Labor Parlamentaria
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Antecedentes
- Senado
- Sesión 4 ordinaria, legislatura 370
- Celebrada el 23 de marzo de 2022
- Legislatura número 370
Índice
El señor CHAHUÁN .-
Señora Presidenta , Honorable Sala, rindo este homenaje a un arquetipo de ser humano, un soñador, un emprendedor, un hombre con una vida llena de pasión.
(de pie y ante el podio ubicado al lado izquierdo de la testera)
El 6 de febrero de este año falleció el destacado empresario, escritor y poeta, deportista, benefactor e importante miembro de la Comunidad Palestina de Chile y sus instituciones don Espir Aguad Abusada , a la edad de noventa y dos años.
Sus padres llegaron desde Palestina a la comuna de Salamanca, en la Región de Coquimbo, donde estudió en una escuela fiscal. No obstante, cuando el tiempo se lo permitía, vendía pantalones y jabones a los obreros de la localidad, de las haciendas cercanas.
A la edad de catorce años, por razones económicas, debió seguir a su familia a la ciudad de Arequipa, en Perú, donde sus padres abrieron una tienda y Espir vendía los productos a todos los pequeños pueblos aledaños. También en esa época comenzó a desplegar sus dotes físicas en saltos ornamentales y en barras.
Después de ingresar a estudiar medicina en la Universidad de San Agustín, en Perú, al poco tiempo se consiguió una beca en la Universidad de Davis, en West Virginia, trasladándose más tarde a la Universidad de Columbia, donde no pudo culminar sus estudios por falta de recursos, por lo que debió volver al Perú.
Sus hermanos decidieron expandir el negocio textil a Lima, dejando una fábrica de confecciones en Arequipa de la cual se hizo cargo Espir , realizando uniformes para estudiantes y militares, lo que le permitió ir labrando una pequeña fortuna.
Sin embargo, algún tiempo después un terremoto afectó a Arequipa, lo que le causó la pérdida de todo lo que había construido, por lo que decidió volver a Chile. Y producto de la resiliencia que siempre lo caracterizó, arrendó una casa en la calle Manuel de Salas, en la comuna de Ñuñoa, donde se dedicó a la compra y venta de telas, cuestión que le permitió levantarse económicamente.
Formó una distinguida familia con su cónyuge, su amada Mireya Dagach Eltit , pese a lo cual debió soportar la triste pérdida de tres de sus hijos, y en el ocaso de su vida, de "la Mireyita", golpe, sin lugar a dudas, que le marcó hasta los últimos días de su vida.
Fue un eximio deportista; como nadador ha sido reconocido a nivel internacional, llegando a obtener el récord sudamericano en esta disciplina, que practicó hasta avanzada edad, y logrando ganar a lo largo de su extensa trayectoria 141 preseas de oro, 200 de plata y otras 200 de bronce. De hecho, destacó en las pruebas de los 50, 100, 200, 400, 800 y 1.500 metros libres por veinte años consecutivos en todas las categorías que van desde los setenta hasta los ochenta y nueve años. En una ocasión incluso tuvo la posibilidad de reunirse en Chile con el nadador olímpico Michael Phelps ; y "el tiburón de Baltimore" le regaló una polera con su autógrafo, la cual fue atesorada por el empresario durante toda su vida.
Sus pasiones más importantes fueron su fe en Dios, su familia, su trabajo y su afán constante de ayudar al prójimo. El apoyo de importantes empresarios de origen palestino, como las familias Yarur , Sumar, Garib y Said , se tornaron fundamentales para mantener su emprendimiento textil, en el cual -como ya señalé- había tenido comienzos muy humildes a su temprana edad.
A mediados de la década de los ochenta formó parte del grupo denominado "las Diez Mezquitas", liderado por los empresarios Álvaro Saieh y Carlos Abumohor , obteniendo la licitación del Banco Osorno, que posteriormente vendieron al Banco Santander.
Una de las facetas por las que será siempre recordado es la afición por vacacionar en la playa de Tongoy, en la Región de Coquimbo, a la que llegó por primera vez el año 1958, instalando a su familia en una carpa. En 1962 esta costumbre se arraigó por muchos años.
En la playa Grande, de Tongoy, compartía con todos los asistentes al lugar generosos asados organizados por él, en los que llegó a compartir hasta con tres mil personas, las que disfrutaban de su compañía y de la música con guitarra que se ejecutaba en los atardeceres y noches. Por cincuenta años mantuvo esta tradición en un ambiente de sano esparcimiento, creando amistad con muchos de sus comensales, a quienes siempre estuvo dispuesto a ayudar en lo que necesitaran.
Esta tradición responde también a un compromiso que hizo con Dios y con Tongoy: que si las aguas de Tongoy le devolvían el cuerpo de uno de sus hijos, él finalmente se comprometería a compartir con todos los habitantes de la comuna ese asado tan tradicional y que se transformó, sin lugar a dudas, en uno de los eventos más importantes de la zona.
