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Antecedentes
  • Senado
  • Sesión Ordinaria N° 41
  • Celebrada el
  • Legislatura Ordinaria número 359
Índice
  • Documento
    • IV. CUENTA
      • VINDICACIÓN FRENTE A EXPRESIONES DE SENADOR SEÑOR CARLOS LARRAÍN
        • Participacion
  • Documento
    • IV. CUENTA
      • VINDICACIÓN FRENTE A EXPRESIONES DE SENADOR SEÑOR CARLOS LARRAÍN
        • Participacion

Intervención
VINDICACIÓN FRENTE A EXPRESIONES DE SENADOR SEÑOR CARLOS LARRAÍN

Autores

El señor QUINTANA.- Señor Presidente, quiero hacer uso del derecho de vindicación que me confiere el artículo 114 del Reglamento, por cuanto ha sido dañado el buen nombre de las personas a que hace alusión su artículo 109.

El señor GIRARDI (Presidente).- Adelante, señor Senador.

El señor QUINTANA.- Señor Presidente, es por todos conocido que el país mira a la clase política con desgano, desdén y desconfianza. Las últimas encuestas no solamente hacen un juicio lapidario del Gobierno, la Alianza y la Concertación, sino que también ponen un manto de duda sobre el quehacer del Congreso Nacional, cuestionando su representatividad y sintonía con la ciudadanía. Hoy el Bicentenario de nuestro cuerpo legislativo se ha visto empañado por las bajas cifras de aprobación y el amplio rechazo ciudadano.

Se trata de un escenario complejo y preocupante.

Por eso, resulta difícil entender una frase proferida por el Senador Carlos Larraín en el último Consejo de Renovación Nacional. Ese desagradable episodio solo viene a aumentar el desprestigio de instituciones fundamentales de la República, yendo a un camino completamente antagónico al que la ciudadanía espera de nosotros.

A algunos, quizás, ese tipo de expresiones podrá provocar risa. A mí, sin embargo, me produce inquietud. Decir "No nos va a doblar la mano una manga de inútiles subversivos, que están instalados muchos de ellos, desgraciadamente, en un Parlamento que no supimos ganar", es, a todas luces, una frase de la dictadura, de un pasado que tiñó de sangre la historia de Chile, y que hoy hemos podido ver a través de las pantallas de Televisión Nacional en la serie Los archivos del Cardenal, producción también cuestionada por el Senador Carlos Larraín.

El Senado siempre ha mantenido el respeto entre sus pares, quizás porque llegar aquí no ha sido para nadie fácil y requiere un tránsito largo de aprendizaje, donde el respeto a quienes piensan distinto es un requisito democrático.

Probablemente, para el Senador Carlos Larraín este fair play no sea relevante. Su salto al Senado fue casi una pirueta digna del gimnasta Tomás González. Por eso tal vez lanza a diestra y siniestra expresiones de ese tipo contra sus pares.

Miro a mis colegas Senadores y me pregunto, como muchos de los ciudadanos de la patria, ¿dónde están los inútiles subversivos en el Parlamento? ¿El Senador Carlos Larraín habrá dirigido esas bochornosas palabras quizás al Senador Ruiz-Esquide, a la Senadora Alvear, al Senador Bianchi, al Senador Muñoz Aburto, al Senador Rossi? ¿Es acaso motivo de esa rabia verbal tener una postura de adhesión y simpatía al movimiento estudiantil?

Nadie sobra en Chile. Es a lo mejor esta premisa democrática la que debemos recuperar. Nadie es inútil en esta Sala, y el término subversivo no habita en el Senado de la República, espacio dedicado por naturaleza a la palabra, el debate y la tradición republicana.

Durante mucho tiempo los chilenos tuvimos que soportar un estilo de autoridades que escondían el abuso, el racismo y la tortura en el uso de un estilo de humor casi patológico. Me refiero a los por todos conocidos "martes del Almirante Merino", quien fue Presidente de la Junta Militar de Gobierno. En sus frases encontramos la calificación de "humanoides" a los militantes comunistas; de "auquénidos metamorfoseados", para referirse a los hermanos bolivianos, y de "Chapulín Colorado", para denominar el ex Cardenal Francisco Fresno.

¡Vaya similitud entre las expresiones del ex Presidente de la Junta Militar y las del Senador Carlos Larraín!

El gran poeta Vicente Huidobro escribió, con notable claridad, que "cuando la palabra no da vida, mata". Es quizás lo que ha ocurrido con este desagradable episodio, al dejar a nuestro Senado dando una pésima señal pública.

Esperemos, por el bien de Chile, que el Senador Carlos Larraín siga usando exitosamente el humor, pero no para esconder el odio hacia quienes piensan distinto.

Gracias.

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