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Antecedentes
  • Senado
  • Sesión Especial N° 25
  • Celebrada el
  • Legislatura Ordinaria año 1971
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Intervención
SUPRESION DE REAJUSTABILIDAD A DETERMINADAS DEUDAS HABITACIONALES.

Autores

El señor CHADWICK.-

Señor Senador, considero muy difícil entendernos en este diálogo por lo demás, bastante antirreglamentario, porque es entre sordos. Su Señoría no desea creerlo, pero los hechos son así. He visto en grandes ciudades de la Unión Soviética por ejemplo, en Moscú cómo se ha resuelto el problema habitacional y las edificaciones allí levantadas. Y el propio Senador señor Lorca podrá invitar a sus amigos para que vean cómo en Chile se levantan viviendas a través de nuevos métodos, sin intervención de empresarios que obtienen utilidades exageradas y encarecen extraordinariamente los costos. Para ello se necesita una política distinta.

Nosotros, al discutirse el proyecto sobre creación del Ministerio de la Vivienda, señalamos al Gobierno de la época, que era el de Su Señoría, que había una norma muy injusta que debía desaparecer de inmediato: la que excluía de pagar impuesto global complementario a las empresas constructoras de viviendas económicas. Formulé indicación para suprimir esa granjeria, ese beneficio. Señalamos que había una suma ascendente a 20 mil millones de escudos haga memoria respecto de las cifras, Honorable señor Lorca exenta de toda tributación a la renta, en virtud de privilegios que, a nuestro juicio, debían terminarse para permitir el financiamiento de un verdadero plan habitacional. En vez de otorgar financiamiento mediante el sistema de los reajustes, era lógico hacerlo sobre la base de lo que ganaban las empresas constructoras. Esto se rechazó, señor Senador. Puedo decirle que pasaron tres años antes de que se sometiera a la consideración del Congreso un proyecto destinado a poner término a esa injustificada granjeria. Ello sucedió antes de terminar la Administración del señor Frei.

Muchos hechos me obligaban a intervenir en este debate, aunque la Sala se quedara vacía.

En primer término, en la provincia de Coquimbo, a la que represento, se encuentra el Ministro de la Vivienda y Urbanismo. ¿Y qué está viendo allí ese Secretario de Estado? Algo que me habría gustado que conociera el Honorable señor Hamilton: que 50% de las casas construidas cuando él ocupaba la cartera del ramo se desplomaron por efecto del último sismo, transformándose, como dicen los técnicos, en verdaderas trampas, donde han fallecido familias enteras de modestos campesinos.

No se trata de una noticia alarmante que traiga al Senado en forma irresponsable. La publicaron en "El Mercurio" de hoy corresponsales de esa empresa, de quienes de ninguna manera puede sospecharse que estén haciendo una campaña contraria a la Democracia Cristiana.

El señor Ministro de la Vivienda no pierde su tiempo en la provincia de Coquimbo. No sólo está adoptando las medidas de urgencia que este tipo de catástrofes hace imperiosas, sino que está comprobando, a través del análisis "in viso", por la vista, cómo hay empresarios inescrupulosos que construyen en tales condiciones que un terremoto que no alcanzó la magnitud que podría creerse el sismo no llegó al máximo de la escala internacional respectiva originó el derrumbe del 50% de las casas edificadas no hace más de dos años.

¿Qué suerte correrían la ciudad de Santiago y su población si aquí se hubieran construido viviendas con tal irresponsabilidad?

Por lo tanto, esos hechos, que conmueven y provocan un sentimiento de repudio, no pueden ocultarse al país. Y hace bien el Gobierno al enviar al Ministro de la Vivienda a la zona donde ocurrieron esos fenómenos, para que recoja la experiencia y pueda evitar que en lo futuro pueda cometerse un crimen de esa magnitud.

Sostengo que el Honorable señor Hamilton deploro tener que formular estas observaciones en su ausencia ha sido imprudente y nos ha llevado a un debate del todo inútil, porque inclusive se refirió a un documento que, como reconoció pocos minutos después de su intervención, fue desmentido y cuya autenticidad rechazó el Ministro de la Vivienda en Valparaíso.

Si se revisa la versión taquigráfica de esta sesión, será posible comprobar que el documento a que se refirió el señor Senador, con indignación impropia, no contiene afirmaciones que correspondan a la realidad. Su Señoría debió reconocer que lo relativo a las construcciones en altura, con cocinas, dormitorios y servicios higiénicos comunes, no obedecía a nada concreto, y que el Gobierno había desmentido el documento hecho circular.

Si el Ejecutivo desmiente de manera oficial esa construcción en altura, si dice que no piensa llevarla a cabo, porque terminaría con la privacidad, como se dijo aquí, ¿con qué derecho se traen al debate esos antecedentes?

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