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Intervención
SITUACIÓN DE LA MINERÍA DEL COBRE. Proyectos de acuerdo.

Autores

El señor PÉREZ, don Aníbal ( Vicepresidente ).-

En el tiempo del Comité de la UDI, tiene la palabra la Diputada señora Rosa González .

La señora GONZÁLEZ (doña Rosa) .-

Agradezco al señor Ministro del ramo su presencia en esta sesión tan importante para la minería, y lamento que el Ministro de Hacienda , actor importantísimo en el desarrollo de esta actividad y quien maneja los planes del país, no se encuentre en esta Sala.

Hoy estamos analizando nuevamente el crítico estado en que se encuentran dos segmentos de la minería, los cuales atraviesan por la más difícil situación de su historia, hecho que fue advertido a las principales autoridades en reiteradas ocasiones.

La pequeña minería, en la práctica, se ha extinguido, sin que se haya hecho un esfuerzo verdadero para revertir esa crisis.

Debemos recordar que en similares circunstancias, en 1982, el gobierno de la época le prestó dinero, el cual fue devuelto oportuna e íntegramente, con todos sus intereses, y sin que el Fisco perdiera ni regalara ni un solo centavo. Al contrario, al actuar como entidad financiera, por supuesto ganó dinero. De esta forma, la pequeña minería siguió sustentándose en el tiempo. Ese no fue un subsidio, como muchos dicen, sino sólo un préstamo o un mutuo, como es habitual en transacciones económicas.

El actual Gobierno no tiene ninguna política de Estado frente al sector, y con una insensibilidad social que nos preocupa profundamente, no ha dado ninguna posibilidad a los pequeños mineros para salir de la situación que los aflige. Todo Chile, y en especial el norte, ha podido constatar la tremenda negligencia del Gobierno hacia estos miles de empresarios y trabajadores que, cada día, ven alejarse aún más sus expectativas de trabajo.

¿Por qué ocurrió esto, señor Presidente ? Entre otras razones, porque el Gobierno ha designado personas que, a lo mejor, tienen poco conocimiento sobre minería y que ignoran todas y cada una de las propuestas que le hicieron llegar las asociaciones gremiales y que le plantearon en numerosas reuniones personales.

Ocurre que en este tema no se puede improvisar, ya que cualquier error trae consecuencias inconmensurables. Así, el resultado de este desastre es que en 1998 sólo quedan 350 pequeños productores mineros, mientras que hace una década la gran familia de la pequeña y mediana minería superaba las 3.500 personas.

Cabe recordar que para paliar este desastre se creó una aspirina llamada Pamma, igual a una aspirina para curar el cáncer, y que los pequeños mineros han rechazado categóricamente el plan estratégico ideado por el vicepresidente de Enami. Y como ejemplo muy claro, basta señalar los desastres de Copiapó y Chañaral , donde se produjo un abierto rechazo por lo ineficiente de ambos sistemas creados para resolver la crisis de la pequeña minería.

También preocupa profundamente a nuestro sector el problema de la mediana minería y la posición de desigualdad y discriminación que Enami ha adoptado ante la crítica situación de este sector. En esta materia, debo mencionar el trato comercial que Enami otorgó a las grandes empresas mineras, en perjuicio de las medianas, ya que no ha sido igualitario, lo cual ha redundado en que los productores deben pagar por los cargos de tratamiento cinco centavos de dólar más por libra de cobre que los precios cobrados en el mercado internacional.

Es muy fácil comprobar este trato discriminatorio. La opinión pública conoce a diario los dramáticos llamados del sector minero para luchar contra el desempleo y el abandono del sector. El caso de Taltal, por ejemplo, que levantó bandera boliviana, refleja el sentir de una comunidad que se siente ignorada por el gobierno central. Al cerrar sus faenas, la mediana minería dejó a ciudades del norte de Chile, que tradicionalmente han sido mineras, con más de trece mil familias que hoy se encuentran en la más completa indigencia. El dramático llamado al centralismo, a través de izar la bandera de otro país, logró sacar a flote el chilenismo a nivel central y tal vez alterar algo al país, pero no al Gobierno, ya que no otorgó soluciones a este grave problema.

