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Antecedentes
  • Cámara de Diputados
  • Sesión 53 ordinaria, legislatura 370
  • Celebrada el
  • Legislatura número 370
Índice
  • Documento
    • V. ORDEN DEL DÍA
      • INTERPELACIÓN A MINISTRA DE SALUD, SEÑORA MARÍA BEGOÑA YARZA SÁEZ (PROYECTO DE ACUERDO N° 11)
        • Participacion
  • Documento
    • V. ORDEN DEL DÍA
      • INTERPELACIÓN A MINISTRA DE SALUD, SEÑORA MARÍA BEGOÑA YARZA SÁEZ (PROYECTO DE ACUERDO N° 11)
        • Participacion

Intervención
INTERPELACIÓN A MINISTRA DE SALUD, SEÑORA MARÍA BEGOÑA YARZA SÁEZ (PROYECTO DE ACUERDO N° 11)

Autores

El señor SOTO, don Raúl (Presidente).-

En representación de la bancada de Renovación Nacional, tiene la palabra la diputada María Luisa Cordero .

La señora CORDERO (doña María Luisa).-

Señor Presidente, hablaré en nombre de Renovación Nacional sin ser militante de ese partido político. Les agradezco públicamente que me hayan dado el cupo para estar ocupando este lugar, a mucha honra.

En primer lugar, quiero decir que me cae muy bien la ministra. De hecho, quería decirle unas palabras en vasco, porque ella, al igual que yo, es descendiente de españoles, de lo cual me siento muy orgullosa. Usted es una neska polita, una muchacha bonita. Ongi etorri, bienvenida.

Voy a seguir la línea del doctor Tomás Lagomarsino y del doctor Patricio Rosas . No vengo a pelear, pese a que soy una mujer muy peleadora, puntuda, de temperamento sanguíneo, muy observadora y muy intrusa. Me encanta hacerle diagnósticos a la gente. ¡Que lo diga el ministro de Educación, a quien le dije que tiene la bilirrubina alta, como diría la canción! Disculpe, ministro, lo estoy dejando en evidencia; estoy faltando al secreto profesional.

Señor Presidente, le pido permiso para hablarle directamente a la ministra, porque me carga esa cuestión versallesca de hablar por intermedio del Presidente. Lo respeto mucho y hasta le tejí una bufanda, así que -reitero-le pido que me dé permiso.

Acabo de sentirme como Condorito: ¡plop! ¿Quién le inventó el nuevo nombre a la locura? ¿De dónde salió eso? ¿Cómo se puede llamar discapacidad psicosocial? Una connotada miembro de esta cofradía de diputados me dijo: “Vieja loca”. Creo que va a tener que cambiar y decirme: “Vieja discapacitada psicosocial”.

(Aplausos)

Me temo que los herederos de Astor Piazzolla van a hacerle una querella, señora ministra -por intermedio del señor Presidente-, porque la maravillosa Balada para un loco se va a llamar Balada para un discapacitado psicosocial.

Yo, que soy paranoica -tengo rasgos paranoicos-, creo que el deconstruccionismo verbal que ha traído el marxismo posmoderno llega a ser odioso. ¿Qué problema hay? Yo tengo derecho a decirles locos a los pacientes. Trabajé 26 años en el hospital psiquiátrico. Los abracé, lloré con ellos, les traje ropa a los que no tenían, le compré toallas higiénicas a la que llegó chorreando con la menstruación. ¿No tendré derecho, doctora, a decirles locos?

La denominación normal de la locura es psicosis. Es muy odioso este buenismo de matinal, ¡me empelota! A los pacientes les encantaba que uno les dijera de repente: “¿Estás más loco que ayer o estás menos loco que ayer?”. Todo esto en un lenguaje coloquial, no con un afán ofensivo ni con el objetivo de que se sintiera mal.

Le pido a la ministra de Salud que alguien me haga llegar un escrito para saber de dónde y quién fue el que les puso a los pacientes mentales psicóticos la denominación de discapacitados psicosociales. Todas estas palabras raras lo único que hacen es emborrachar la perdiz y alejarnos de la realidad. Los mendigos ya no se llaman mendigos, sino personas en situación de calle. Entonces, uno se imagina a un dandy caminando por Piccadilly Circus y nunca al hambriento, muerto de hambre, con ropa sucia, al que hay que ayudar. Eso altera los sentimientos, porque ¿quién va a ayudar a un caballero en situación de calle si, a lo mejor, tiene más plata que uno?

Me molesté, doctora Yarza , con la denominación de discapacidad psicosocial.

No voy a volver a repetir que hay dos millones de personas esperando atención. Por lo tanto, inmediatamente, como soy desconfiada, me pregunto de dónde van a sacar plata para el copago cero. ¿De dónde pecatas meas, como decían en España, cuando se desaparecían las velas de la iglesia? ¿De dónde pecatas meas? ¿De qué cerería la van a sacar?

Hay que esperar cuatrocientos días para que un psiquiatra atienda a un paciente portador de una discapacidad psíquica. Hay cincuenta y dos psiquiatras para atender a 5 millones de pacientes, a los que, por cierto, atendí por Fonasa, señora ministra, cuando me recibí. Entonces, concuerdo con el doctor Tomás Lagomarsino en cuanto a que en lugar de estas interpelaciones -bonito nombre-, a lo mejor sería bueno que ustedes vinieran periódicamente a conversar con nosotros y a contarnos cómo van las cosas.

Cuando usted recién asumió como ministra de salud -soy buena para hacer diagnósticos aunque no me los pidan, por mi curiosidad, porque yo sí que tengo TOC, del porte de una catedraldije: “A la doctora Yarza le vino un estrés pos…

-Aplausos.

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