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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

El sistema de reciclaje en China que potencia el rol de los gestores de residuos

18 mayo 2018

Desde fines de la década del cincuenta que China tiene una preocupación especial por los procesos de reciclaje a través de programas y leyes que los regulan. Es por ello que cuenta con un vigoroso sistema, impulsado principalmente por empresas de menor tamaño que reciclan un promedio de 7,5 mil millones de toneladas al año.

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Luego de una gran crisis de escasez a comienzos del siglo veinte, el gobierno chino se las ingenió para suplir la escasez de recursos naturales a través de la importación de residuos y su posterior reciclaje. Con esto, sus fábricas consiguieron material de bajo costo para su naciente industria. Esta experiencia y los principales marcos legales que regulan la forma cómo se lleva a cabo el proceso de reciclaje en el gigante asiático, se relacionan con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 12 sobre la garantización de la producción sostenible. Una descripción detallada de este caso, en la siguiente nota.

De ser fábrica mundial a sustituir las importaciones de residuos

Para nadie es un misterio que en poco más de tres décadas China se ha convertido en una fábrica mundial de mercancías. Gracias a una gran demanda de recursos genera desechos sólidos provenientes de los procesos de producción y del consumo. Por esta razón es que se vio en la necesidad de importar residuos reciclables como alternativa para abastecerse y producir más, sin que los vaivenes de la economía mundial afecte su producción.

Cuando hablamos de residuos o desechos para reciclaje, consideramos a aquellos que pueden ser procesados para su reutilización, desde metales, papeles, textiles hasta cierto tipo de plásticos. Estos, luego de ser recolectados por gestores de residuos se llevan a distintas plantas que clasifican el material y lo reducen, para luego ser vendidos a compañías interesadas en adquirir nuevas materias primas.

Es precisamente en este proceso que China se caracteriza como uno de los centros de más importantes, pues debido al desarrollo de su industria en el ámbito del reciclaje tiene la capacidad de comprar desechos de otros países. Anualmente el gigante asiático ingresa un 50 por ciento del total de la basura de Estados Unidos y la Unión Europea, ascendiendo a la cantidad de 7,5 mil milloness de toneladas de basura.

Para levar a cabo esta tarea, el gobierno central ha establecido una serie de regulaciones -desde proyectos nacionales hasta medidas en gobernaciones locales- que regulan todo el funcionamiento del proceso de reciclaje. Asimismo, dentro del aparato estatal hay organismos encargados de velar por el buen desempeño de las diferentes áreas que conforman la industria.

Un ejemplo de esto es el trabajo con los gobiernos locales, que a través de la Oficina de Comercio se ejecuta un plan de desarrollo y supervisar las actividades de reciclaje en todo el país. Por su parte, la Oficina de Planificación Urbano-Rural regula la expansión de los sitios donde se lleva a cabo el reciclaje, mientras que la Oficina de Protección Ambiental es responsable de controlar la contaminación generada por el procesamiento de desechos reciclables.

Reglas claras conservan la utilidad

En consideración de la gran cantidad de instituciones que entran en juego, ha sido necesaria una clara definición del proceso de reciclaje que se traduzca en reglas claras. Por tal razón, el gobierno chino ha impulsado políticas de reciclaje desde 1958, cuando publicó su primer documento llamado Instrucciones para mejorar la recolección y utilización de desechos. Esta regulación no abordaba todos desechos, sino que tomaba aquellos con mayor valor, tales como chatarra de metales, residuos químicos o fibras.

Por este motivo el gobierno central chino consideró que el reciclaje es una de las principales medidas para el desarrollo, por lo que expresó la necesidad de establecer una economía circular. En consecuencia, el año 2009 se publicó la Ley de Promoción de Economía Circular que consiste en reducir, rehusar y reciclar, tanto en los procesos de producción como de consumo. Actualmente esta ley establece los principios que sirven de base a las políticas de reciclaje en el país asiático.

Establecimiento de unidades piloto

Por si fuera poco en materia de regulación, el gobierno a través del Ministerio de Comercio (MOC) el 2016 creó las Unidades Piloto de Economía Circular Nacional. Estas se ubican en diversas ciudades del país con el objetivo de promover la construcción de un sistema de reciclaje de desechos, fortalecer la aplicación de sus reglamentaciones y normalizar los estándares de calificación para empresas y personas que reciclan.

El MOC anticipó que al final del tercer lote del programa piloto de la ciudad, aproximadamente el 90 por ciento de las comunidades establecería sitios formales de reciclado de desechos que podrían entrar en el mercado formal de comercialización y el sistema de tratamiento final. La intención del programa es que todos los gobiernos locales involucrados resumieran las experiencias de los proyectos piloto para compartirlos y así guiar el desarrollo del sistema de reciclaje en otras ciudades chinas. Se requirió que todas las ciudades piloto elaboraran esquemas de implementación, hicieran planes anuales y prepararan sus políticas de administración de desechos reciclables para considerar sus realidades locales.

