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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Las nuevas medidas de China para reducir la contaminación atmosférica

22 abril 2019

Aunque el plan de acción comenzado en 2013 para descontaminar Beijing fue exitoso, sus progresos recién comenzaron a verse durante el último año. Esto llevó al gobierno a presentar un plan igual de ambicioso pero con un horizonte de cumplimiento de dos años, a modo de mostrar mejores resultados en la calidad del aire en 2020.

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China es uno de los países más contaminados del mundo. Es por ello que su gobierno, a través de su primer ministro Li Keqiang en un discurso le "declaró la guerra a la contaminación". Tal relevancia ha llevado a que se redoblen los esfuerzos orientados a disminuir los niveles de material particulado (PM) en el aire. Uno de ellos es el establecimiento de una red nacional de monitores, cuya misión es lograr que más ciudadanos se involucren en la vigilancia ambiental. Más detalles de este nuevo plan, en la siguiente nota.

Esfuerzo exitoso que debe seguir su curso

Una nueva etapa se inició en el esfuerzo del Estado chino para mejorar la calidad del aire en Beijing, se trata de una segunda parte del plan de acción que comenzó en 2013 y que cumplió su primera fase a partir de marzo de 2018. Entre sus logros está la reducción de un 22 por ciento de partículas contaminantes y la eliminación de 90 microorganismos tóxicos por metro cúbico. Aunque la calidad del aire sigue estando por sobre el nivel que recomienda la Organización Mundial de la Salud.

Dicho organismo plantea en su Guía de Calidad del Aire que las concentraciones contaminantes en el aire se tienen que medir en lugares representativos de la exposición hacia la población y donde se produzcan las fuentes más específicas de contaminación, como carreteras o centrales eléctricas. El indicador MP10 que mide la composición del material particulado, representa la masa de las partículas que ingresan en el sistema respiratorio y que afectan negativamente a la salud.

De tal manera, el umbral de partículas gruesas se define entre 2,5 y 10µ, estas se emiten a través de obras de construcción, y polvo en general, mientras que las finas en menos de 2,5µ se generan de los combustibles. Para el caso chino, el eje Beijing, Tianjin y Hebei para el 2012 tenía niveles por encima de lo establecido, por lo que se recomendó que se redujera la concentración de PM10 en, por lo menos, 60 microgramos por metro cúbico.

Según Yangzhong Huang del Global Health Program, en una publicación, la incertidumbre respecto de lograr los objetivos propuestos por el plan duró hasta medidados de 2017. Sin embargo, medidas como establecer un sistema nacional de monitoreo y hacer que la contaminación del aire sea cuantificable y observable, contribuyeron a los tomadores de decisión a que implementaran políticas adecuadas. A esto se suma la capacidad de prevención, tanto de material como de nuevos agentes contaminantes. Este conjunto de medidas es analizado en un artículo de Li Wang publicado en 2018, donde se refiere a ellas como un aumento sistemático en la capacidad de control.

De qué se trata el nuevo plan

A diferencia del plan anterior, que se desarrolló en cinco años, este es un programa de corto aliento, pues comenzó en marzo de 2018 y pretende finalizar en 2020. Y aunque el nivel de contaminación generado en las carreteras aún sigue siendo alto, las acciones tendrán como prioridad el consumo de carbón en áreas industriales. Para ello, se concibe el desarrollo ecológico de las empresas, lo que se lograría a través de la sustitución del carbón por fuentes de energía que sean más limpias, como el gas natural.

Otra de las medidas relacionadas con el carbón es intensificar su reemplazo en los sistemas de calefacción en hogares. El cumplimiento de estas medidas se lograría a través del establecimiento de agencias ambientales en más localidades, las que tendrán mayores capacidades para prestar atención al ambiente y realizar inspecciones a las compañías locales, ya que con el reemplazo del carbón también se sumó la exigencia a las empresas acereras de la ciudad de Tangshan que disminuyeran su producción.

