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Antecedentes
  • Senado
  • Sesión Especial N° 109
  • Celebrada el
  • Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966
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Intervención
PROBLEMAS INTERNACIONALES.

Autores

El señor BARROS.-

Señor Presidente:

Hoy, jueves 12 de mayo, el representante del "gorilismo" norteamericano Lincoln Gordon, pisará, con sus pies manchados por el barro intervencionista, la augusta patria altiva de Chile, "que no ha sido por rey jamás regida ni a extranjero dominio sometida", como reza "La Araucana". Hollará estas heredades, que no aceptan dominación extraña a precio alguno.

Los hombres no cuentan en la síntesis que hacemos de los hechos grandiosos que tuercen la historia de la humanidad. Son los acontecimientos, son los hechos los que nos marcan los hitos que van conduciendo el devenir del mundo al bien o al mal. Norteamérica, país donde se forjó un Lincoln que yo admiré en su monumento, en el que la oración de Gettysburg nos mostraba una nación en plena actitud de redención; Norteamérica, dónde el hombre de la calle supo recogerse en actitud admirable cuando George Washington en su tumba ostentaba la inscripción: "Fue el primero en la guerra, fue el primero en la paz y es el primero en el corazón de todos sus conciudadanos"; Norteamérica, la que produjo poetas y hombres de la valía de Walt Whitman, quien expresaba que "una hoja de hierba no es inferior a la jornada sideral de las estrellas"; esa Norteamérica grandiosa, con la que hemos sabido vibrar por medio de Edgar Alian Poe en su "Anabel Lee", o en su amistad imperecedera cuando Longfellow lanzaba su flecha al aire para encontrarla clavada en el pecho de un amigo -"I shot an arrow to the air..."; esa Norteamérica romántica, heroica, la de la Conquista del Oeste, la de "Lo que el Viento se Llevó", la de "Búffalo Bill", la del "Old Man River", cantada por el bajo más grande del mundo, después de Fedor Chaliapin, Paul Robeson; esa grandiosa Norteamérica vive el recuerdo romántico de épocas pretéritas que no podemos olvidar en razón de nuestra formación humanística.

Como ciudadano del mundo, quiero y admiro al pueblo norteamericano. Pero una cosa es el pueblo norteamericano y otra es un Lincoln Gordon, con títulos universitarios suficientes para ser doctorado en Harvard y en Oxford y para ser un apéndice diplomático en Brasil, en los instantes en que esa república conocía su tragedia, su dilema de ser o no ser. Lincoln Gordon es, aparte un agente de la Central Intelligence Agency (CIA), un conocedor de todo lo que concierne a Latinoamérica, especialmente en lo relativo al derrocamiento del PresidenteGoulart, el reformador de Brasil. Lincoln Gordon sabe que las relaciones interamericanas serían excelentes, a no mediar la presencia de su país de sátrapas. Lincoln Gordon conoce, como el que mejor, el estrepitoso fracaso de la Alianza para el Progreso, concebida por Kennedy y hoy día abandonada por sus propios sabios, que han renunciado a su liderato porque, en su propia tierra, la lucha antirracista llega a su "climax", y porque, cuando esta alianza fue concebida, el propio PresidenteKennedy, en su obra "Strategy of Peace", afirmaba que todas las noches dieciocho millones de norteamericanos se acostaban con hambre...

Lincoln Gordon, el apéndice que Johnson ha designado para sondear la posibilidad de resucitar en gloria y majestad la desprestigiada OEA.; Lincoln Gordon, el factor aglutinante del "gorilismo" continental para formar el ejército, la gendarmería latinoamericana, al servicio del Ministerio de Colonias llamado OEA.; este siniestro personaje viene a pactar, con su hermano de teta Ralph Dungan, la estrategia para alinear a Chile en esta fuerza continental contraria a los movimientos de liberación que están surgiendo en todos y cada uno de los países de la América morena. Tan solo ayer, el Senado norteamericano se estremeció ante la denuncia interesada de Bob Kennedy, caundo expresó que en Latinoamérica había miseria y descontento. ¡Tremenda novedad! Denunció que "una familia en Perú es dueña de 300 mil hectáreas, una zona tan grande como el Estado de Rhode Island". Las emprendió contra los tenedores de la tierra, la oligarquía latifundista, la misma que aquí se resiste a una reforma agraria que se dilata ante la pachorra del Gobierno para acelerar las reformas. El Senador Kennedy nada dijo, por supuesto, de las inversiones norteamericanas en Chile, de su inicua explotación, del robo de noventa mil toneladas de cobre a 36 centavos de dólar la libra, cobre que, fundido, se transforma en armas para asesinar vietnamitas; nada dirá de las compañías petroleras que se apropian de nuestro oro negro para distribuirlo a su amaño y dejar a la ENAP la misión del peón que produce bencina, gas y aceite y que mañana laborará la petroquímica para que organismos foráneos se lleven la tajada del león. . .

