Labor Parlamentaria

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Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha

Antecedentes
  • Senado
  • Sesión Ordinaria N° 11
  • Celebrada el
  • Legislatura Ordinaria número 351
Índice
  • Documento
    • VIII. INCIDENTES
      • HOMENAJE EN MEMORIA DE EX VICEPRESIDENTE DEL SENADO DON RICARDO FERRANDO KEUN. COMUNICACIÓN
        • Participacion
  • Documento
    • VIII. INCIDENTES
      • HOMENAJE EN MEMORIA DE EX VICEPRESIDENTE DEL SENADO DON RICARDO FERRANDO KEUN. COMUNICACIÓN
        • Participacion

Homenaje
HOMENAJE EN MEMORIA DE EX VICEPRESIDENTE DEL SENADO DON RICARDO FERRANDO KEUN. COMUNICACIÓN

Autores

El señor LAVANDERO.-

Señor Presidente, quiero comenzar este homenaje a un gran Senador de mi tierra con los versos de un poeta y escritor también de mi tierra:

"Pero yo amo hasta las raíces

de mi pequeño país frío.

Si tuviera que morir mil veces

allí quiero morir:

si tuviera que nacer mil veces

allí quiero nacer,

cerca de la araucaria salvaje,

del vendaval del viento sur,

de las campanas recién compradas.

Que nadie piense en mí.

Pensemos en toda la tierra,

golpeando con amor en la mesa.

No quiero que vuelva la sangre

a empapar el pan, los frijoles,

la música: quiero que venga

conmigo el minero, la niña,

el abogado, el marinero.

Yo vine aquí para cantar

y para que cantes conmigo.".

"Paz para los crepúsculos que vienen".

(Canto General, Pablo Neruda) .

Nieto de diplomático español casado con dama austriaca e hijo de madre griega de origen holandés, Ricardo Ferrando nació en Nueva York en 1912. A los pocos años sus padres se radicaron en Chile, en la zona de "La Frontera", como a él le gustaba llamar a las tierras que lo adoptaron como hijo.

No es casual que los restos de un hombre como Ricardo Ferrando hayan sido depositados en suelos araucanos el día de San Pedro y San Pablo, pilares fundacionales de la Iglesia Católica, institución a la cual entregó las energías de su vida -que no fueron pocas- y que canalizó al mundo que lo rodeaba, desde el compromiso social y político y desde el compromiso religioso, como diácono de la Diócesis de Temuco.

Pero este compromiso con los hombres de su país, y especialmente con los de su querida Araucanía , partió en Santiago con sus primeros estudios de pedagogía en la Universidad de Chile, donde en 1939 se tituló de profesor de Historia, Geografía y Educación Cívica. Sus primeros alumnos fueron los del Liceo Nocturno Federico Hansen , lo que nos habla de su opción por los postergados de nuestra sociedad, más aún si consideramos que por esos años todavía era alumno y, además, entre 1934 y 1935, vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, FECH.

Más adelante, y durante más de 10 años, fue maestro del primer colegio del Arzobispado de Santiago, el Instituto de Humanidades Luis Campino. Posteriormente enseñó en otros establecimientos de la Capital, como The Grange, el Liceo Alemán y el mío, el colegio San Ignacio .

En esos años de la década de los cuarenta, mientras ejercía la docencia y dictaba clases en la entonces Facultad de Comercio de la Universidad Católica, Ricardo Ferrando participó en la fundación de la Falange Nacional -más tarde Partido Demócrata Cristiano- junto a notables jóvenes cristianos y políticos, como Eduardo Frei Montalva , Bernardo Leighton , Ignacio Palma y Manuel Garretón , entre otros, y de la cual fue su Secretario General entre 1941 y 1945.

Pero existen una institución y una ciudad a la que Ricardo estuvo entrañablemente vinculado: el Liceo de Hombres de Temuco, donde fue profesor desde 1949, y también vicerrector y rector, entre 1964 y 1965. Mientras ejerció estas ocupaciones, la vida gremial y las organizaciones laborales no dejaron de contar con su orientación y experiencia. Ello queda de manifiesto cuando durante 2 años, de 1951 a 1953, encabezó la sección Cautín de la Unión de Profesores de Chile.

