El 30 de agosto de 1828, la recién instituida Cámara de Diputados recibía el oportuno ofrecimiento del Vicepresidente de la República, Francisco Antonio Pinto, de ocupar "la sala que servía de capilla en la Universidad de San Felipe con las piezas necesarias al descanso de los representantes i al servicio de su secretaría”. Gracias al ofrecimiento- extendido en consideración a la falta de edificios apropiados para ser ocupados como sala de sesiones-, ambas cámaras comenzaron a deliberar en la fecha acordada.
El edificio de la Universidad de San Felipe, quedaba ubicado en el sitio donde hoy se levanta el Teatro Municipal. Su construcción habría corrido por Alonso Lecaros y fue inaugurado en 1756, bajo el gobierno de Manuel de Amat y Juniet. Las sesiones de la Cámara de Diputados, mantuvieron como escenario dicho edificio hasta 1853, fecha en la cual ya compartía espacios con el Teatro de la Universidad de Chile. Algunas de las características de la sala de la Universidad de San Felipe, eran las siguientes:
"medía sesenta pies de largo por treinta de ancho. Su techo era muy alto, con tres o cuatro pequeñas ventanas, y una puerta a cada extremidad. Las paredes estaban cubiertas de papel pintado, adornado de medallones. Atrás, encima de una plataforma, se encontraba la mesa del Presidente, al que acompañaban sus secretarios y los ministros de Estado, cuando asistían. Por todo adorno, tres lámparas de cristal tallado colgaban del techo, y un tapiz de terciopelo encarnado disimulaba la muralla detrás del asiento presidencial. Frente a la mesa se sentaban los diputados, y atrás estaba el sitio reservado al público"[1].
Sin embargo, esta sala presentaba algunos reparos los cuales impedían un normal desarrollo de las sesiones por parte de los Diputados. Por ello, la Cámara de Diputados, presentó una solicitud al Vicepresidente de la República, Francisco Antonio Pinto, mediante la cual, se pedía la sala pública o de actuaciones de la Universidad. Esta solicitud fue necesaria debido a que, según afirmaban los Diputados, "la voz de los oradores se pierde notablemente", además de "otros varios inconvenientes de no fácil reparo". Esta solicitud, no tardó en ser acogida por Francisco Antonio Pinto, por lo que los Diputados prontamente pasaron a ocupar otras dependencias dentro del mismo edificio de la Universidad; traslado posible debido a la creciente disminución de actividad académica presentada por la Universidad de San Felipe durante esos años.