Fin de la Segunda Guerra Mundial e inicio de la Guerra Fría, proceso marcado por la lucha geopolítica entre dos potencias militares, económicas e ideológicas: Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Se inaugura la Latin American Training Center–Ground Division, que en 1963 tomó el nombre de Escuela de las Américas, entidad norteamericana encargada de la formación militar basada en la Doctrina de la Seguridad Nacional.
Se celebra en Bogotá la IX Conferencia Panamericana, reunión que dio origen a la Organización de los Estados Americanos (OEA), propiciando el aterrizaje de la Guerra Fría en América Latina.
Golpe de Estado en Paraguay, que llevó al poder a Alfredo Stroessner, quien encabezó en ese país la dictadura más extensa de la historia sudamericana, hasta el año 1989.
Un golpe de Estado organizado por la Central Intelligence Agency (CIA), derrocó al presidente Jacobo Arbenz en Guatemala. Con ello se marca una presencia directa de Estados Unidos en la región latinoamericana.
Fidel Castro toma el poder en Cuba, triunfando la Revolución en ese país. Se considera un punto de inflexión en la Guerra Fría latinoamericana y en la difusión de movimientos guerrilleros de izquierda.
El Presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy, anuncia la Alianza para el Progreso, programa de apoyo político, económico y social destinado a la región latinoamericana.
Se inicia el Concilio Vaticano II, convocado por el Papa Juan XXIII. En dicha reunión, la Iglesia Católica introdujo una modernización en sus ritos y en sus relaciones con la sociedad laica, quebrando viejas tradiciones.
Un avión espía norteamericano U-2 descubre misiles soviéticos en Cuba, iniciando la Crisis de los Misiles, importante episodio de tensión entre las potencias mundiales.
Golpe de Estado en Brasil contra el presidente João Goulart, que inició un proceso de dictaduras militares en el país más grande de Sudamérica, hasta el año 1985.
Golpe de Estado en Bolivia, dirigido por el general René Barrientos, inaugurando la era de las dictaduras que en ese país se extendieron hasta 1982.
Primer bombardeo norteamericano y llegada de las primeras tropas de combate estadounidenses a Vietnam.
Golpe de Estado en Argentina, protagonizado por el General Juan Carlos Onganía contra el gobierno de Arturo Illia, dando comienzo a una serie de dictaduras cívico-militares que se extendieron en ese país hasta 1973.
Fundación en La Habana, Cuba, de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), coordinadora de las guerrillas de izquierda que buscaban el establecimiento de Estados socialistas en América Latina.
Muerte de Ernesto “Che” Guevara en Bolivia, símbolo de la lucha armada de la izquierda latinoamericana, a manos del ejército local en la localidad de La Higuera, provincia de Santa Cruz.
Comienzo de la revuelta en París, Francia. Protagonizada fundamentalmente por jóvenes universitarios, el movimiento cuestionó la esfera pública planteando temas como el ecologismo, la libertad sexual y la educación igualitaria.
Invasión soviética en Checoslovaquia, que puso fin a la llamada “Primavera de Praga”, período de reformas económicas y políticas impulsado por el entonces líder del Partido Comunista checoslovaco, Alexander Dubček.
Inicio de la Segunda Conferencia General del Episcopado Hispanoamericano en Medellín, Colombia, instancia en la cual una parte del obispado asumió los postulados de la Teología de la Liberación.
En la Ciudad de México se lleva a cabo la “Matanza de Tlatelolco”, provocando la muerte de más de 300 personas, quienes manifestaban su descontento frente al régimen liderado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Golpe de Estado del general Juan Velasco Alvarado en el Perú, que destituyó del poder al presidente Fernando Belaúnde Terry, marcando el comienzo de los gobiernos militares que dominaron en ese país hasta 1980.
En Estados Unidos, asume la Presidencia el republicano Richard Nixon, uno de los principales actores internacionales opositores al gobierno de Salvador Allende en Chile.
Durante una reunión entre el Presidente norteamericano Richard Nixon y su Consejero de Seguridad Nacional, Henry Kissinger, se comienza a diseñar un enfoque abiertamente hostil frente al gobierno de Salvador Allende, incluyendo acciones encubiertas de la CIA (Track I y Track II).
Reunión del Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, donde se consolidó la implementación de la estrategia desestabilizadora respecto al gobierno de Allende, considerando incluso su derrocamiento.
