Labor Parlamentaria
Participaciones
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Antecedentes
- Cámara de Diputados
- Sesión Ordinaria N° 30
- Celebrada el 06 de abril de 1965
- Legislatura Extraordinaria periodo 1964 -1965
Índice
El señor
Señor Presidente, con el pretexto de hablar acerca del sismo que ha azotado dolorosa y trágicamente las provincias del centro del país, un Senador me ha insultado en la Cámara Alta, durante su sesión ordinaria del 31 de marzo.
Estoy seguro de que bastará con expresar el nombre del Senador para que lo sucedido parezca normal y se le reste a lo dicho la importancia que habría tenido si hubiera provenido de otra persona. El SenadorJaime Barros no pierde ocasión para enlodar a cuanta persona cae en desgracia ante él,
Sin embargo, tengo la obligación moral de protestar , contra lo dicho, por cuanto debo una aclaración a la opinión pública, a quienes han ingresado en la Sociedad PROVIEN en número superior a 8,000 personas, a la ciudadanía de Valparaíso y a mi partido, el Demócrata Cristiano, a quienes, en suma, me han traído por cuarta vez al Parlamento, a pesar de los ataques y traiciones de que constantemente he sido objeto.
Como dirigente de la Confederación Azucarera, conseguí de la Compañía de Refinería de Azúcar de Viña del Mar (CRAV), cuyo criterio social me complazco en reconocer, que adquiriera parte del fundo Achupallas para construir ahí 400 viviendas para los trabajadores de la industria.
Así se hizo, y con la cooperación de la CORVI, se han edificado, hasta la fecha, 315 viviendas en lo que se llamó Villa Dulce. Estas viviendas, de tipo económico, fueron construidas en la parte más cercana al camino de la variante Achupallas y entregadas solemnemente al personal de la empresa el año pasado. Son casas de albañilería de ladrillo reforzada con pilares y cadenas de hormigón armado e interiores con "radieres" de concreto y tabiques livianos revestidos con "volcanita" y cubiertas de pizarreño sobre cerchas de madera.
Posteriormente, el Banco Inter americano de Desarrollo concedió a la Sociedad PROVIEN su primer préstamo de ayuda habitacional en América Latina, con el objeto de que, con la cooperación financiera y bajo el control de la CORVI, se construyeran ahí 1.885 viviendas económicas, como una primera fase de un plan tripartito, que debe llegar a su cabal cumplimiento cuando terminemos 8.000 habitaciones en Achupallas.
El plan habitacional de Achupallas está en estos momentos en plena realización.
652 casas están entregándose; se encuentran 697 en avanzada ejecución; y se llamará a propuesta pública para el saldo en el próximo mes. Estas viviendas, diseñadas por el arquitecto señor Santiago Roí, se construyen en albañilería con bloques de cemento, de 20 centímetros de espesor, y en todo lo demás son iguales a las anteriores.
La sigla "PROVIEN" corresponde a "Promotora de Viviendas Económicas". Es una sociedad en comandita, de espíritu cooperativo, que, como su nombre lo indica, sólo promueve este importante plan habitacional para la zona y sus trabajadores, pero no edifica las habitaciones, ya que para ello se ha llamado siempre a propuestas públicas.
Las propuestas públicas son vigiladas por la CORVI y a ellas se ha llamado a los contratistas de primera categoría y a algunos de segunda que ha escogido su Subdepartamento de Fomento de la Construcción.
La adjudicación de la propuesta es, además, aprobada por la CORVI en su oportunidad, y sólo así se cursa la operación.
Los dos millones de dólares que, gracias a la visión social de ese gran chileno que preside el Banco Interamericano de Desarrollo, señor Felipe Herrera, se han destinado a este plan habitacional y que tanto molestan al Senador Barros, han ido llegando a poder de la CORVI a medida que avanzan las obras, para constituir el ahorro previo pertinente al financiamiento.
Quienes circulan por el camino a Quilpué y ven desde la carretera los cerros de Achupallas, antes solitarios e inútiles, convertidos hoy en una inmensa población en marcha, con sus estanques orgullosamente erguidos en la altura, habitada por miles de personas alegres de tener ahora un hogar acogedor y económico, me han hecho llegar sinceras felicitaciones por mi modesta cooperación en este proyecto. Años de luchas y de incomprensiones, de querellas criminales y de esfuerzos por desaforarme, no han podido vencer mi propósito de dar cima a esta obra, hasta dejar, al lado de Viña del Mar, una villa de más de ocho mil viviendas dignas de ese nombre, en poder de trabajadores y no de ocasionales veraneantes.
Vino el terremoto del domingo 28 y golpeó duramente a las poblaciones de Villa Dulce y de Achupallas, levantadas en las laderas de los siempre inquietos cerros porteños. De las 315 casas que CRAV hizo construir en Villa Dulce, 23 sufrieron gravemente la furia de ese día. De las 1.349 viviendas que están edificándose en Achupallas, sólo unas pocas experimentaron daños secundarios y dos, daños graves.
CRAV, en su caso, y PROVIEN y la CORVI, en el suyo, han tomado todas las medidas para atender a la rápida reparación de estos daños, sin perjuicio de analizar, serena y técnicamente, la eventual responsabilidad que pueda incumbir a la empresa constructora que se adjudicó los trabajos, inscrita en primera categoría en los registros de esta última institución, cual es la sociedad "Alfredo Dünner y Compañía", cuyos socios acompañaron al Senador Barros en la última contienda presidencial, ya que fueron entusiastas partidarios de don Salvador Allende.
Pues bien, con su ligereza y superficialidad proverbiales, el Senador Barros no ha encontrado nada más compatible que aprovecharse de la hora de dolor de las provincias que representa todavía en el Senado para culparme personalmente a mí, señalándome como "fabricante de ataúdes", entregado al "imperialismo norteamericano" y digno de que se me "metiera en la cárcel por el resto de mis días". Risibles resultarían estas palabras, si no fuera por la amarga hora que vive el país, en boca del Senador Barros, puesto que la ciudadanía sabe a quién debe recluírsele por el resto de sus días.
Ya dije que estoy acostumbrado a los ataques. Pero a lo que jamás se acostumbra el hombre es al taque traicionero de los que un día se llamaron sus amigos. El Senador Barros resultó elegido como tal, gracias a los votos que le proporcioné en las elecciones de 1961. El pudo haber omitido mi nombre en la lista de personas que hirió en su intervención en el Senado, aunque hubiera sido por agradecimiento elemental. No lo hizo así. ¡ Era pedirle demasiada cordura! Ya sé que tratará de explicar que estaba éticamente obligado a hacerlo, con esa ética tan particular y acomodaticia que lo caracteriza.
Al respecto, recordaré únicamente el pensamiento que, creo, formuló Jacinto Benavente en una ocasión parecida: "Lo peor de la ingratitud es que siempre busca tener razón".
He dicho.