Labor Parlamentaria
Participaciones
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Antecedentes
- Cámara de Diputados
- Sesión Ordinaria N° 7
- Celebrada el 20 de octubre de 1992
- Legislatura Extraordinaria número 325
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Homenaje
HOMENAJE EN MEMORIA DE WILLY BRANDT, EX CANCILLER DE LA REPUBLICA FEDERAL DE ALEMANIA.
Autores
El señor VIERA-GALLO (Presidente).-
Tiene la palabra el Diputado señor Latorre.
El señor LATORRE (de pie).-
Señor Presidente, la bancada de Diputados democratacristianos me ha encomendado representarla en esta sesión especial de homenaje al ex Canciller de la República Federal Alemanna, Willy Brandt, fallecido en días recientes, tras una penosa enfermedad.
Corresponde, en justicia, concurrir a esta sesión para testimoniar nuestra admiración y aprecio hacia uno de los estadistas más influyentes y fructíferos de la segunda mitad del siglo XX, actor de gran relevancia en la vida alemana y europea hasta muy poco antes de su muerte. Tuvo la grandeza, incluso, de colaborar con sus adversarios políticos en la apasionante y extraordinariamente compleja obra de la reunificación, prestando su consejo crítico y leal a una causa que para él era de primera importancia.
En su dilatada trayectoria de servicio público, le correspondió, sucesivamente, el desempeño de distintas responsabilidades.
En el curso de 1949, fue elegido Diputado ante el Bundestag, en representación del otrora Berlín Occidental. Igualmente, en 1957, Willy Brandt sería elegido alcalde de esa ciudad símbolo. Por otra parte, desde 1966 hasta 1969, Brandt se desempeñaría como Ministro de Relaciones Exteriores de la República Federal. Desde 1969 y hasta 1974, sería su Canciller.
Destacado en su patria, Brandt fue también líder de su partido, la Social Democracia, al cual dirigió hasta 1987 y fue su presidente honorario hasta su fallecimiento. Alemania ha de estarle agradecida como, por lo demás, lo demuestran las múltiples manifestaciones de reconocimiento que el pueblo alemán le ha brindado en estos días.
Pero Willy Brandt fue mucho más que un ciudadano alemán. Fue un ciudadano de Europa y, si nos es permitida la expresión, un ciudadano del mundo.
En efecto, el hasta septiembre pasado presidente de la Internacional Socialista, fue el gran impulsor de la denominada "Ostpolitik", postulando el imperativo de la cooperación entre el Oeste y el Este de Europa, facilitando de manera importante el término de la división del continente. A su juicio, "el problema consistía en si era viable reemplazar, al menos parcialmente, la confrontación estéril y peligrosa entre las distintas regiones europeas por una cooperación realista entre ellas, y en intentar descubrir áreas de interés común bajo la carga tremenda de irreconciliables controversias ideológicas.".
El mundo reconoció su esfuerzo en pos del reencuentro de países ferozmente enemistados, por lo que Willy Brandt recibió en 1971 uno de los más grandes homenajes que se pueden otorgar a un humanista: el Premio Nobel de la Paz.
Willy Brandt, político no sólo consagrado a resolver los problemas de su patria, representa también un testimonio de vida; una vida dedicada al progreso de los pueblos, a la cooperación internacional y al logro de la paz mundial.
Claramente, sus preocupaciones no se detenían en las fronteras de Alemania o de Europa. Más aún, aunque trascendentes fueron los conflictos Este-Oeste, su mirada y esfuerzos apuntarían también a resolver el "conflicto entre el hemisferio Norte y el hemisferio Sur", para lo cual presidió la Comisión Independiente sobre Problemas Internacionales del Desarrollo, conocida mundialmente como la Comisión Brandt, la que fuera integrada por grandes figuras y en la que correspondió una participación protagónica al ex Presidente de Chile Eduardo Frei Montalva.
Para los impacientes, estas reuniones parecían inútiles, puesto que no llegaban a resultados concretos visibles. El mismo Presidente Frei retrucaría señalando: "Si se miran con perspectiva, ellas importan un progreso evidente para la humanidad, toda vez que han sido capaces de poner en un primer plano problemas hasta hace poco tiempo considerados irrelevantes.".
Willy Brandt muere dejando tras de sí incontables enseñanzas. Detengámonos, pues, en atención al tiempo de que disponemos, en algunas que consideramos particularmente relevantes.
En primer lugar, fue un político respetuoso de la verdad. Helmut Köhl señaló en el discurso que pronunció durante el funeral del ex Canciller, que Brandt "deseaba que los alemanes se identificaran con las buenas tradiciones de su historia, sin borrar los malos capítulos de sus memorias." Como pocos, Willy Brandt prefirió siempre reconocer la verdad por dura que fuera, para así poder enfrentar con éxito y vigor los desafíos del presente y del futuro. Importante lección para su patria y también para la historia.
En segundo término, Willy Brandt fue marcadamente tolerante con la rebeldía del mundo joven. Disidente en su juventud, comprendió la necesidad de abrir espacios de participación y expresión a los jóvenes, lo que le costó severas críticas en más de alguna ocasión.
En tercer lugar, este político alemán tuvo siempre la valentía de asumir sus errores. En el discurso que pronunció al despedirse de la jefatura del Partido Social Demócrata, en junio de 1987, en la ciudad de Bonn, sostuvo que "No siempre he considerado lo que debiera tomarse en cuenta. Lo lamento y no tengo nada más que decir."
Claro en sus propósitos y eficiente en la consecución de los fines perseguidos, fue siempre un amante de la paz. En la introducción al informe de la denominada Comisión Brandt, planteaba con fuerza que "La paz es el objetivo de todas las religiones, creencias y filosofías; es el anhelo de todas las razas, naciones y credos. De manera que debe ser posible derivar de este deseo una pasión común por la paz que constituya el impulso emocional y moral de todas nuestras iniciativas".
Willy Brandt ha sido enterrado hace pocos días en Berlín. Es la misma ciudad que vio erigirse el muro y languidecer la libertad; es el lugar que, testimoniando con más fuerza que otros la cruel división del pueblo alemán así como del mundo en dos bloques hasta ayer irreconciliables, impulsó al político inquieto para luchar por el reencuentro.
Seguramente, tras ser derribado el muro, se habrán desvanecido todas las amarguras que este gran hombre pudo experimentar a lo largo de su fructífera carrera política.
Willy Brandt, guerrero de la libertad con las armas de la libertad, puede descansar en paz. Tal vez, sea uno de los que más merezcan disfrutarla.
Los Diputados democratacristianos rendimos hoy homenaje a este servidor incansable de grandes causas de nuestra humanidad.
He dicho.