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Antecedentes
  • Senado
  • Sesión Ordinaria N° 15
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Índice
  • Documento
    • VI. INCIDENTES
      • RÉPLICA A LIBRO "PINOCHET Y LA RESTAURACIÓN DEL CONSENSO NACIONAL"
        • Participacion
  • Documento
    • VI. INCIDENTES
      • RÉPLICA A LIBRO "PINOCHET Y LA RESTAURACIÓN DEL CONSENSO NACIONAL"
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Intervención
RÉPLICA A LIBRO "PINOCHET Y LA RESTAURACIÓN DEL CONSENSO NACIONAL"

Autores

El señor NÚÑEZ.-

Señor Presidente , en representación de la bancada de Senadores del Partido Socialista de Chile y muy especialmente de la familia del ex Presidente de la República Salvador Allende Gossens y de su viuda Hortensia Bussi , en esta ocasión responderé a las graves y falaces afirmaciones que se hacen en el libro denominado "Pinochet y la restauración del consenso nacional", cuyos autores son el señor Julio Canessa , ex Vicecomandante en Jefe del Ejército , ex integrante de la Junta Militar y actual Senador designado, y el abogado señor Francisco Balart .

Como dije hace algún tiempo, los hechos acaecidos luego del cruento golpe de Estado del año 1973 y la instauración de la dictadura del General Pinochet han sido objeto de las más diversas interpretaciones y lecturas. Un país tan escindido políticamente como lo era Chile en ese momento, no puede sino que generar historias, relatos y explicaciones que, puestos al tamiz de la historia objetiva, difícilmente logran ser concordantes entre sí. En este contexto y de un modo acrítico, el régimen militar y sus partidarios han querido levantar su verdad como única e inamovible, y en ese intento algunos han caído en la mentira, la injuria y la falsedad más absoluta.

En efecto, los autores del referido libro, paradójicamente titulado "Pinochet y la restauración del consenso nacional", han continuado esta suerte de doctrina historiográfica entregando su particular visión histórica a través de un conjunto de afirmaciones que constituyen una visión sesgada de la reciente historia de nuestro país bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet.

Una cosa es pretender justificar sus acciones haciendo una lectura parcial de los hechos ocurridos en Chile, y otra muy distinta es denostar de manera soez y vulgar a personas que piensan distinto, a chilenos que miran los acontecimientos del pasado de manera opuesta.

Sin duda, existen visiones políticas y paradigmas ideológicos que nos separan y que aún hacen difícil concordar en una visión única de los hechos acaecidos. Por cierto, en este campo tenemos diferencias que nos separan. Debemos asumirlas sin por ello dejar de actuar en los espacios abiertos por la democracia reconstruida. Sin embargo, hay otras discrepancias que no dejan de sorprendernos cuando ellas se manifiestan u objetivan como en esta ocasión. Tales diferencias forman parte del reino de la moral y de la ética, y se enmarcan en la esfera de los principios y valores superiores.

El General en retiro y hoy Senador designado señor Canessa , en conjunto con el abogado señor Francisco Balart , en la publicación referida han entregado una visión de la historia reciente de Chile que camina precisamente por los senderos de la mentira. Y en su intento no trepidan en ensuciar la honra de personas como Hortensia Bussi de Allende, quien a pesar de su dolor personal asumió la tarea de denunciar ante la comunidad nacional e internacional los graves acontecimientos que ocurrían en el país.

Mencionar, por ejemplo, sólo las visitas de la señora Bussi a Moscú y omitir el respaldo a la causa antidictatorial chilena (que ella encarnó) de líderes mundiales como Olof Palme , Felipe González , Helmut Schmidt y Francois Mitterrand , entre otros, implica caricaturizar la historia y constituye una falta de objetividad incalificable por parte de quienes todavía no asumen que el régimen militar fue rechazado no solamente por los países situados tras la denominada "Cortina de Hierro", sino también por las principales democracias occidentales.

Además, los autores del libro señalan: " Hortensia Bussi -cónyuge de Salvador Allende, aunque en los últimos años sólo vagamente unidos- fue recibida con los brazos abiertos por ese país maravilloso que es México.". Y continúan manifestando: "Después de un breve pero merecido descanso en esa posta, siguió viaje a Moscú. Allí, en el Congreso Mundial de las Fuerzas de Paz,"fue festejada como la última de una larga lista de heroínas revolucionarias", lo que para los chilenos no pudo menos que ser jocoso".

