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Antecedentes
- Cámara de Diputados
- Sesión Ordinaria N° 5
- Celebrada el 20 de octubre de 1965
- Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966
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Homenaje
HOMENAJE AL LICEO DE HOMBRES DE LINARES EN SU 90° ANIVERSARIO, NECESIDADES DE ESTE PLANTEL EDUCACIONAL. PETICION DE OFICIOS.
Autores
El señor
Señorita Presidenta, durante la semana comprendida entre el 25 y el 31 de octubre en curso, se realizará en la ciudad de Linares un programa de festejos, acordado por el Consejo de Profesores del Liceo de Hombres, para celebrar el nonagésimo aniversario de la creación de este establecimiento educacional.
Como ex alumno del Liceo de Hombres de Linares, he querido referirme a todo el proceso histórico que se ha desarrollado desde la fundación del establecimiento hasta el año en curso, en el que se celebra este aniversario. Incuestionablemente, la Historia del Liceo de Hombres de Linares es un reflejo claro del propio avance social, económico y cultural de nuestra provincia. Por ello, nos parecen válidas, permanentemente, las palabras dichas por uno de sus más distinguidos ex alumnos, don Julio Chacón del Campo, con ocasión de celebrarse el quincuagésimo aniversario del colegio; "Sin embargo, puede decirse que el Liceo ha llenado en forma brillante el objeto que se tuvo en vista al decretarse su fundación, y que los resultados producidos por la enseñanza que se ha dado dentro de sus aulas, durante los años que lleva de vida, han correspondido fielmente a las necesidades que se han sentido en los diversos órdenes de la actividad social y política del país".
Firmado por el Presidente Federico Errázuriz y por su Ministro de Justicia e Instrucción Pública, don José María Bar- celó, se dicta, con fecha 22 de diciembre de 1874, el decreto N° 1880, que crea el Liceo de Linares. Dicho decreto expresa que el establecimiento comenzará a funcionar el 1° de marzo del año próximo; pero sus actividades se iniciaron, efectivamente, el 19 de abril de 1875.
Se designó como su primer Rector a don Baldomero Frías Urrutia, quien se desempeñaba como profesor de castellano en el Liceo de Hombres de Talca. Correspondió, por tanto, al Rector señor Frías Urrutia, realizar todos los preparativos que conducirían a formar las bases del que llegaría a ser, por muchos años, el primer establecimiento educacional de Linares. La búsqueda de un local adecuado, la contratación de profesores, así como la habilitación del establecimiento, fueron sus tareas inmediatas.
El edificio ubicado en la calle Independencia, esquina surponiente con la de Lautaro, fue elegido para servir de local educacional. Allí, el año 1956, la Sociedad Linarense de Historia y Geografía colocó una placa de bronce, que dice textualmente; "Honor y gloria para este sitio donde el Liceo de Linares inició sus labores el 19 de abril de 1875, siendo su primer Rector don Baldomero Frías Urrutia".
Con una matrícula inicial de 57 alumnos, cuyo registro se mantiene en la oficina de la Rectoría del Liceo, se iniciaron los cursos de 1° y 2° año de humanidades, "dando comienzo a sus labores en medio del optimismo y jubiloso entusiasmo de los habitantes de Linares, que vieron en esta acertada iniciativa del Supremo Gobierno sus mejores esperanzas de progreso cultural, social y económico", como lo expresara don Gerardo Aravena Rivas, su actual Rector, en un breve ensayo histórico. El primer cuerpo docente estuvo formado por los siguientes profesores: don Baldomero Frías Urrutia (Castellano); don Nicomedes Pincheira (Historia y Geografía); don Miguel Cruz (Francés); don Leopoldo Urrutia (Matemáticas); don Santiago Toro Osses (Caligrafía), y don Zacarías Lizana (Catecismo e Historia Sagrada).
Don Baldomero Frías Urrutia trabajó activamente hasta el año 1887, y parece ser que una de sus principales preocupaciones, fue la de instalar el Liceo en un mejor local. En efecto, después de seis años de funcionamiento en el local que hemos mencionado, logró trasladar el Liceo a la calle Lautaro esquina norponiente con Maipú, hasta que, posteriormente, obtuvo su traslado al edificio ubicado en Manuel Rodríguez con la Alameda Valentín Letelier, local que sirvió durante 64 años a los jóvenes estudiantes de Linares. El señor Frías debió dejar sus funciones, por enfermedad, a mediados del año 1886, para acogerse luego a jubilación, después de haber dejado el colegio bien instalado para esa época.