Si bien nunca quiso explicar cuál fue la razón de su generosidad con los demás asistentes a la mencionada playa, solo se preocupaba de que cada año se organizaran de la mejor forma estos asados, que se constituyeron en una verdadera tradición en ese balneario, de los cuales sus invitados guardan hermosos recuerdos, sobre todo por la amabilidad y bonhomía de su anfitrión, junto a su familia.
Los habitantes de Tongoy llegaron a reconocerlo como un destacado miembro de la comunidad.
Pero también es necesario recordar su calidad de benefactor, que se tradujo en la desinteresada ayuda que les prestó a los habitantes de la región con motivo del terremoto y tsunami que los afectó en el mes de septiembre de 2015. Ello le significó ser nombrado más tarde "Hijo Ilustre" de la ciudad de Coquimbo.
Quisiera recordar también algunas de sus letras:
"Eso no me importaría.
"Pero si tú no estás a mi lado, eso sí me importaría.
"Tú, que lo has compartido todo, mis penas, mis alegrías.
"Y cuando llegue el momento de partir
"Y con una sonrisa en mis labios
"Estire mi mano y tú no estés a mi lado
"Eso sí me importaría.".
Se confesaba como un hombre hiperquinético, y sus letras eran una especie de canto a la liberación, una poesía a la libertad de un hombre de la tierra de Palestina, un hombre que sin lugar a dudas se inspiró en esa pasión de estar vivo: de la realidad que lo circundaba; de los minutos, las horas y los días que pasó sobre esta tierra; de lo que le causaba risa y también llanto.
Él decía: "Yo escribo para mí mismo, y lo que no me gusta simplemente lo obvio. Me da por escribir cuando me alumbra la luz de la luna". Rápido de palabra y de acción; costaba seguirlo con su vuelo veloz por todos los temas de su interés y por todas sus experiencias de vida. Afirmaba que el dolor y el sufrimiento también motivaban a este hombre a escribir.
Don Espir Aguad Abusada fue un gran hombre. Más allá de sus éxitos comerciales y triunfos deportivos y pese a muchas de las adversidades que debió afrontar, nunca se amilanó; siempre salió adelante, demostrando su amor al prójimo en las múltiples actividades que desarrolló, dejando un legado imperecedero que estamos ciertos será resguardado por sus herederos.
Su hijo Fernando lo define como "Un hombre fuerte, carismático; siempre fue así. Cuando yo tenía como veintidós años me dijo que me hiciera cargo de la empresa. Le gustaba la natación, disfrutar de su familia, de sus nietos y bisnietos, y aunque le tocó enfrentar la muerte de tres hijos, siempre se levantó. Sé que lo van a recordar como un gran hombre, que más allá de sus éxitos comerciales y éxitos en el deporte, fue un hombre muy generoso.
"Mi padre -agrega- era un hombre muy apasionado, perseverante y con una resiliencia impresionante. Sus pasiones más importantes fueron su amor y fe en Dios, su familia, su trabajo, ayudar al prójimo, sus caballos y la natación. Y también el póker. Fue uno de los jugadores más longevos de la historia del póker de Chile.
"Siempre me decía que hay una sola cosa que el hombre no puede comprar: eso era su nombre. Eso lo ayudó mucho. Al llegar a este país desde Arequipa se dedicó a la distribución de telas. En Chile de los años 60 el sector textil era un motor de desarrollo y generación de empleo. Las industrias más relevantes estaban en manos de inmigrantes palestinos, y las familias más connotadas de nuestra comunidad eran de esa industria.".
Era un hombre -vuelvo a insistir- extraordinario.
Fernando nos dice, para terminar, que "se fue en paz, en su casa, rodeado de toda su familia".
Me contaba que estuvieron viendo los videos de su vida, las cintas que mantenían guardadas como un verdadero legado. Ciertamente, se trata de un hombre del cual se puede decir que la pasión siempre fue su verbo rector.
En una ocasión me comentó que había tenido una visión: que él tenía que llevar la paz a Irlanda, y se embarcó a ese país con un cargamento de claveles chilenos. Y en pleno enfrentamiento entre Irlanda del Norte e Irlanda del Sur se dedicó a repartir claveles traídos desde Chile diciendo que había recibido una señal para llevar un mensaje de paz.
Hago este homenaje en nombre de parlamentarios de todas y cada una de las bancadas: de Senadores de la UDI, como Iván Moreira; de Senadores de la Democracia Cristiana, como Matías Walker, y de quienes lo conocimos y consideramos como un ejemplo para muchas muchas generaciones, sobre todo para aquellos inmigrantes palestinos que vinieron a Chile a construir su vida.
En nombre del Congreso Nacional, quiero hacer llegar estas sentidas palabras a un hombre que dejó huella e hizo de su vida una pasión, que utilizó el deporte como motivación para salir adelante, para generar resiliencia.
En el ocaso de su vida, la partida de Mireyita hace algunos meses lo terminó por descompensar; la amaba, porque era una mujer extraordinaria, una gran compañera.
Espir Aguad Abusada , descansa en paz.
Chile y este Congreso te dan el reconocimiento que mereces.
¡Muchas gracias!
(Aplausos en la Sala)