¿Conoce China? Si su respuesta es no, no se preocupe, estamos en las mismas. Sin embargo, llena de entusiasmo me aventuré en un viaje virtual guiado por unos ciberamigos mexicanos y uno chino, Zhu Jiaying. Ellos me llevaron por el Shanghai profundo.
None¿Conoce China? Si su respuesta es no, no se preocupe, estamos en las mismas. Sin embargo, llena de entusiasmo me aventuré en un viaje virtual guiado por unos ciberamigos mexicanos y uno chino, Zhu Jiaying. Ellos me llevaron por el Shanghai profundo.Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
¿Conoce China? Si su respuesta es no, no se preocupe, estamos en las mismas. Sin embargo, llena de entusiasmo me aventuré en un viaje virtual guiado por unos ciberamigos mexicanos y uno chino, Zhu Jiaying. Ellos me llevaron por el Shanghai profundo.
Son las 20.00 horas en Chile y Zhu Jiaying (estudiante universitario, 20 años), más conocido como Rin (su nombre inglés), me dice -vía Messenger- que está comenzando su día en China. Antes que se vaya a la universidad le pido que me cuente de la ciudad que lo ha visto crecer: Shanghai. Le comento que estoy ansiosa por recorrer sus calles a través de sus ojos y mi teclado. Él no lo duda e inicia el viaje…
Nuestra primera parada será el Museo de Ciencias y Tecnologías de Shanghai (2000 Century Avenue, Pudong New Area), su lugar favorito. Inaugurado el 2001, cuenta con 12 salas entre las que destacan el “Wide Spectrum of Life”, en que se recrea el paisaje de la provincia de Yunnan; el “AV Paradise”, donde las altas tecnologías son las protagonistas; y el “Children`s Technolab”, mundo imaginario creado especialmente para niños de 1 a 12 años.
Aunque el lugar es para quedarse varios días completos recorriéndolo, debemos emprender rumbo y descansar un momento. En China está comenzando el otoño y dejando atrás temperaturas que coquetean los 37 y 39 grados.
Decidimos desplazarnos hacia "El Bund", el lugar con la mejor vista panorámica de Shanghai, ya que se puede apreciar en toda su majestuosidad el Jin Mao Tower y el Oriental Pearl Tower, los rascacioelos más famosos de la orbe y fotografía obligada de los miles de turistas que circulan por la zona. Nos sentamos en la terraza del bar Rouge a tomar un té verde y analizamos nuestros futuros pasos. Se une al grupo virtual, Rafael Alonso, ingeniero mexicano que reside en la ciudad desde hace un tiempo. Me llama la atención la contaminación que nubla, por momentos la zona. No obstante, Rafael me explica que aunque los autos y las motos han ganado terreno en las calles, las bicicletas siguen siendo el medio de transporte por excelencia. Este dato es corroborado por Rin, quien comenta "que de seguro las familias chinas tiene más de una bicicleta, pero no todas tienen un auto".
Luego de descansar un momento, decidimos ir de shopping por las calles de NanJing y Xu Jiahui. Ahi, nos cuenta Rin, se pueden comprar ropa, libros, souvenirs, comida, etc. En general en el sector encontrarán tiendas de bajos precio con artículos originales, copiados o directamente pirateados. En esos locales la calidad es proporcional al precio. Ah! un consejo: ármese de valor, porque los comerciantes son muy insistentes y la risa puede derivar en odio. Según Alonso otra de las características de NanJing es que "la calle aunque es muy moderna se mezcla con callejuelas donde todavía vive gente que no pudo desplazarse y son muy pobres".
Comienza a caer la noche y Rafael nos invita a comer "jiaozi" o gyōza en japonés, tipo de masas rellenas con carne de vacuno o cerdo, cocidas al vapor en canastos o fritas. De hecho nos comenta que existen restaurantes especializados en este tipo de comida y otros que la venden congelada para calentarlas en el microondas. Pagamos, pero no dejamos propina, porque no se acostumbra. A pesar del cansancio la sangre latina llama a la fiesta, por eso le pregunto a Rin a qué lugares va a tomarse un trago con los amigos o bailar. Su respuesta me desconcierta. "Cómo voy a gastar el dinero de mis padres en esos lugares", contesta. Entonces contraataco e insisto que hace cuando no estudia. Me comenta que practica deportes. En general, dice que los hombres juegan juegos de computador online, y las mujeres pasan el tiempo con amigas. Nada muy diferente o fuera de lo común que en otras partes del planeta. Lo que sí es curioso, que hay muchísimos lugares para conectarse a Internet que están abiertos las 24 horas.
