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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Seminario abordó el peso de China y EEUU en el nuevo orden económico en América Latina

30 agosto 2024

En un seminario realizado el 21 de agosto de 2024, Francisco Urdínez, director del Núcleo Milenio ICLAC y académico del Instituto de Ciencia Política UC, presentó su proyecto de libro que analiza el impacto del ascenso económico de China en la hegemonía política y económica de Estados Unidos en América Latina durante las dos primeras décadas del siglo XXI.

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El proyecto de investigación se fundamenta en premisas empíricas y sostiene que China no necesita convertirse en la mayor economía del mundo para erosionar la influencia estadounidense. A través de créditos, inversiones en infraestructura y tratados de libre comercio, China ha tomado espacios económicos que antes pertenecían a Estados Unidos, planteando la necesidad de reconocer el cambio en el centro de gravedad de la economía global hacia el sudeste asiático. Más de las ideas desarrolladas en el encuentro, a continuación.

”Ocupar el espacio dejado”

”China no necesita convertirse en la economía más grande del mundo para erosionar la hegemonía estadounidense; simplemente ha emergido como un proveedor alternativo de bienes”. Esta es una de las premisas planteadas por Francisco Urdínez, quien planteó que la discusión sobre si China superará a Estados Unidos y en qué momento sigue siendo relevante, considerando las proyecciones a 2040.

De tal manera, comentó que existen argumentos, basándose en los acuerdos durante la pandemia de COVID-19, que este ascenso no se concretará, sugiriendo que China experimentará un auge similar al de Japón en los años 80, para luego desinflarse. “Considero, sin embargo, que este debate es secundario. Lo que busco demostrar es que, entre 2001 y 2020, hubo sectores en los que China logró desplazar a Estados Unidos como actor económico”, señaló.

Pero este desplazamiento, más que una ocupación del espacio dejado por las inversiones norteamericanas, también se complementó con oportunidades traídas desde el Asia. “China ha ofrecido oportunidades económicas a través de créditos, inversiones en infraestructura y asistencia durante el COVID-19. También ha creado iniciativas complementarias, como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, entre otros, que promueven financiamiento, muchas veces en colaboración con bancos regionales existentes como el BID o el propio Banco Mundial”, sostuvo.

Previamente, se firmaron y siguen firmando múltiples acuerdos de libre comercio con varios países latinoamericanos. “En Chile, por ejemplo, se iniciaron estas negociaciones primero, seguidas por Costa Rica y recientemente Ecuador, además del proyecto de TLC con Nicaragua. Durante este periodo se firmaron al menos cinco tratados comerciales. Estados Unidos no ha desaparecido del todo, sin embargo, el libro analiza cómo China ha ocupado espacios económicos que antes pertenecían al histórico hegemón, especialmente durante la Guerra Fría, cuando el poder económico de Estados Unidos era predominante”, agregó.

De tal manera, la pregunta relevante es “¿cuál es la importancia política de América Latina, donde aún cuesta entender que el centro de gravedad de la economía global se ha desplazado hacia el sudeste asiático?”, planteó.

En respuesta a esta pregunta, afirmó que si consideramos el PIB, cada país traza su propio centro de gravedad en la economía mundial. “Es evidente que el siglo XX es un siglo atlántico, y ese enfoque se mantiene. La región, especialmente Chile, lo tiene bastante claro, sin embargo, a menudo se percibe el país desde una perspectiva continental, que también se proyecta hacia el Pacífico. En Chile a través de la Isla de Pascua y la Antártica. En otros países, en cambio, esta visión no es tan clara. Algunas personas aún consideran que la proyección hacia el Atlántico representa una ventaja logística”, dijo.

En complemento de lo anterior, señaló que la realidad es que al establecerse un centro gravitacional en el Atlántico, se da la espalda al centro de la exposición mundial. Además, que no existen corredores bioceánicos que permitan a otros países con acceso al Atlántico exportar sus productos a través del Pacífico.

Presencia china en infraestructura portuaria y en industrias clave

”En noviembre se inaugurará el puerto de Chancay en Perú, y se espera la llegada de Xi Jinping para cortar la cinta de esta importante obra”. Este acontecimiento marca un hito crucial en el acercamiento al gigante asiático, por cuanto -en opinión del autor- la infraestructura portuaria y el sistema de transporte se están orientando al Asia, pero con un enfoque particular en China. “Un dato interesante y poco conocido es que en el año 2000 solo había diez compañías chinas entre las 500 corporaciones más grandes del mundo, mientras que Estados Unidos contaba con 179, siendo históricamente el país con mayor cantidad de empresas en esa lista. Lo mismo ocurría con los bancos, ya que en el 2000, tres de los cinco bancos más grandes del mundo eran estadounidenses”, detalló.

Estas cifras, cambiaron radicalmente en las últimas dos décadas. “Cuando China ingresó a la OMC en 2001, se implementó una política estatal para proyectar a las empresas chinas en el ámbito mundial. Veinte años después -en 2020- sorprendentemente 124 de las 500 empresas más grandes del mundo eran chinas, convirtiéndose en el país líder en este aspecto, seguido por Estados Unidos con 121 y Japón. En cuanto a los bancos más grandes del mundo, los cuatro principales eran chinos: el Banco de Construcción de China, el Banco Agrícola de China y el Banco de China. Este fenómeno parece una ola enorme, casi un tsunami, donde cientos de actores chinos han llegado a América Latina y África, abriendo oficinas, invirtiendo y comprando activos, a veces cometiendo errores y otras veces acertando”, explicó.

Esta realidad, muchas veces contrastará con ciertas percepciones. “Lo que intento mostrar es que al hablar de China, especialmente en Chile y otros países, se tiende a simplificar su papel a un actor monotemático. Esta visión se asemeja a la metáfora del pequeño ser humano -típica de las relaciones internacionales- donde se ve a China proyectando su poder a través de sus tentáculos. Esta imagen es engañosa. En realidad, existe una red muy compleja de actores que incluso compiten entre si, con menos coordinación de lo que se cree y con menos claridad sobre sus objetivos políticos”, comentó.

De manera tal que esta realidad es también producto de ciertas debilidades. “No significa que no haya efectos políticos, de hecho, el libro aborda este tema. Sin embargo, plantea que muchos de los efectos que observamos hoy son independientes de la existencia o intencionalidad de China. Son casi externalidades generadas por cientos de actores que operan de manera descoordinada. Se trata de las principales 30 empresas y los cinco principales bancos prestamistas. Si se quisiera hacer algo más global o expresivo, la figura se tornaría tan compleja como una telaraña imposible de interpretar”, sentenció.

Esta realidad, forma parte de un pequeño recorte que el director del Núcleo Milenio ICLAC utilizó para ilustrar cómo, en menos de 20 años, estos actores han llegado a la región y han comenzado primero a desempeñar un rol económico importante y luego a ejercer poder político.

Por equipo Asia Pacífico: asiapacifico@bcn.cl


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