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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Soledad Ramírez y sus múltiples experiencias como becaria en China

29 octubre 2014

Los estudiantes chilenos suelen creer que adjudicarse una beca en el Asia Pacífico es sumamente complejo. Sin embargo, el caso de Soledad Ramírez -quien ha sido becada para estudiar en China e India, entre otros países- es una muestra de que la persistencia, el buen rendimiento académico y la proactividad hacen la diferencia a la hora de postular.

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Soledad Ramírez Cortés fue becada dos veces para estudiar en China -entre 2009 y 2013 gracias a becas del Instituto Confucio y Hanban- y pudo estudiar en la Beijing Language and Culture University (BLCU) y en Shanghai International Studies University (SISU), conociendo a fondo ambas ciudades. Conozcamos de su experiencia y sus consejos para quienes deseen postular a una beca y embarcarse en la aventura de conocer el gigante asiático.

¿Qué te motivó a elegir China para estudiar?

Empecé a estudiar chino el año 2008, en un curso que se dictaba en la Universidad Católica de Valparaíso los días sábado. Dentro de ese contexto me enteré que existían becas del Instituto Confucio y Hanban para aprender mandarín en China y me interesé en postular, especialmente por la posibilidad de vivir un año en una cultura distinta, de la que poco sabía. Vi esta beca como una oportunidad para aprender y viajar.

En China, mi primer destino fue Beijing. Allí estudié durante un año en Beijing Language and Culture University, BLCU (2009-2010). Luego, regresé a Chile en 2010 y, como mi primera aproximación con China fue un poco difícil, decidí postular nuevamente, pero esta vez mi destino fue Shanghai y cursé mis estudios en Shanghai International Studies University, SISU, durante los años 2012-2013.
 
¿Cuáles fueron tus primeras impresiones al llegar?

Algunas de las primeras imágenes que tengo de Beijing están asociadas a las grandes dimensiones de la ciudad, la contaminación y carritos con comida en las esquinas (que incluían desde camotes asados y choclos cocidos, hasta platos más elaborados que la gente comía sin problema en la calle). Además, tanto en la capital como en Shanghai, pude ver ciudades en constante crecimiento, con construcciones de edificios por todas partes.

Dentro de las primeras impresiones destaco también la sensación de no entender nada de lo que te dicen, lo que era en sí novedoso. Me tomó varios días atreverme a ir a comprar fuera del campus por temor a perderme y no saber cómo preguntar la dirección de la Universidad. No tener ningún sonido o palabra común que me diera una pista de lo que me decían o me preguntaban era algo que me desesperaba. De alguna manera, volver a ser "analfabeta" -si es que se puede aplicar el término a un idioma con caracteres- fue bien impactante. No podía ni sabía leer los mensajes escritos de mi entorno, aunque claro, no es difícil distinguir las cosas que te rodean, como un paradero de micro o un taxi... el problema es saber cuál es el recorrido de esa micro o cómo decirle al chofer del taxi que te lleve a un determinado lugar, pronunciando correctamente para que te lleve donde tú quieres y no donde él cree que quieres ir. Aprender a leer el mundo, nuevamente, fue un ejercicio interesante.

¿Qué aspecto cotidianos crees que mejor describen a la sociedad china?

En lo cotidiano, resulta impresionante ver a muchos adultos mayores practicando "Taijiquan" muy temprano en la mañana o cualquier otro deporte en las plazas o parques. La manera en que se llega a esta etapa vital, con gente mayor en plenas capacidades físicas y mentales, totalmente autovalentes es algo que describe a la sociedad china. Si bien, ya hay situaciones de abandono de adultos mayores, creo que aún no es tan generalizado y el respeto por los ancianos es algo que se mantiene. 

Además, los fines de semana en los parques las personas cantan, bailan o tocan algún instrumento. No importa si lo hacen bien, mal o más o menos, ellos simplemente lo hacen, sin pudor, por el gusto de hacerlo. También puedes ver gente jugando badmington, o mah jong. Sólo se necesitan las ganas. El uso de estos espacios públicos también dice mucho de la sociedad china.