Como Rin se excusa de salir, le pido a Rafael que me lleve al Live bar, un sitio recomendado por Verónica, una compatriota de él, que se especializa en conciertos de músicos underground de la escena internacional. Además hacen performances de todo tipo y la cerveza es la reina de la noche. Puro rock!
Un nuevo día
La noche en Shanghai puede ser muy movida para los extranjeros, no así para los residentes chinos que prefieren "salidas" menos desgastantes. No obstante, el grupo se vuelve a juntar y damos una vuelta por Qibao, localidad en el centro del distrito de Minhang a 18 kilómetros del centro de Shanghai, que es conocida por ser un santuario espiritual, libre de polución y ruido. Un relajo para quienes viven en una de las urbes más modernas de China.
Allí estiramos la piernas y nos maravillamos con el paisaje. Rafael aprovecha de darme sus impresiones de su vida en China. "Los chinos son muy tradicionales, muy apegados a sus costumbres", señala. Entre las cosas que le han llamado la atención es que si bien en occidente los matrimonios son un espacio para gastar las suelas de zapatos en la pista, allá no, porque no bailan. Por otra parte, agrega que la gente en Shanghai es más educada que en los otras ciudades chinas que ha visitado, porque "respetan las filas y no fuman en los ascensores".
Por momentos creemos que somos muy diferentes, pero a la hora de hablar de música las fronteras desaparecen. Rin me cuenta que es fanático de Coldplay y que a pesar de las distancias, en Shanghai Shakira es tan famosa como en este lado del planeta. Sin embargo, se queja de que a pesar de la apertura comercial del país, todavía no ha presenciado ningún recital de algún artista de gusto masivo. Le digo que se relaje y espere, porque China ruge con fuerza y casi nadie se le resiste.
En medio de la reflexión, acordamos que es hora de seguir recorriendo. Por ello elegimos ir a Zhouzhuang, una especie de Venecia oriental. Este pequeño poblado del municipio de Kunshan es abundante en ríos y lagos donde, según Xinhuanet los "vecinos se rozan unos a otros con otros sólo por medio de botes". Un espectáculo típico del sur del río Yangtsé, con puentes de piedras, canales y pequeñas casas. El lugar perfecto para desconectarse del mundo y viajar a través del tiempo.
Han pasado muchas horas desde que iniciamos esta aventura virtual. En China recién despiertan, mientras en Chile ya cayó la noche. A pesar de las buenas intenciones, en "la visita" apenas logramos captar retazos de Shanghai y sus alrededores. No obstante, un sensación de cercanía nos embarga, porque por momentos las distancias se convirtieron en cercanías y pudimos enamorarnos de una urbe que hace rato galopa a toda velocidad por el siglo XXI.
- No viajar a China en el periodo de las "Semanas de Oro" (Festival de Primavera o Año Nuevo Chino en enero o febrero; el Día del Trabajo en mayo; y el Día Nacional a principios de Octubre), ya que fueron implementadas como el periodo de vacaciones. Por ello, los lugares más cotizados tienden a "colapsar" por la llegada de visitantes nacionales.
- Si es amante del buen cine, le recomendamos visitar la ciudad en junio cuando se realiza el Festival Internacional de Cine de Shanghai.
- Uno de los espectáculos más tradicionales chinos es su circo. El New Shanghai Circus es uno de los más antiguos del país.
- Si su paso por la urbe es de "largo aliento", tiene invitados a cenar y no le gusta cocinar, puede "arrendar un chef". Ese es el servicio que ofrece Flying Chef, que se caracteriza por sus buenos precios.
- Si desea volver a las raíces y degustar un brunch mediterráneo en medio del oriente, puede visitar el Indalo Spanish Restaurant.
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