Sin embargo, lo más novedoso fue la puesta en marcha de una red nacional de monitores. Se trata de grupos de ciudadanos empoderados que cuentan con la capacidad de raestrear los niveles de PM. Luego de un inusitado procedimiento de transparencia, el gobierno publicó los datos de tales grupos para que cualquier persona desde su teléfono pueda contactarse con ellos a través de redes sociales y enviar fotografías que demuestren la calidad del aire o, si se da el caso, denunciar si una fábrica está sobrepasando el límite de emisiones.

Para Zheng Jinran en un artículo publicado en China Daily, esta red nació grande y tiene la capacidad de seguir expandiéndose, tanto en áreas como en cantidad de personas, esto debido a que cuentan con varias estaciones de monitoreo que supervisan y alientan su trabajo. Para marzo de 2019 -un año después de la puesta en marcha del plan que terminará en 2020 – ya existían cinco mil estaciones de monitoreo que vigilaban a nivel regional, provincial y comunal. Todas ellas responden al Centro Nacional de Monitoreo del Medioambiente.

En un informe sobre la polución en China, de Michael Greenstone y Patrick Schwarz de la Universidad de Chicago, se da cuenta de la importancia para el gobierno chino de crear un ambiente limpio a pesar de que las industrias de producción pesada son unas de las mayores fuentes de empleabilidad en el gigante asiático, a tal punto que Li Keqiang en un discurso declaró “hacer una guerra en contra de la polución”. Según el informe, esta guerra está siendo ganada por el gobierno chino, aunque el desafío de reducir los costos ambientales y sociales de la contaminación atmosférica aún siguen vigentes.

Las soluciones planteadas por el gigante asiático apuntarían al cumplimiento del objetivo de desarrollo sostenible (ODS) número 3, "Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades", específicamente a su meta 3.9, "para 2030, reducir sustancialmente el número de muertes y enfermedades producidas por productos químicos peligrosos y la contaminación del aire, el agua y el suelo".

Contaminación del aire en la Región de Aysén

Aunque nuestro país está lejos de los índices de contaminación de Beijing, existe el caso de Coyhaique, la ciudad más contaminada de Chile y de América, según un estudio de la Organización Mundial de la Salud. Esto porque durante 2017 registró 39 días declarados con emergencia ambiental, por la gran cantidad de material particulado fino.

Esta realidad fue analizada por el diputado René Alinco, representante de dicha región, quien aludió a la necesaria intervención de la justicia. “Primero hay que señalar que la Corte Suprema nos dio la razón cuando interpusimos un recurso de protección por la contaminación de Coyhaique, Puerto Aysén y Cochrane. Esto llevó a que se incluyera a la Corte de Apelaciones de Coyhaique, para que supervise a la Superintendencia de Medioambiente y lleve a buen término todas las medidas de contaminación de estas tres localidades, que sean efectivas y reales. Por lo tanto, tenemos el beneplácito de la Corte Suprema”, señaló.

Asimismo el parlamentario se refirió a las medidas adoptadas por el Ejecutivo. “Se constituyó una mesa contra la contaminación que lamentablemente no ha llegado a ningún resultado. Tenía que presentar las propuestas en el mes de diciembre y recién la semana pasada sacaron algunas que son muy generales. Se está aplicando la misma fórmula que en Temuco y todos sabemos que sigue igual de contaminado que antes. Por eso, nosotros al menos, vamos a recurrir a esa sanción, al pronunciamiento de la Corte Suprema para lograr la descontaminación de Coyhaique y Cochrane, porque las partículas que se generan producto de la contaminación de estas localidades son totalmente nocivas y afectan la vida humana de los adultos mayores y de los niños”, agregó.

En relación a posibles medidas que se pudieran implementar para solucionar el problema, el parlamentario evaluó lo realizado y planteó una serie de cambios. “El alcalde de Coyahaique quiere instalar filtros, cuando ese no es el problema. El problema es el consumo de leña húmeda y verde, por lo tanto lo que propusimos en la mesa de descontaminación es que se subvencione en un 50 por ciento los combustibles para la calefacción, que no sea leña, por ejemplo gas, pelet , parafina y electricidad, por lo menos seis meses al año, desde abril a septiembre. Esta es una medida inmediata”, sentenció.


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