Labor Parlamentaria
Participaciones
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Antecedentes
- Senado
- Sesión Ordinaria N° 4
- Celebrada el 30 de mayo de 1973
- Legislatura Ordinaria año 1973
Índice
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El señor
sí fue esta notabilísima jornada argentina donde Buenos Aires se volcó a la calle a fin de hacer suya y de marcar su diapasón en las ceremonias de la transmisión del mando.
Dos firmas excepcionales.
Como chileno me sentí orgulloso porque tanto Allende como nuestra patria, el nombre de nuestro país, fueron ovacionados. Tal rasgo constante caracterizó el desarrollo de todas las festividades salpicadas de exteriorizaciones al margen del protocolo y nacidas de la euforia bulliciosa del pueblo. Fue una transmisión muy diferente de todo lo que se había visto durante años en Argentina. Se graficaba en los estribillos voceados por las multitudes.
Cuando el escribano Garrido, después que firmaron el acta Lanusse, Cámpora, Solano Lima, Rey y Coda, sugirió que la suscribieran los Presidente que ocupaban el estrado, Allende estampó su firma en el documento. Chile y Perón, un solo corazón, fue la respuesta del público. Luego, cuando lo hizo Osvaldo Dorticós, el coro gritó Cuba, Perón, un solo corazón.
Claro, para nosotros, resulta bastante sorprendente el hecho de que Mandatarios extranjeros firmen un documento de transmisión del mando de una nación, pero al fin y al cabo, puede llegar el día y en el pasado estuvimos bastante cerca en que los países americanos se unan tanto como para no asombrarnos por hechos de esta naturaleza.
La asociación del nombre de Perón habla, por cierto, de un fenómeno típicamente argentino. Después de todo, el peronismo representa un fenómeno complejo, del cual también participan flujos irracionales, ingredientes instintivos, poderosas inclinaciones de las masas no lejanas al paternalismo y que no excluyen cierto sentido mítico de la política, que hizo que el gran ausente fuera el gran presente: Juan Domingo Perón, incesantemente, evocado junto al nombre de Evita.
Todo esto nos suena muy extraño, pero ocurre que hay algo más denso y enmarañado que lo anecdótico o personal en dicha situación. En el fondo constituye el trasvasijamiento de un gran impulso popular que toma los nombres de ciertas personas, por las cuales, en un momento determinado de la historia, se siente interpretado. Escuchamos gritar voces apasionadas de sus prosélitos: Perón, que nunca te mueras. Era un signo de adhesión lindante con el fanatismo, pero, sin duda, la revolución del pueblo argentino irá más allá de eso.
La entrevista, Allende - Rogers.
La distinción por Chile llevó, en un momento determinado, al hecho de que, siendo todavía PresidenteLanusse, cuando las delegaciones extranjeras presentaban sus credenciales ante el Primer Mandatario argentino en la Casa Rosada, Salvador Allende, junto al Jefe de Estado de la Nación vecina, saludó a los demás dirigentes de las delegaciones y, en esta condición, estrechó las manos de todos ellos, incluso, la de William Rogers. El Secretario de Estado de la más poderosa nación capitalista del orbe concurrió después a la Embajada chilena y allí sostuvo una entrevista con el Presidente de nuestro país por más de una hora. Se desarrolló en términos que pusieron de relieve que Chile no está solo en América Latina, sino muy bien acompañado. Naturalmente, no podía escapar a la percepción del Secretario de Estado norteamericano la relevancia concedida al Presidente de nuestro país. Por cierto, nadie podría deducir que se trataba de una simple adhesión personalista, sino fruto de la simpatía que el pueblo argentino y los representantes de muchos otros países asistentes de América Latina y de los cinco continentes dispensan a Chile.
A mi juicio, esto influyó también en el diálogo sostenido, con altura y dignidad, por el PresidenteAllende con el Secretario de Estado norteamericano, William Rogers.
Deseo, asimismo, poner de relieve, una vez más, la presencia protagónica del pueblo argentino en el suceder de aquellos días. Durante la noche del 25 de mayo seguramente todo el mundo lo sabe a través de declaraciones de prensa, fueron liberados los presos políticos. Y lo fueron, porque más de 30 mil personas presionaron alrededor del penal de Villa Devoto para obtener su indulto.
Casi la toma de la Bastilla.
Es cierto que en un momento dado se produjo una refriega que arrojó un saldo de dos muertos y siete heridos. Pero la marcha sobre la prisión, respecto de la cual alguien dijo se parecía, pero que no alcanzaba a ser la toma de la Bastilla, era también la expresión desatada del ansia de libertad de un pueblo que la vio conculcada durante cuatro decenios. En pocas horas se propuso culminar su reconquista a través de la llamada marcha de las antorchas. A lo largo de un trayecto que comprendió las avenidas Rivadavia, Acoyte, San Martín, Alvarez Jonte y Bermúdez, los manifestantes, que avanzaban entonando himnos mientras cientos de vehículos se incorporaban a la caravana haciendo sonar estridentemente sus bocinas, llegaron hasta el penal de Villa Devoto, imagen de la represión ejercida por los Gobiernos reaccionarios de Argentina. Luego de encender allí las antorchas, comenzaron a rodear la cárcel. Se juntaron distintos grupos, que no eran sólo las organizaciones de montoneros; del ERP, del FAR y del FAL, sino también argentinos que querían simplemente la libertad y pintaban en las paredes leyendas alusivas con aerosol.