Además de los profesores que señalamos como los primeros colaboradores del señor Frías, debemos mencionar también a otros educadores que le acompañaron durante su Rectoría: los señores Víctor Bello, Moisés Lazo de la Vega, Eudoro Cruz, Francisco Javier Toro, Carlos Pincheira, Agustín Parada Benavente, Dionisio Moraga, Delfín del Valle y Abel Maldonado, a quien le correspondió subrogar, durante algunos meses, al señor Frías, después de su alejamiento del plantel.
El 30 de marzo de 1887 se nombró Rector titular, en reemplazo del señor Frías, a don Javier Villar, abogado y ex relator de la Corte Suprema, quien se mantuvo muy brevemente en el cargo, pues fue trasladado a la ciudad de Concepción.
El 18 de abril de 1888 se designó rector a don José Agustín Barros Merino, también abogado, quien desempeñaba, en esa época, el cargo de Secretario de la Intendencia de Linares. El señor Barros Merino se mantuvo en el cargo hasta el año 1891, en que el Liceo fue clausurado y ocupado por las fuerzas adictas al Gobierno del Presidente Balmaceda. El señor Barros fue separado de su cargo, nombrándose a don Santiago Toro Osses, partidario del PresidenteBalmaceda; pero, con el triunfo de la revolución, el señor Barros Merino reasumió la rectoría, sólo por pocos meses, ya que aceptó la designación de Juez de Letras de Chillán.
El 18 de julio de 1892 se nombró Rector a don Rogelio Cuéllar Mercado, quien permaneció en este cargo hasta 1910, año de su fallecimiento. El señor Cuéllar logró algunos progresos materiales para el establecimiento, particularmente la obtención del material de enseñanza y los primeros elementos para los gabinetes de física y ciencias naturales. Logró también un notable rendimiento en el avance pedagógico, correspondiéndole poner en práctica los nuevos aspectos contenidos en la Ley de Reforma de la Enseñanza, que dio por resultado un aumento apreciable de la matrícula, hacia el año 1896. Así como durante la época en que dirigió el colegio don José Agustín Barros Merino aparecieron las primeras manifestaciones reveladoras de las inquietudes intelectuales de la juventud, con la publicación de un periódico que se denominó "'El Colegial"; debe señalarse, durante el mandato del señor Rogelio Cuéllar, un renovado interés por las disciplinas literarias, mediante la publicación de la revista "Venus y Minerva".
A don Rogelio Cuéllar le sucedió, en estas delicadas funciones, don Leonidas Banderas Le-Brun, nombrado en el mes de marzo de 1910. Durante su Rectoría se crearon los cursos correspondientes al segundo ciclo de humanidades y el Liceo fue elevado a primera clase. Sus naturales condiciones de maestro, avaladas con el título de pedagogo y con sus reconocidos méritos de organizador, y, además, su amistad con don Valentín Letelier, que desempeñaba el cargo de Rector de la Universidad de Chile, hicieron esperar del señor Banderas las mejores realizaciones en beneficio del colegio.
Sin embargo, dos circunstancias se confabularon para impedir una verdadera etapa de renovación y auge para el establecimiento: don Valentín Letelier debió hacer dejación de su cargo de Rector de la Universidad de Chile, y no alcanzó a prestar su valiosa ayuda en pro del mejoramiento, que todos esperaban de su acendrado espíritu linarense. Por otra parte, las mismas condiciones excepcionales del señor Banderas movieron al Gobierno a nombrarle Visitador de Liceos, en marzo de 1912. Durante algunos meses, le reemplazó interinamente el profesor don Carlos Pincheira, nombrándose luego, como titular, a don Miguel Antonio Lois Solar. El señor Lois, además de médico, tenía una larga experiencia en el magisterio y se desempeñaba como profesor de ciencias naturales, física y química en el Liceo de Cauquenes. Durante la Rectoría del señor Banderas se crearon, como hemos expresado, los cursos correspondientes al segundo ciclo de humanidades; pero sólo logró funcionar el curso correspondiente al cuarto año. El señor Lois Solar logró el funcionamiento de los cursos correspondientes al quinto y sexto año, los cuales debieron ser desarrollados en gran parte gratuitamente por el profesorado.