"La metamorfosis de que fue objeto Hortensia Bussi sólo se explica en términos de propaganda. Después de todo sus opiniones, al menos mientras Allende estuvo en este mundo, carecían de interés. Sin embargo, "fue transformada de una mujer desdeñada, en valiente viuda""(cita atribuida a un señor de apellido Whelan).

¿No recuerda el señor Canessa que la residencia de Tomás Moro, donde estaba la señora Tencha , fue bombardeada y que ella tuvo que sobrevivir a la experiencia atroz que significó esa operación?; ¿o los esfuerzos que hizo para dar digna sepultura a su marido en el Cementerio Santa Inés, de Viña del Mar, cuando entre patrullas militares advirtió a los pocos presentes que allí se estaba sepultando a un Presidente de Chile ?

Es más. Los autores prosiguen diciendo: "Pero su base de operaciones fue la ciudad de México. Allí, en el exclusivo barrio El Pedregal del Ángel , compró en octubre de 1973 una mansión por la que pagó 240.000 dólares. El Kremlin, reconociendo sus valiosos servicios, el 30 de septiembre de 1977 le otorgó el Premio Lenin.".

¿Acaso los autores pretenden insinuar que la familia Allende salió del país para vivir en la opulencia y el lujo? El propio Embajador de México en Chile en 1973, señor Gonzalo Martínez Corvalán , quien facilitó la salida de la familia Allende en los días posteriores al golpe militar desde la casa de Felipe Herrera al aeropuerto, sostuvo a través de la prensa de ayer que la señora Tencha vivió en "departamentos muy modestos, en un barrio de clase media de mi país, hasta el mismo día de su regreso a Chile. Jamás vivió en una residencia. Eso es completamente falso".

¿Por qué se afirma tal cosa? ¿Qué es lo que buscan sus autores? ¿Acaso insinúan que tal fortuna -de haber existido- habría sido sustraída de fondos públicos? Nadie lo sabe. Sus palabras se hunden en la oscuridad de una intención aviesa.

El odio no justifica que a una mujer, que pese a quien pese fue la Primera Dama de la Nación, se la denigre y atropelle en su vida personal. Nada justifica que por intentar armar un cuadro del pasado fundado en distorsiones de la verdad, los autores hieran la sensibilidad de una mujer, desconozcan su dignidad y valentía y no respeten su dolor.

Como se ha demostrado, tenemos concepciones éticas muy distintas. Jamás desde nosotros -porque no está en nuestro estilo para enfrentar las diferencias, ni está en nuestros principios morales- han salido palabras o insinuaciones que pudieran afectar la intimidad de las familias de nuestros adversarios. Pudiéramos haberlo hecho; ejemplos no nos habrían faltado.

Pero, señor Presidente, eso no es todo.

Los autores de este libro, no conformes con lo descrito, no dudan también en denostar incluso a instituciones como la Iglesia Católica, que, en un gesto de extraordinaria consecuencia, no dudó en defender a las víctimas de las atrocidades cometidas por la dictadura militar.

Por todo eso, el Senador señor Canessa y el señor Balart le deben una explicación a los chilenos y a quienes gratuitamente han ofendido con sus dichos y falsedades. No basta escudarse detrás de las citas de las fuentes que les parecieron atendibles.

Señor Presidente , ya no existen las espaldas genuflectas que se rendían con temor frente a la persecución de quienes detentaban el poder omnímodo. Ya pasó la época en que los medios de información, manejados por una sola mano, enlodaban la honra de las personas sin derecho a réplica. Ya no existe el silencio cómplice frente a las campañas desplegadas con saña y violencia. Ya pasaron los tiempos en que la soberbia del poder envilecía las almas débiles.

Hoy podemos contestar a la injuria y a la mentira desde este hemiciclo. Hoy podemos levantar muestra voz sabiendo que el Estado y sus instituciones protegen nuestros derechos ciudadanos y que los tribunales de justicia velan por que se respete la honra de todos.

Tenemos conciencia de que pasarán muchos años antes de que los chilenos podamos hacer una sola lectura, desapasionada y objetiva, de los hechos ocurridos en torno del golpe de Estado de 1973. Aún creemos, sin embargo, que podemos perfeccionar la convivencia fundada en la razón y no en el odio, en la verdad y no en la mentira.

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