A mediados de los años cincuenta, Ricardo Ferrando realizó una intensa actividad académica. Fue designado por la Universidad de Chile para dirigir un seminario de investigación sobre el desarrollo económico de la provincia de Cautín. Asimismo, participó en la creación del Centro Universitario Regional de Temuco, inaugurado en 1960. Y también fue Jefe del Departamento de Educación y asesor de la dirección de la sede La Frontera de la Universidad Católica de Chile.

Por esos mismos años asumió como alcalde de la ciudad de Temuco, cargo que ocupó entre 1956 y 1960, para luego ser electo regidor entre 1960 y 1963.

Esta permanente actividad política culminó con su ingreso al Senado de la República en 1965, por las provincias de Biobío, Malleco y Cautín , en representación de su Partido, el Demócrata Cristiano. Fue Vicepresidente de la Corporación entre enero de 1971 y mayo de 1972, fecha en la que renunció a la Mesa por cuestiones políticas junto con el Presidente , don Patricio Aylwin . Participó con especial dedicación en las Comisiones de Educación, de Economía y Comercio y de Agricultura y Colonización.

Sus preocupaciones legislativas abarcaron conflictos laborales; medidas para enfrentar calamidades producidas por temporales en el sur; análisis de problemas limítrofes (especial homenaje rindió al teniente de Carabineros Hernán Merino Correa con motivo de su muerte); reformas constitucionales.

Particular referencia hizo siempre a los discursos del Papa Paulo VI, junto con tratar temas de educación pública escolar y universitaria y cuestiones previsionales de obreros y empleados, pescadores y mineros.

También manifestó su inquietud por la invasión estadounidense al sudeste asiático.

Una de las actividades intelectuales más relevantes de Ricardo Ferrando fue la recopilación de todo tipo de antecedentes vinculados a la historia de la Araucanía y de la ciudad de Temuco, muchos de los cuales volcó en investigaciones, libros y otros escritos que aún quedan por rescatar de sus papeles personales.

De su clásico texto "Y así nació la frontera" conquista, guerra, ocupación, pacificación. 1550-1900", publicado en 1986, deseamos recordar algunas de sus palabras introductorias, en relación con sus tierras queridas:

..."aquí el bosque, la montaña, los ríos y los lagos en los que se duermen los soles, la luna y las estrellas, siguen el sueño de los siglos, perturbados tan sólo por el canto de los pájaros o el paso leve del mapuche que descalzo va a su rancho, donde es el rey de su propia vida.

"Niño aún, viajaba entre Concepción y Chillán, y recuerdo que, al acercarse el ferrocarril a San Rosendo , los inspectores de los trenes, que en aquel entonces recorrían los vagones anunciando las estaciones, lanzaban una frase provocadora y llena de misterio: San Rosendo , trasbordo a la Frontera.

"Es que a partir de ese punto los trenes que entraban hacia el sur iban a recorrer ese mundo inquieto, primitivo, con mucho de salvaje y de pionero, de far west chileno: La Frontera. Nombre imborrable que está presente en todo. Si algo quiere ser auténtico en esta zona estará inspirado y acrisolado bajo el término La Frontera. Movido por esta realidad es que escribo", expresaba.

Con plena razón, los medios de la región informaron, embargados de hondo pesar, de la muerte de Ricardo Ferrando en los últimos días del recién pasado mes de junio. No hubo dudas en considerarlo un hombre generoso a toda prueba, constructor de acuerdos sociales y promotor permanente de la participación ciudadana, ejemplo de ponderación política, siempre vinculado a las inquietudes de su comunidad, desde la cátedra, desde la Iglesia, desde el municipio, desde el Senado. No hay dos opiniones respecto a su intenso humanismo cristiano, practicado desde el mundo público y, desde el mundo privado, en su zona y con sus habitantes.

Don Rafael Luis Gumucio expresó algunos juicios sobre el mundo humanista y cristiano. Y creo que era coetáneo con Ricardo Ferrando . Por ello, al terminar mis palabras, quisiera agregar los conceptos que formuló respecto de los falangistas:

"Celebro con toda el alma que los católicos de la Falange Nacional se destaquen como partido. Celebro que vayan contra el capitalismo individualista. Celebro que con sinceridad quieran justicia social. Celebro sus esfuerzos por los justos precios y los justos salarios. Celebro, por fin, que no sean reaccionarios.".

He dicho.

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