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 La primera de estas etapas comenzó a desplegarse en la década de 1950 y tiene una línea de continuidad hasta el golpe de Estado de 1973. Efectivamente, desde la irrupción del movimiento sufragista en las décadas de 1920 y 1930, la dictación de la ley de sufragio femenino (1949), la llegada de la primera diputada al Congreso (1951) y la primera senadora (1953), en el país se aceleró una serie de transformaciones en todo ámbito, coincidiendo con la aparición de la Primera Ola del movimiento de mujeres en Chile.
El contexto internacional estuvo marcado fuertemente por la lucha ideológica de la Guerra Fría y desde 1959 por la Revolución Cubana, que articuló de una forma más nítida los distintos intereses de los actores que buscaban un cambio en las relaciones de poder. Fenómenos de naturaleza más local, como la ampliación permanente del electorado, el surgimiento de nuevos proyectos políticos, el cuestionamiento al orden vigente de variados sectores e instituciones, y la movilización de nuevos actores sociales que demandaron al Estado soluciones a sus problemas, se expresaron con meridiana claridad en la esfera pública.
Si bien los derechos de las mujeres se consideran dentro de este contexto, sus demandas estuvieron subordinadas a los discursos de los “proyectos políticos excluyentes”3 que encabezaron gobiernos de distinta orientación ideológica como los de Jorge Alessandri Rodríguez (1958-1964), Eduardo Frei Montalva (1964-1970) y de Salvador Allende Gossens (1970-1973).
Conviene fijar la vista en la movilización promovida por los gobiernos del Partido Demócrata Cristiano4 y de la Unidad Popular5, entre 1964 y 1973, período que coincidió con una mayor presencia de las mujeres en la Cámara de Diputados e incluso en el Senado.
Si Frei Montalva encabezaba un programa de transformaciones estructurales en el marco de la “tercera vía” entre el capitalismo y el socialismo, el gobierno de Allende implementaba la “vía chilena al socialismo”, programa de transformación más radical y sistémica, verificándose así una fase alta de movilización de todos los sectores políticos y sociales. Consideradas como un actor colectivo en ese contexto de polarización, las mujeres tuvieron un rol muy importante en esos años, participando ampliamente de la lucha política6.
(3) Isabel Torres Dujisin, “La crisis del sistema democrático. Las elecciones presidenciales y proyectos políticos excluyentes- 1958-1970”, Santiago, Editorial Universitaria y Centro Barros Arana, 2014.
(4) David Vásquez, Felipe Rivera, editores, “Eduardo Frei Montalva: Fe, política y cambio social”, Santiago, Ediciones de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, 2013.
(5) Julio Pinto Vallejos (Coordinador), “Cuando hicimos historia. La experiencia de la Unidad Popular”, LOM Ediciones, Santiago, 2005.
(6) Margaret Power, “La mujer de derecha: el poder femenino y la lucha contra Salvador Allende, 1964-1973”, Centro de Investigaciones Diego Barros Arana/ DIBAM, Santiago, 2009.
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