¿Qué tan diferente fue vivir en Beijing y Shanghai?

La experiencia en ambas ciudades fue muy distinta. Beijing fue mi primer contacto con China donde tuve un shock cultural. Ambas ciudades se diferencian incluso en el clima; en invierno Beijing es mucho más frío con temperaturas de hasta 20° bajo cero, en cambio en Shanghai, los días más fríos a veces bordeaban los -5° y casi no nevaba. Por otro lado, Beijing es la capital, el centro político y cultural del país, una ciudad más clásica incluso en su arquitectura. Shanghai es cosmopolita y moderna, con rascacielos, además de ser la capital de los negocios en China. Entre las dos, Shanghai es mi favorita
 
¿Qué aspectos debe considerar un chileno que desea ir a estudiar y trabajar allá?

Creo que ayuda bastante tener algunas nociones del idioma. Estudiar el idioma en Chile es un aporte, pero cuando se está en China y las personas te hablan con su propio acento y con "velocidad normal", parecerá que lo estudiado sirve muy poco. Sin embargo, a medida que te integras y escuchas el idioma todos los días empiezas a reconocer poco a poco las palabras.

Otro elemento fundamental está dado por el respeto y una necesaria empatía cultural: debes recordar siempre que eres un invitado, que eres el extranjero y que verás formas distintas de hacer las cosas, diferentes a lo que estás acostumbrado y eso se debe respetar, más que llegar a imponer tus propios parámetros y formas.

¿Qué es lo que más te gustó de vivir y estudiar en China?

Primero, tener la posibilidad de estudiar y aprender un idioma tan interesante como complejo. También me gustó estar inserta en la cultura china, no como turista, si no que vivir y experimentar a diario sus modos, costumbres y características. Por otro lado, viajar por el país y ver los principales atractivos fue espectacular; además de conocer los lugares tradicionales como la Muralla China, La Ciudad Prohibida, El Palacio de Verano y el Estadio Olímpico, también pude conocer lugares como Xian y los guerreros de terracota, visitar Chengdu y ver a los pandas, el gran Buda de Leshan, Emei Shan, y, por cierto, ver los atractivos que ofrece Shanghai y sus alrededores.

Un aspecto que destaco, principalmente de Shanghai es su transporte público y la planificación de la ciudad. Muchas veces tenía que utilizar el metro en la hora punta que era de 18.00 a 18.30; después de eso el flujo de personas disminuía fuertemente. Lo destacable es que en una ciudad con 20 millones de habitantes, incluso en los momentos de mayor aglomeración, yo podía subirme al metro y el sistema de transporte funcionaba sin colapsar. Eso es señal de una ciudad planificada de manera integral, donde el crecimiento no es improvisado. De hecho, Shanghai tiene un museo de planificación, donde se puede ver cómo será y se desarrollará la ciudad hasta el 2020.

¿Qué aspectos son los que más te costaron para adaptarte y qué estrategias desarrollaste para superar aquello?

Al principio, la comida fue un tema complicado por lo que rápidamente aprendí las frases necesarias para sobrevivir. Además, el estereotipo que los chinos fuman mucho es cierto y eso en muchos restaurantes y lugares cerrados aún está permitido; sin duda fue uno de los aspectos más difíciles porque no soporto el olor a cigarro y menos a la hora de comer, por lo que busqué restaurantes de ciertas cadenas (que principalmente se ubican en los malls) donde está prohibido fumar.