Lupa al sistema de reciclaje chino: el caso de Suzhou

Tal como sucede en la gran mayoría de las economías industrializadas, las empreas prefieren tercerizar el manejo de sus residuos a compañías que aprovechen tales desechos como recursos que luego utilizan para vender. En un artículo de Hongpin Mo y Jining Chen del Departamento de Ciencias del Medioambiente de la Universidad de Tsingua, muestran como las clases de residuos industriales generan distintos tipos de ingreso, por lo que en ocasiones la importación de ciertos materiales se intensifica en relación con otros, por ejemplo, los desechos de productos electrónicos se cotizan a un precio mayor que el papel, por lo que los esfuerzos de las compañías se centran en dicho tiempo de productos.

De igual manera, el sistema de reciclaje hace que cada región se especialice en un tipo de reciclaje distinto. Por ejemplo, en Suzhou se procesan residuos industriales como hierro, metal, productos electrónicos, goma, textil y cobre, aunque también se reciclan residuos residenciales que son compilados en una pequeña escala por recolectores, compradores de desperdicios y pequeñas tiendas de recolección que viven de las ganancias obtenidas del reciclaje.

En el caso del acero, en cambio, los residuos son generados por las siderúrgicas y la recolección es efectuada por empresas de todos los tamaños que, luego es llevada a las plantas de reciclaje donde se clasifican sus partes según consistencia y se comprimen, para finalmente ser vendidas a empresas productoras de hierro. Algo similar sucede con el cobre, recogido principalmente de piezas de maquinaria industrial y motores abandonados que es enviado al mercado de Wujiang que tiene una capacidad de vender entre 650 y 700 toneladas, equivalentes a 15 mil millones de RMB diarios. Los principales compradores son las fábricas de cable.

Por último, otro de los residuos importantes en Sazhou es el de los textiles, considerado entre las actividades más complejas de reciclaje, ya que muchas veces se trata de rescatar fibras mixtas -compuestas entre químicos y materiales orgánicos- aunque también algodón, seda y lino. A esto se suma que el reciclaje de textiles se clasifica a su vez por color. Tal complejidad supone que la mano de obra sea costosa y de actividad intensa, lo que da mayores oportunidades a negocios de pequeña escala, ya que la remuneración no es alta. Una vez que los residuos son reciclados en las plantas, se comercializan en un mercado de empresas de recuperación, que a través de tecnologías avanzadas generan productos de valor agregado. Por ejemplo la Changshu Automobile Interior Parts Factory, dedicada a fabricar los forros de los asientos de los automóviles fabricados en la región.

De tal manera, el sistema de reciclaje en Sazhou, y de China en su totalidad, es impulsado por las ganancias que genera el sistema de reciclaje. Cabe destacar que pese a que las dinámicas del mercado son las que han determinado el proceso, más que la intervención del gobierno, existe un marco legal claro y específico que no solo permite el desarrollo de la actividad, sino también una recuperación a gran escala de materiales que en vez de convertirse en basura son empleados en la fabricación de productos de alta calidad.

Reciclaje en la realidad chilena

Pese a que en nuestro país aún no existe un sistema de reciclaje como chino, la Ley de Reciclaje y Responsabilidad Extendida del Productor propone claramente reducir la cantidad de residuos existente. Para ello, contempla la creación de una industria del reciclaje a través de la responsabilidad de fabricantes e importadores. Asimismo, desde el Parlamento, pese a la promulgación de la ley se han presentado más proyectos para respaldarla, además de evitar la contaminación y avanzar en la reutilización de los recursos. Una de ellas es el proyecto presentado por el diputado Juan Antonio Coloma, cuyo fin es prohibir el uso de envases no degradables.

En su opinión, la masiva utilización de envases plásticos es una gran fuente de contaminación y un impedimento para generar hábitos en la reutilización. “Siento que Chile y el mundo hoy tiene que dar una batalla contra el calentamiento global y parte de esto es se da en eliminar el uso masivo del plástico. Se ha avanzado con el anuncio del proyecto de ley para restringir el uso de bolsas plásticas, pero el otro uso que se le da al plástico es en los envases. Podemos ver cómo en otros países, incluso para comprar bebidas de medio litro se entregan envases reutilizables. Esperamos avanzar hacia ese concepto de uso del plástico”, señaló.

Asimismo el parlamentario amplió su idea de que el reciclaje y reutilización de productos traería menos costos para las personas. “Estamos muy atrasados, por eso pienso que eliminar la gran cantidad de plástico, por ejemplo en las botellas plásticas de las bebidas, puede ser un paso para avanzar a un modelo de envases reutilizables. Quizás el primer día esto va a tener mayores costos porque la gente que está acostumbrada a los plásticos va a tener que comprar el envase retornable. Sin embargo, a largo plazo esto tendrá una mejora en materia medioambiental. Para esto la ley de eliminación de bolsas y ahora de envases de plástico van a ir en la dirección correcta”, sentenció.


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