En cuanto al tema de Arica, es de amplio conocimiento, después de innumerables llamados de atención al centralismo, la crítica situación de la más nortina de las ciudades, que nació como minera. Me refiero, por supuesto, a mi distrito de Arica y Parinacota, donde la minería, en 1992, logró llevar al altiplano la modernidad que necesitaba en caminos, electricidad, computación y mejor calidad de vida para sus habitantes. Vilacollo, con su producción de oro, logró llevar a Parinacota y a Arica la esperanza de que la minería podría reactivarse; pero esta bonanza duró muy poco. Al extinguirse las reservas de oro y no ser aprobados los decretos necesarios para explorar otros yacimientos y minerales, terminaron las faenas y hoy tenemos un altiplano con un despoblamiento preocupante.

No es posible que en el norte se explote la minería a sólo doscientos kilómetros de Iquique, ciudad donde en este momento se concentran los tres proyectos mineros más grandes del país. Esta situación, que debe merecer sólo felicitaciones por nuestra parte, a la vez provoca la angustia de saber que no se puede crear trabajo en la misma región, en las mismas condiciones que en esa ciudad, y que proyectos de esa naturaleza no beneficien a las provincias deprimidas.

En más ocasiones de las que debiéramos recordar, ministros y presidentes han prometido que se desafectarán áreas para crear un plan de desarrollo sustentable en el tiempo. El último ministro que hizo esta aseveración en Arica fue el señor Jiménez , presente en esta Sala, quien reconoció que Parinacota y Arica debían ser ciudades mineras. En febrero de 1998, comprometió su palabra para solucionar este problema, y todos creímos en ella y quedamos muy contentos. Sin embargo, estamos en enero de 1999, un año después de anunciadas esas medidas, y todavía no ocurre nada.

El Pamma, como muy bien lo sabe el señor Ministro, no ha funcionado en las provincias, y seguimos esperando que los ambientalistas tomen conciencia de que la ecología y la minería pueden ir absolutamente de la mano.

En el norte, especialmente en Arica y Parinacota, las familias se están desintegrando, porque los hombres viajan a otras ciudades en busca de trabajo. En estos momentos, no puedo dejar de recordar una película que se llama “Tocando el viento”, la que transcurre en el país de nuestra muy buena amiga Margaret Thatcher . En ella se muestra cómo, al igual que en el norte de Chile, se cierran las minas, a causa de lo cual caravanas de hombres y mujeres abandonan sus pueblos por no tener esperanzas.

Chile es y ha sido un país minero y la gente -ésa que el Gobierno dice que es su principal preocupación- necesita hoy día, ahora, que esa especial preocupación se materialice, pues no quiero que las ciudades del norte se transformen en pueblos fantasmas.

Apelo, en esta oportunidad, a la conciencia social del Gobierno, a lo que ha dicho el Presidente de la República respecto de que la familia es el núcleo y la base de la vida. La gran familia de los pequeños y medianos mineros, de la cual formo parte y que en estos momentos está en una muy grave situación, necesita de la especial atención de todos y de cada uno de los que tienen en sus manos el poder para revertir esta situación.

Por ello, solicito que se envíe al Ejecutivo , en carácter de urgente, el proyecto de acuerdo que estoy presentando para lograr el objetivo central de que Enami resguarde el acceso al mercado de metales de los pequeños y medianos mineros, quienes, por el tamaño y características de su producción, no tienen acceso por sí solos a mercados alternativos. Asimismo para que establezca mecanismos objetivos en materia tarifaria que reflejen las condiciones de mercado existentes para los cargos de tratamiento y que contemplen un sistema de participación en el precio, a fin de moderar y atenuar el carácter cíclico del mercado de metales.

Es necesario mantener poder comprador de los metales en todas aquellas zonas en que existan recursos mineros, lo cual implica la voluntad de reducir las dotaciones de estos centros de compra, ya que, en muchos casos, están sobredimensionados y con exceso de personal.

Se deben generar mecanismos de sustentación de precios a través de un fondo de estabilización para la pequeña minería y créditos para la mediana.

En relación con las funciones de Enami, a pesar de que sabe muy bien que su rol es de fomento a la minería, se postula separar los roles productivos de los de fomento, con el objeto de mejorar la gestión técnico-administrativa, la asignación de los recursos y la eficacia de los programas.

Junto con este proyecto, estoy presentando también un presupuesto de fomento, sobre el cual quería conversar con el señor Ministro de Hacienda , quien lamentablemente no está en la Sala, para hacerle ver que esto es sustentable en el tiempo y que el Gobierno necesita una política de Estado, ya que tiene el deber de ayudar a la pequeña y mediana minerías.

He dicho.

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