En esta etapa de la creación y funcionamiento de los cursos del segundo ciclo, debemos destacar a uno de sus profesores más ilustres, que fue también uno de los ex alumnos más destacados del Liceo: don Claudio Rosales Yáñez, profesor de castellano, que después ejerció la cátedra de gramática moderna del Instituto Pedagógico. Cabe señalar, también, los nombres de los cinco alumnos que terminaron este ciclo: Julio Chacón, Luis Rodríguez, Arturo Tapia, Luis Rebeco y Luis Ricardo Garrido.
Se destaca, en este período, el resurgimiento de las actividades literarias, promovidas por los profesores Manuel Sepúlveda y Parra, Carlos Pincheira, Ismael Tapia y Florentino Hernández. La fundación de la revista "Horizontes", de prolongada trayectoria literaria, y la fundación de la Academia Literaria "Baldomero Frías", fueron el reflejo de una maduración intelectual, cultivada magníficamente por profesores y alumnos.
La labor del señor Lois termina con el establecimiento de la coeducación en el quinto y sexto año de humanidades, que posibilitó la terminación del segundo ciclo de humanidades para las alumnas del Liceo de Niñas.
A fines del mes de octubre del año 1921, asume, como titular de la Rectoría, el profesor de matemáticas don Federico Arriagada Segovia, cuya labor se destaca fundamentalmente por la aproximación de los padres y apoderados a las tareas educacionales del profesorado.
Durante su Rectoría, se celebró el quincuagésimo aniversario del colegio.
En el mes de marzo de 1930 se designó Rector a don Rafael Miranda Yáñez, y el Liceo, bajo su dirección, continuó su tarea de prestigio. El año 1935 abandona Linares, para asumir la Vicepresidencia del Liceo de Concepción, llevándose las mejores expresiones de reconocimiento general.
A fines de octubre del año 1935 asume don Luis Gajardo Infante, quien termina sus funciones por fallecimiento, ocurrido en octubre de 1938. Un año antes se reconoció al Liceo la categoría de Liceo Superior de Segunda Clase.
El señor Gajardo es reemplazado, el año 1938, por don Luis Mardones Oteíza, de gran experiencia directiva, ya que había desempeñado cargos semejantes en los liceos de Ancud y de Quillota. El señor Mardones empieza a dar forma a la idea, que ya había tenido don Rafael Miranda, de obtener un nuevo local, y logró del Gobierno la promesa de adquirir los terrenos apropiados, que eran justamente los que ahora ocupa el Liceo de Hombres de Linares. Pero, ya durante el primer año de su tarea, había obtenido la instalación de la Escuela Anexa, que funcionó en la calle Manuel Rodríguez, frente al Liceo. Creó también la BibliotecaValentín Letelier.
Don Alejandro Rubio Domínguez es designado Rector en septiembre de 1944, gracias a la permuta de su cargo hecha con el señor Mardones, quien asumió el rectorado del Liceo de Osorno.
Bajo la Rectoría del señor Rubio se realiza la antigua aspiración del Rector señor Miranda, que con tanto interés promovió luego el señor Mardones. En efecto, el nuevo local se inauguró al el 3 de junio de 1950, con asistencia de Ministros de Estado y autoridades educacionales. Cabe destacarse que a esta ceremonia asistió, entre los Ministros de Estado, el ex alumno del Liceo don Ernesto Merino Segura, que desempeñaba el Ministerio de Obras Públicas.
El señor Rubio se acogió a jubilación a fines del año 1951.
En octubre de ese mismo año se designó Rector a don Rindolfo Barra Morales, antiguo y prestigioso maestro del Liceo. Don Rindolfo Barra prosiguió los afanes de sus tres últimos antecesores para obtener que se completaran las construcciones necesarias, con el objeto de satisfacer todas las necesidades requeridas, iniciándose bajo su Rectoría la construcción del gimnasio y de un nuevo pabellón.
Rodeado del afecto de varias generaciones de alumnos suyos y de sus colegas profesores, el señor Barra se acoge a jubilación en el año 1954. Don Rindolfo Barra es reemplazado por don Raúl Cáceres Aravena, de gran prestigio como pedagogo. El señor Cáceres era profesor de castellano y doctor en filosofía y letras, título este último obtenido en la Universidad Central de Madrid. El señor Cáceres asumió su cargo a fines de noviembre del año 1954.