Ni Kennedy, ni Gordon, ni Johnson, ni sátrapa alguno dirán nada del robo, de la extorsión a nuestros países asfixiados por la política del "big stick".

Si ayer otros personeros, entre los que se incluye el Senador de marras, recibieron el escupitajo del pueblo chileno, que los repudia, hoy día el que nos visita recibirá también el desprecio del pueblo de Chile, que, con un "get out Gordon", le demostrará que aún hay altivez cuando el intruso mete sus pezuñas en la tierra que libertaron los Carrera, O'Higgins y el guerrillero Manuel Rodríguez. Sabe este convidado de piedra que toda América se está levantando poco a poco en armas para liberarse, precisamente, de la tutela de semejantes gendarmes. Sabe que, tarde o temprano, tendremos que revivir la gesta de la emancipación americana de hace un siglo y medio, pero peleando con un enemigo mucho más sanguinario que los "gachupines" que diezmaron el suelo indo-americano con el emblema de la cruz y la espada. Por eso, Estados Unidos envía a este representante, especialista en golpes de Estado, que contribuyó a derrocar a Goulart cuando, a la sazón, la Embajada de Brasil ocultaba su traición.

Los hombres libres, los patriotas 'del mundo entero, estamos empeñados en esta colosal empresa: abatir al monstruo que cree poder dominar el mundo bajo el signo de las armas nucleares, el gran negociado y el dólar. Allí, en los arrozales de Vietnam, está siendo vencido por los patriotas que, día y noche, le asestan golpes mortales; allá, en la Francia eterna, se dice no a los treinta mil soldados yanquis y a las bases norteamericanas que, en suelo francés, mantenían la jurisdicción del PresidenteJohnson, el de las manos manchadas de sangre. Francia dio al traste con la OTAN.

Saben que América no puede perdonarles su agresión al pueblo panameño cuando éste ha luchado para restablecer su soberanía en el Canal que les usurparon. Sabemos de sus bombardeos sobre las regiones liberadas de Laos y de sus repetidas provocaciones contra Cuba desde la base de Guantánamo. Conocemos su agresión armada contra el Congo, Leopoldville y la República Dominicana. ¿Qué más?

Y así, el imperialismo más salvaje de todos los imperialismos que han existido, el norteamericano, nos envía este persone-ro a quien el PresidenteFreí, los mandamases de la CORFO y de la Alianza "para el Retroceso" recibirán en estrecha amistad con Ralph Dungan.

Se acerca un 21 de mayo, fecha gloriosa para nuestro Chile, fecha en que el Presidente da cuenta al Congreso Pleno de su mandato. Aquí estará el enemigo número uno de Chile, el representante de un país enemigo de la patria: Ralph Dungan. ¿Por qué vamos a sancionar con nuestra presencia un Mensaje ante semejante representante de una nación que tiene más de un millón de soldados estacionados en más de sesenta países, y más de dos mil bases e instalaciones militares en ultramar?

La política internacional del señor Frei; su política nacional de hambre, con el "chocozo" migajudo, alimento de palomas, y leche aguada, entretención del gato; su desconocimiento y desprecio de los dictámenes de la Contraloría frente al delincuente señor- Sergio De la Fuente; su volador de luces de reforma agraria; su lema "gobernar es viajar"; su fuerza represiva con ocho chilenos en posición horizontal, definitiva, en El Salvador; todo esto nos está indicando que en este 21 de mayo está bien que reciba el aplauso de sus "promovidos", pero no el visto bueno de cuerpo presente de quienes, en esta hora amarga, lo sabemos chocando su mano amplia y regalando la mejor de sus sonrisas a esta ingrata visita: Lincoln Gordon.

He dicho.

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