Conviene destacar que muchos de los jóvenes que participaban lo hacían con el rostro cubierto, pues dijeron somos militantes activos y todavía nos buscan. Porque en verdad todo ello sucedía en el día del tránsito de la represión a la libertad. Al propio tiempo, los presos alojados en pabellones separados sé asomaban a las ventanas para saludar la llegada de los manifestantes. El Gobierno argentino, entonces, decidió apresurar la libertad de los detenidos políticos.
Lo anterior se repetía en Córdoba, en Trelew, en todas las cárceles del país. Es difícil imaginar la emoción inmensa no sólo de los liberados, sino también la de sus familiares y la de todo el pueblo argentino. En realidad, se cumplió con creces, y tal vez como nunca antes, una celebración del 25 de mayo en que una vez más se elevó conmovedora la hermosa canción nacional del país hermano con su estribillo de Libertad, Libertad, Libertad. Fueron, verdaderamente, un día y una noche de libertad.
El Gobierno envió rápidamente al Parlamento el proyecto de ley de amnistía, y en menos de 24 horas en verdad, la discusión de la iniciativa legal demoró ocho horas se dio sanción definitiva, en la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores, a esta legislación tan importante, que derogó diversas leyes limitativas de la libertad y de las garantías individuales. El Parlamento argentino aprobó el proyecto de ley con el voto unánime y aclamación de los legisladores.
El primer texto legal aprobado es el que concede amnistía, cuyos términos trascendieron a la opinión pública. En virtud de él, y a partir de la entrada en videncia de sus disposiciones, perderán toda eficacia las normas por las que se hayan creado o modificado delitos o penas de delitos ya existentes y que no hayan emanado del Congreso Nacional. El conjunto de disposiciones legales al cual se pone término constituye una legislación que aherrojó al pueblo argentino durante largos años.
Los comunistas recuperan la legalidad.
También ha sido liquidada la legislación anticomunista. La misma noche del día en que se adoptó tal resolución, en Villa Crespo se abrieron los locales del Partido Comunista argentino. Por lo tanto, a nuevo título, fue una noche de libertad.
Los detenidos en Caseros también fueron liberados. Es muy alentador y trascedente ver en el país vecino que la libertad llega por la puerta ancha y en brazos del pueblo.
Como chilenos, nos conmovió extraordinariamente el honor conferido a nuestro país cuando las delegaciones asistentes de todas las naciones del mundo encomendaron al PresidenteAllende que hablara en su representación ante la Asamblea Legislativa, que se reunió ex profeso para recibir a las misiones extranjeras. No dejaba de ser un honor para el país y el hombre. Salvador Allende fue quien elevó la voz por todas las naciones del globo. Lo hizo con decoro, con firmeza, con claridad. Por esta razón, yo creo que el nombre de Chile por lo demás, es la convicción general rayó muy alto en Argentina.
Nos interesa recalcar también vivamente lo tocante al restablecimiento de lalaciones con Cuba, reanudadas por el Gobierno argentino en su primer día de gestión. Así, Argentina es el cuarto país latinoamericano que ha decidido desconocer la decisión injusta de la Organización de los Estados Americanos, que recomendó la ruptura con Cuba en enero de 1962. La presencia en Buenos Aires de Dorticós, Presidente de dicho país, y del Canciller señor Raúl Roa, rubricaron en persona este gran acontecimiento.
En una sesión futura analizaré un tema, a mi juicio muy de fondo dentro de este problema, que es el mensaje dirigido por e] PresidenteCámpora a la Asamblea Legislativa, que constituye un documento ambicioso. En dicho mensaje se expresa el pensamiento político, se enfoca la visión que el nuevo Gobierno tiene de Argentina. Reseña sus propósitos legislativos, gubernativos y, por supuesto, en cuanto a su política internacional.
Para terminar, quiero expresar que esta conducta de relación con todos los países del mundo, patentizada no sólo por la reanudación de las relaciones con Cuba, sino por el establecimiento de vínculos con la República Democrática de Alemania, con la de Vietnam y de Corea, se conjuga con una posición altamente amistosa respecto de Chile.
Estoy cierto de que el nuevo Gobierno argentino alentará el incremento y un mejoramiento todavía mayor de las cordiales relaciones que mantenemos entre nuestros dos países. Este es un hecho de gran alcance.
Por lo tanto, concluyo insistiendo en que la presencia de Salvador Allende en Argentina no fue inútil, sino de vasta significación para nuestra patria, y que redundará en un beneficio extraordinario para el fortalecimiento de los vínculos cordiales y amistosos con nuestro vecino, con un país que está cada día más cerca de nosotros: la República Argentina, que el 25 de mayo pasado recordó no sólo la gesta de San Martín y O'Higgins, sino que celebró también la recuperación de la libertad, con el pueblo en la calle, cordialmente abrazado de nuevo con sus amigos de Chile.