Desde la fecha de la jubilación del señor Barra hasta la asunción del cargo por el señor Cáceres, desempeñó la Rectoría como subrogante el Inspector General, don Ricardo Páez Veliz, quien recibió una gran colaboración del profesor señor Antonio Clemente. El señor Cáceres debió alejarse de su cargo, por razones de salud, el 15 de agosto de 1958.
Por breve tiempo se desempeñaron, como suplente e interino respectivamente, don Luis Armando Valenzuela Cancino y don Julio Bertrand Torres.
A partir del 1° de julio de 1959, con el nombramiento de don Gerardo Aravena Rivas, se inicia otra etapa de superación del Liceo de Hombres de Linares.
En efecto, el señor Aravena, su actual Rector, ha mantenido una preocupación constante por mejorar los aspectos materiales del establecimiento: cierre exterior del edificio, arreglo de los patios, habilitación del edificio de la Escuela Anexa, cierre definitivo de esta sección, dotación de material de enseñanza y mobiliario escolar; además, ha obtenido la creación de nuevos cursos de humanidades y de escuela primaria anexa, el nombramiento de nuevos profesores, el incremento de la biblioteca del colegio, el desarrollo de los deportes y de las actividades culturales y sociales en general.
Sin embargo, la aspiración máxima de la población de Linares es la construcción de un internado para el Liceo de Hombres de Linares. En pro de este propósito, la actitud de la Rectoría del señor Aravena ha sido sostenida, lográndose que el Departamento de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas aprobara finalmente la construcción de esta obra, con una capacidad inicial de 120 alumnos, con lo cual se solucionará, en parte, el problema que, en la actualidad, se presenta para los alumnos que deben concurrir desde los pueblos cercanos o de zonas rurales apartadas.
Se aspira, también, a que se edifiquen, conjuntamente con el internado, casas para el Rector, el Vicerrector y el mayordomo, dentro de los mismos sistemas observados para la planificación de otros establecimientos educacionales de esta categoría.
Tanto la Rectoría como el Centro General de Padres del Liceo han representado, también, la conveniencia de construir una piscina.
Honorable Cámara, he dado estas referencias, reseñadas cronológicamente, como antecedentes para que las autoridades de Gobierno consideren la larga tarea de esfuerzo, realizada a través de 90 años por diferentes educadores, todos los cuales fueron dejando parte de sus vidas en el sacrificio que significa desempeñar en Chile la tarea de maestro. Ellos fueron formando una legión de hombres que se han destacado en muy diferentes actividades: Bernardino Abarzúa, Carlos Ibáñez del Campo, Ernesto Merino Segura, Claudio Rosales Yáñez, Manuel Casanueva Ramírez, Manuel Casanueva del Canto, Ruperto Casanueva del Canto y Alejandro Vivanco Sepúlveda, son apenas unos pocos nombres de los muchos ex alumnos del Liceo de Linares que se han destacado en la vida pública o en las actividades privadas.
Sin embargo, después de 90 años, el Liceo de Hombres de Linares no logra, en plenitud, la satisfacción de sus verdaderas y legítimas necesidades.
Hemos mencionado la necesidad de acelerar la construcción de las obras del internado y demás complementarias, correspondientes a un Liceo calificado en la categoría de Liceo Superior de Primera Clase; pero, al mismo tiempo, es imprescindible abordar las tareas de arreglo y mejoramiento del local, la renovación total del mobiliario, la construcción de desagües y arreglos de patios, la instalación de una clínica dental, el cierro definitivo del local, las reparaciones necesarias de sus servicios higiénicos, la dotación de luz al pabellón de la Escuela Anexa, la dotación de los gabinetes de ciencias y de física y del laboratorio de química, la construcción de una sala de lectura anexa a la biblioteca y la construcción de una piscina anexa al gimnasio, a la cual ya hicimos referencia, aspiraciones todas que se han reiterado en diferentes peticiones por el propio Rector señor Gerardo Aravena Rivas y por el Centro General de Padres y Apoderados.
Junto con rendir un homenaje de gratitud a nuestro Liceo, en su nonagésimo aniversario, agradeceré a la señorita Presidenta, se sirva ordenar, a nombre del Comité de Diputados radicales, el envío de oficios a los señores Ministros de Educación y de Obras Públicas, a fin de que se consideren las observaciones finales de esta intervención y se atiendan las peticiones formuladas, por ser legítimas y enteramente fundadas.