verbal, lo cual permite comunicarse bien para situaciones tan pequeñas como saber qué buses tomar para ir de un lado a otro.

Llegar a China implica un shock cultural muy fuerte. Llegué a Shanghai, una ciudad enorme, muy avanzada, llena de gente por donde uno mirara. Muchos vendedores persiguiéndome por todos lados hablando la lengua que uno les pidiera. Acá los vendedores no se cansan de perseguirte hasta conseguir alguna venta, son muy perseverantes. Además, ver a todas las personas con ojos rasgados fue algo sorprendente, además de descubrir los miles de tipos de ojos distintos que tienen, ya que yo me imaginaba sólo los ojos rasgados típicos de los chinos.

A estas alturas hablo muy poco de chino y es que el idioma no es como el inglés que uno pudiera aprender sólo escuchando. Si uno quiere aprender mandarín tiene que ser muy estudioso, para que decir de los símbolos, hay que poseer una memoria gigantesca.

Hablando más de la sociedad china una de las características que más aprecio es la seguridad que se siente en las calles. A la hora que sea tienes la certeza de que nada ocurrirá, lamentablemente no podemos decir lo mismo de Chile.

En el lado de lo desagradable para mi está el tema de que la gente escupiendo y botando basura en las calles a destajo, incluso escupen en los buses, ya que para ellos es normal, culturalmente aceptado, transmitido de generación en generación.

China brinda muchas oportunidades a los extranjeros para hacer negocios, además del enriquecimiento cultural, ya que acá vivimos en una cultura milenaria y se hace notar mucho las influencias de Confucio, el Budismo, el Taoísmo y la dictadura actual.

Los que quieran venir deben hacerlo con la mente muy abierta, ya que si uno parte con una baja tolerancia a lo desconocido, no disfrutará la experiencia de conocer esta cultura milenaria -y a la vez en pañales- por el comportamiento de las personas que uno ve día a día en las calles.

Recomiendo venir a China de todas maneras, es una experiencia inolvidable que te da muchas fortalezas para la vida, ya que comienzas a ver problemas que antes considerabas grandes ahora pequeños, ya que al poder vivir el día en una cultura tan diferente a la de uno y con un idioma casi imposible de entender (en mi experiencia), te llena de herramientas para desarrollar la tolerancia.

Estar en China me ha hecho extrañar algunas cosas de Chile como el pan, las empanadas y otros tipos de comida, que se encuentran sólo en nuestro país. Por el contrario, si me pudiera llevar algo de China hacia nuestras tierras sin duda tomaría parte del sistema educacional, puesto que ellos a la hora de desarrollar la oferta de carreras al mercado de la educación, realizan un estudio acabado de la demanda (demanda como país, lo que desean las empresas y el estado en el futuro), eso implica que si una carrera no demuestra tener una demanda importante, no la imparten y de esa forma ayudan a que hayan menos profesionales próximos a ser cesantes, muy diferente al caso chileno donde nacen y nacen universidades y carreras sin importar si serán requeridos en el futuro o no.