El Presidente Salvador Allende integra a Chile al Movimiento de Países No Alineados, organización internacional de más de 120 países que buscaban mantener su neutralidad en el marco de la Guerra Fría.
Visita de Fidel Castro a Chile. Junto a una comitiva de más de cuarenta personas, el líder cubano recorrió el país durante 24 días, respaldando activamente al gobierno de Salvador Allende.
En un documento interno del Partido Comunista Soviético (PCUS), se celebran “los importantes resultados de la fructífera actividad del Partido Comunista de Chile, que ha hecho un gran aporte creativo al proceso revolucionario mundial, al tesoro del marxismo-leninismo”.
Inicio del “escándalo Watergate”, con la detención de cinco personas acusadas de espionaje en las oficinas del Partido Demócrata, en Washington D.C. Esta situación involucraría al mismo Presidente Richard Nixon, llevando a su renuncia en 1974.
Visita oficial de Salvador Allende a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en búsqueda de respaldo económico para su gobierno. Se entrevistó con su líder Leonid Brézhnev y las más altas autoridades del país.
Regreso definitivo del General Juan Domingo Perón a Argentina, luego de su exilio. Aunque fue electo Presidente de la República, su mandato es breve, falleciendo al año siguiente.
Golpe de Estado en Uruguay. Juan María Bordaberry encabeza un quiebre institucional, inaugurando los gobiernos cívico-militares que se extendieron en ese país hasta 1985.
El Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, tuvo una dimensión global relativa a los procesos que animaron al mundo occidental desde mediados del siglo XX. Si bien es cierto el quiebre de la democracia en Chile no fue generado de manera directa por las potencias extranjeras -sino que fue un proceso producido nacionalmente-, la dimensión internacional se expresó desde una simple adhesión de los sectores políticos locales, hasta una intervención mayor de países externos en los procesos nacionales.
La estructura del orden internacional en torno a la confrontación de dos potencias geopolíticas, militares y económicas, Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), conocido como la Guerra Fría, constituye el marco mayor en el cual Chile se vio directamente involucrado. Gran parte de los principales conflictos entre estadounidenses y soviéticos, como la Guerra de Vietnam (1955-1973) y la invasión rusa a Checoslovaquia (1968), entre otros acontecimientos, provocaron la adhesión o el rechazo en los actores en Chile, en el marco de un cierto alineamiento que los partidos políticos o movimientos sociales locales manifestaron de acuerdo a sus preferencias ideológicas.
Existen algunos elementos que transformaron a Chile en un caso especial, tanto para Estados Unidos como para la URSS. La existencia de un poderoso y disciplinado Partido Comunista chileno, muy vinculado a su par soviético; la importancia estratégica del cobre en la economía nacional y su eventual propiedad; la llegada al gobierno de una coalición de partidos marxistas por la vía electoral; o los propios intereses de países como Estados Unidos por lograr una estabilidad en una región donde estableció cierta hegemonía desde fines de la década de 1940, parecieran ser elementos importantes a la hora de comprender la preocupación de estas potencias por el caso chileno.
Para comprender la dimensión internacional del Golpe de Estado de 1973 en Chile, se pueden destacar dos factores que ejercieron notoria influencia:
1. El rol de Estados Unidos y la promoción del anticomunismo. Desde la difusión de la “Doctrina de la Seguridad Nacional” (1946) y la “Alianza para el Progreso” (1961), sucesivos gobiernos norteamericanos intentaron evitar la influencia de la izquierda marxista en la región latinoamericana, promocionando y estimulando intervenciones militares desde los años sesenta. De esta forma, dentro de América del Sur comenzaron a sucederse golpes de estado en países como Brasil (1964), Bolivia (1964) y Argentina (1966), donde se establecieron dictaduras de naturaleza anticomunista y conservadora.
En Chile, la influencia norteamericana se concretó a través de múltiples métodos: respaldo a ciertas reformas económicas y sociales, presión diplomática y económica, acciones de inteligencia, formación y asistencia militar, así como financiamiento deliberado de grupos políticos, sociales y medios de comunicación. De acuerdo al Informe Church, elaborado por una comisión del Senado norteamericano, entre 1963 y 1973, Estados Unidos desembolsó más de ocho millones de dólares de la época, destinados a respaldar la campaña presidencial de Eduardo Frei Montalva en 1964, y en desestabilizar y presionar económicamente al gobierno de Salvador Allende, entre 1970 y 1973, aparte de otras acciones. Un rol fundamental en el diseño e implementación de esta estrategia, jugaron el entonces Presidente Richard Nixon (1969-1974) y su entonces Asesor de Seguridad Nacional, Henry Kissinger.
