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Antecedentes
  • Cámara de Diputados
  • Sesión Especial N° 26
  • Celebrada el
  • Legislatura Extraordinaria periodo 1966 -1967
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Intervención
POLITICA DEL GOBIERNO FRENTE AL CONFLICTO DE LOS TRABAJADORES DEL SERVICIO NACIONAL DE SALUD. PROYECTOSDE ACUERDO.

Autores

La señorita LACOSTE.-

Señor Presidente, hace pocos días, se citó a la Cámara a una sesión especial, con el objeto de considerar la situación del personal del Servicio Nacional de Salud.

En una breve intervención, me referí a la situación económica del personal, expresando que ella debía considerarse desde dos aspectos: primero, el reajuste anual que reintegre la capacidad adquisitiva de los sueldos, y segundo, la situación de cada funcionario en el escalafón que le corresponda, en razón del trabajo que desempeñe. Ambos aspectos, en conjunto, determinan la situación económica de cada funcionario.

Hay hechos bien concretos, que nadie puede desconocer. El gremio de la Salud fue siempre el pariente pobre de la Administración Pública.

El señor PONTIGO.-

Y lo sigue siendo.

La señorita LACOSTE.-

Sus sueldos fueron muy reducidos, y los aumentos anuales, los de menor cuantía. Esto sucedió en todos los Gobiernos anteriores al nuestro.

El señor VALENTE.-

Y continúa sucediendo.

La señorita LACOSTE.-

Esta situación de angustia económica lo obligó a salir a la calle en una campaña nacional. El propio Gobierno de entonces lo consideró servicio postergado.

En efecto, el Servicio Nacional de Salud se había formado por la fusión de 4 organismos estatales, y su personal tenía una situación heterogénea, debida a los regímenes económicos de las reparticiones de las cuales procedía.

Para subsanar esta situación, se dictó el decreto con fuerza de ley Nº 72, de febrero de 1960. El encasillamiento efectuado en ese decreto constituyó un verdadero escándalo administrativo, que electrizó al personal, haciéndole salir a la calle, por primera vez, a gritar su protesta. Se produjeron inmediatamente más de 9 mil reclamos, elevados por escrito a las jefaturas de los servicios, y otros tantos quedaron "fondeados" en los cajones del que fuera famoso "conducto regular".

Este encasillamiento se efectuó en Santiago. Cuando fueron llamados los jefes de servicios de provincias, encontraron tocio "cocinado". La reducida comisión administrativa que determinó la situación del personal funcionó a puertas cerradas. Los autores del encasillamiento actuaron sin un átomo de justicia, distribuyendo los cargos a su arbitrio, todo lo cual significó que se cometieron enormes injusticias.

En esos momentos, la Diputada que habla era funcionaría del Servicio Nacional de Salud y pudo conocer los entretelones de esta mascarada, que podría llamarse el "escándalo administrativo del siglo."

En seguida, vino un largo proceso de luchas gremiales, realizadas por todo el personal, para conseguir que se le hiciera justicia. Vino también la tramitación de una nueva ley, que nos encontró en esta Cámara, donde defendimos al personal sin demagogia, pero con firmeza.

El Ejecutivo envió un proyecto que modificaba la estructura del Servicio Nacional de Salud y creaba escalafones para cada tipo de trabajo. Esta nueva forma de clasificar al personal, que se recibió con mucho optimismo, constituyó, más tarde, el instrumento que permitió realizar latrocinios de todo orden en el encasillamiento de los diferentes escalafones.

Para evitar nuevas injusticias, presentamos, en forma reiterada, en Comisión y en esta Sala, una indicación que habría permitido evaluar los antecedentes de todos los funcionarios, medirlos, como se dice, con una misma vara. Queríamos justicia para todos por igual, justicia sin etiqueta partidista, justicia a secas.

Nuestra fórmula, sino perfecta, era la que podía dar mayor garantía: 1 punto por cada 5 años de servicio, hasta un máximo de 5; las calificaciones en lista 1, 2, 3, con valores de 3, 2 y 1 punto, respectivamente; la jerarquía de las funciones, establecida previamente de acuerdo con la naturaleza del escalafón, de 1 a 5 puntos. Así, cada funcionario habría tenido una cifra de evaluación prácticamente comprobable, en una ordenación general que no permitía duda alguna.

Después de una "calurosa" tramitación, en que fuimos minoría, salió la nueva ley, la 14.904, que, por imprecisa, quedó entregada a la interpretación de quienes la aplicaron.

En vista de los infinitos reclamos producidos, la Cámara designó una Comisión Investigadora para que estableciera la forma como se aplicó esa ley. Esa Comisión comprobó que no hubo pauta fija para el encasillamiento y que éste se hizo nuevamente a puertas cerradas y al margen de la ley.

No voy a describir el verdadero saínete de este nuevo encasillamiento, que originó otros tantos miles de reclamos, los que, como en el caso anterior, quedaron sin respuesta y sin sanción. Los escalafones constituyeron una pirámide de gran base, con limitado número de grados superiores, en los cuales se encasillaron los dirigentes de la Federación de Trabajadores de la Salud, ya fueran de Santiago o de provincias.

Fuera del caso del famoso señor Freire, campeón del salto de canguro, que subió 18 grados y que, de auxiliar de servicio, se transformó en inspector de saneamiento, con 5ª categoría, hay muchos otros que sería largo enumerar. En el breve tiempo de que dispongo, voy a mencionar algunos de mi provincia, Valparaíso.

Don Carlos Muñoz Herrera, que tenía 9 años de servicio, saltó 14 grados. Don Claudio Morales Green, que tenía 3 años de servicio, saltó 12 grados. Don Sergio Munilla Navarrete, que tenía 17 años de servicio, saltó 19 grados.

Don Fidel Acevedo Salazar se desempeñaba como encuadernador y subió 17 grados en el escalafón. .

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