Wuxi: Una experiencia china para inspirarse

A principios de noviembre de 2006 tuve la oportunidad de visitar la República Popular China acompañando una visita de parlamentarios nacionales argentinos. Dos cosas me llamaron profundamente la atención. La primera, la sensible distancia cultural que tenemos argentinos y chinos. Este es un dato que no debe ser pasado por alto a la hora de pretender acercarse a este gigante asiático. Puedo mencionar a modo de ejemplo, el rigidísimo protocolo, el severo respeto por las jerarquías, el idioma, las costumbres, las comidas, la forma de las relaciones interpersonales, entre muchos otros. Para graficarlo mejor, en las más de quince reuniones de trabajo que mantuvimos, por la parte china, sólo hablaba la persona de mayor rango y nadie más. El otro aspecto que más me impactó fue el desarrollo económico que se viene verificando desde 1978 a este parte. La escala de los emprendimientos es realmente monumental. Nada se hace de manera pequeña en China. Se dice que la mitad de las grandes plumas de construcción del mundo están en este país milenario. Asimismo, todo se planifica. Nada se deja librado al azar. Por ejemplo, todas las ciudades del este del país tienen un área de planificación urbana encargada de diseñar su crecimiento, de discutir los desafíos que tienen por delante, y de intentar anticiparse a los problemas. El concepto es sencillo, dadas las magnitudes a las que están acostumbrados, sin planificación hay caos. En definitiva, dedican recursos para lograr ciudades vivibles y sostenibles.

En este sentido, una de las ciudades que visitamos tiene tres mil años de historia, pero hace dos décadas, las autoridades del gobierno decidieron repensarla. Esta ciudad es Wuxi (4.3 millones de habitantes), ubicada en la populosa Provincia de Jiangsu cuya población asciende a 74 millones de habitantes. Su localización es estratégica ya que se encuentra a orillas del Río Yangtze que desemboca en Shanghai, 120 km. al este. El gobierno de esta ciudad en 1992, decidió construir de cero un Distrito Industrial modelo de 200 km2, especialmente dedicado a recibir inversión extranjera directa (www.wnd.gov.cn). Para ello se propusieron brindar las mejores condiciones para que esa inversión pudiera sentirse a gusto. Entonces dijeron, tenemos una inmejorable ubicación, estamos a una hora y media de la capital de la Provincia de Jiangsu, Nanjing (7.4 millones de habitantes), y a otro tanto de la ciudad capital económica, industrial y portuaria de China, Shanghai (13 millones de habitantes). Tenemos que poder ofrecer la infraestructura necesaria (energía, agua, tratamiento de desechos, telecomunicaciones, gas natural, etc.). Debemos brindar las condiciones de transporte adecuadas (aeropuertos, autopistas, trenes, puerto fluvial, canales dragados). Debemos a su vez contar con recursos humanos altamente capacitados. Asimismo, los extranjeros que elijan vivir y trabajar en Wuxi, deberán poder disfrutar de buena calidad de vida, con acceso a un medio ambiente sano, a entretenimientos y actividades culturales y a vivienda de calidad pero de bajo costo. Por último, es fundamental –pensaron- garantizar el respeto de todos los derechos internacionales en materia de inversión extranjera. Y como si esto fuera poco, el costo de asentarse en el parque industrial se propusieron que fuera el más económico posible. Ahora bien, ¿cuál fue el resultado de esta política? 14 años después, Wuxi es la ciudad con el mejor nivel de profesionales de China. La formación ofrecida está totalmente dirigida a las necesidades del desarrollo económico de la ciudad, del distrito y de su entorno. El Nuevo Distrito cuenta hoy con 1700 empresas de todo el mundo que –en un espacio equivalente al de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires- producen por más de 20 mil millones de dólares año, 200 de las cuales están en el ranking de las 500 empresas más grandes del mundo que elabora Fortune (Seagate, Kodak, GE, Maxell, Sharp, Hitachi, Nittobo, Toshiba, Matsushita, Siemens, Bosch, Bayer, Astra, Volvo, Penta, Auchan, Valmet, President Group and Roche, por nombrar algunas).

En definitiva, las lecciones que nos deja China y particularmente Wuxi, es la importancia que tiene pensar bien las cosas antes de hacerlas, es decir planificarlas, abordar la realidad desde una óptica integral, tener objetivos claros, y dedicar tiempo para pensar en generar condiciones óptimas para el inversor porque ello redundará en beneficios para toda la comunidad. Por último, sería valioso que –salvando las distancias – ciudades pequeñas y medianas de nuestros países que se encuentran a una distancia media de nuestras grandes urbes y que ofrecen buenas condiciones de vida, puedan inspirarse en el modelo de Wuxi para que en algunos años más se prepararen apropiadamente para recibir inversión extranjera, dado que si el rumbo de crecimiento del país se mantiene, y el MERCOSUR logra garantizar un real acceso a los mercados, y se crean cadenas de valor regionales, etc., las oportunidades de inversión serán cada día más una realidad concreta, permitiendo generar empleo, riqueza y bienestar. Para no perderse esta oportunidad habría que ir haciendo los deberes desde hoy, ya que en estos menesteres “el tiempo es oro”.