En cuanto a la comunicación, es difícil entender todo o expresarse de manera correcta, y en estos casos el lenguaje no verbal, la mímica, ayuda bastante para darse a entender. Sin embargo, lo más difícil para mí fue mi primera experiencia en Beijing estudiando el idioma. La forma de enseñanza está basada en memorizar, en este caso, los caracteres o ciertas frases comunes. Yo siempre preguntaba acerca de "por qué se utiliza esta palabra y no otra" o "cómo puedo saber cuándo utilizar esta estructura gramatical" ... luego me di cuenta que para los profesores los "por qué" y "cómo" (muy occidentales por lo demás) son preguntas un tanto inusuales, y la respuesta más común era: "porque es así". Para mí fue muy complejo estudiar memorizando porque es opuesto al mensaje que recibí en mi formación, donde me instaban a dar mi propia opinión, a cuestionar y a entregar mi propia perspectiva.

Además, el ritmo de estudios era muy intenso, debía aprender 20 caracteres diarios; para un niño chino eso es muy poco (deben aprender cerca de 60) pero para mí era muchísimo porque significaba 100 caracteres a la semana y para cada uno de ellos debía recordar su tono, la pronunciación, significado y escritura. Era muy frustrante pasar la tarde estudiando y al momento del dictado en la clase no podía recordar cómo escribir un carácter completo. Eso también fue una situación novedosa: pasaba muchas horas estudiando, las tardes enteras y, sin embargo, el esfuerzo realizado no se veía reflejado en mis resultados. Como conclusión puedo decir que el idioma chino tiene otros tiempos, que es un aprendizaje más lento, pero que efectivamente se puede aprender. Eso sí, jamás aconsejaría a alguien que hiciera un curso intensivo en China; con el ritmo normal es más que suficiente.

¿Te imaginas un futuro ligado a China?

A través de estas experiencias, fortalecí competencias laborales respecto a trabajar con equipos multiculturales y me gustaría desarrollarme profesionalmente en actividades vinculadas a China o Asia en general. La gente de otros países no sólo tiene otra cultura en el sentido amplio del término si no que, por obvio que resulte, también tiene otra cultura laboral. Hoy, como resultado de la globalización y proceso migratorios, es muy frecuente encontrar personas provenientes de diversos contextos trabajando en una organización y cuando culturas laborales distintas se ponen en contacto, puede ser una fuente de conflicto, discrepancia, malos entendidos, pero también, una oportunidad para conocer otras miradas y formas de hacer las cosas.

Creo que esa área, la mediación intercultural en el mundo del trabajo, que también se extiende a negociaciones entre equipos de culturas distintas, es un elemento clave que puede influir en el éxito o fracaso de proyectos, ya que las diferencias culturales no deben omitirse o ser pasadas por alto, si no que deben asumirse y tratar de entender al otro desde sus propios parámetros, identificando los elementos a los cuales dan mayor importancia. Es un área que aún no tiene mucho campo laboral en Chile, pero creo que es de vital importancia considerando que China es la principal economía del mundo y el destino de gran parte de nuestras exportaciones. Por lo demás, negociar con China no implica sólo hablar de productos, cantidades y números, también implica vincularse a otra forma de ver el mundo y mientras mayor sea el conocimiento de esa cultura, mejores pueden ser los resultados.

Por último, ¿recomiendas viajar a China como becario?

Sí, recomiendo realizar becas en China y en Asia si se está dispuesto a ser respetuoso con la otra cultura y si se tiene la capacidad de adaptación necesaria para insertarse en lugares donde muchas veces nuestra lógica "no funciona" y donde elementos incluso más elementales son distintos (normas de higiene, por ejemplo). Además, hay que tener claro que las becas ofrecen condiciones para vivir como estudiante, esto es, pueden brindar alojamiento en un dormitorio compartido o individual que tendrá lo básico para la estadía, también pueden aportar una cantidad de dinero mensual que alcanza para los gastos cotidianos y son ofrecidas para una persona, es decir, no incluyen ni promueven llevar a las familias. Además del aprendizaje o estudios formales que se realizan en el transcurso de la beca, la experiencia de vida es valiosa y estar en lugares tan lejanos y distintos es la verdadera recompensa de participar en estos programas.

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