2. El impacto de la Revolución Cubana y el papel de la Unión Soviética y su apoyo al Partido Comunista chileno. Con el triunfo del socialismo en la isla de Cuba en 1959, el régimen de Fidel Castro respaldó logística, política y económicamente a los movimientos guerrilleros de extrema izquierda en distintos países de la región latinoamericana. Por otro lado, dirigentes como Ernesto Guevara desarrollaron la teoría “foquista”, consistente en el desarrollo de núcleos de guerrillas urbanas y rurales que ejercieron acciones de violencia armada.
En el caso de Chile, la fundación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en 1965, y la izquierdización del Partido Socialista, están influenciados directamente por el ejemplo cubano, contando con su apoyo activo y directo. Entre 1966 y 1971, militantes socialistas chilenos participaron en el Ejército de Liberación Nacional (ELN), organizado por el propio Guevara para promover la revolución en la región. Más tarde, entre noviembre y diciembre de 1972, Fidel Castro visitó Chile respaldando de forma explícita al gobierno de Salvador Allende y a sus corrientes de izquierda. Por otra parte, desde su temprana fundación en 1922, la relación entre el Partido Comunista chileno y su homólogo soviético (PCUS) fue muy estrecha durante el siglo XX, aunque la experiencia de la Unidad Popular fue vista con cierta distancia y escepticismo por la URSS, ya que marcaba un desajuste con su estrategia geopolítica de construcción del socialismo. De todas maneras, la URSS reconoció el gobierno de Salvador Allende como parte de su tradición ideológica, prestando apoyo económico para financiar sus operaciones. De acuerdo a las historiadoras Evguenia Fediakova y Olga Ulianova, el PCUS destinó a su par chileno, entre 1955 y 1973, más de 3 millones de dólares de la época.
"Una comprensión más cabal de la historia de las relaciones entre Estados Unidos y Chile en las décadas de 1960 y 1970 debe considerar seriamente el carácter ideológico de la estrategia de la política exterior norteamericana y, lo que es más importante aún, los valores y convicciones a los que adherían los encargados de desplegar cotidianamente y en terreno dicha política exterior. Las estrechas relaciones formales y personales que los diplomáticos de la embajada norteamericana en Santiago establecieron con múltiples actores del espectro político chileno, especialmente con miembros de la Democracia Cristiana, se debieron en gran medida a que el Chile de la Constitución de 1925 era un espacio en el que tanto los diplomáticos estadounidenses como los políticos chilenos se sentían cómodos. Además, este espacio para la acción política, una conjunción imperfecta de capitalismo subdesarrollado y democracia liberal, ofrecía oportunidades reales para el éxito de un modelo de modernización y desarrollo que no exigía una alteración radical de las estructuras institucionales existentes."
Sebastián Hurtado, "Chile y Estados Unidos, 1964-1973. Una nueva mirada", Nuevo Mundo Mundos Nuevos, 2016.
“La Cuba castrista fue también ‘otro lado’ de la Guerra Fría en las Américas a partir de 1959. Con anterioridad a la Revolución cubana, el anticomunismo de Estados Unidos y sus exagerados temores hacia la influencia soviética ya habían llevado a Washington a oponerse a las fuerzas de izquierda y a dar su apoyo a los dictadores militares de derecha. Pero después de 1959, y dominado por temores hacia ‘otro Castro’, Estados Unidos intensificó sus tácticas de Guerra Fría en contra de la revolución. En tanto, los cubanos replicaban mediante la exaltación de un nacionalismo desafiante y radical, apoyando insurrecciones armadas y exigiendo una ‘segunda independencia’ latinoamericana respecto a Estados Unidos y de la explotación capitalista […]”.
Tanya Harmer, Chile y la Guerra Fría Latinoamericana, 1970-1973", en Tanya Harmer y Alfredo Riquelme, Chile y la Guerra Fría Global, Ril Editores, Santiago, 2014.